St. Vincent – All Born Screaming

Hay pocas artistas en la actualidad que hayan sabido reciclarse tanto, y tan bien, como St. Vincent. El proyecto musical de Annie Clark ha pasado por unos cuantos cambios sonoros, los cuales suelen venir acompañados de unos cambios de imagen, sin resentirse. Todo lo contrario, con cada nuevo disco que edita, su leyenda crece un poco más. Así, tras ese ‘Daddy’s Home’ de 2021 en el que se decantaba por el rock y el funk de los setenta, ahora vuelve más oscura que nunca. Tanto en lo musical como en lo visual. De hecho, según ella misma, su nuevo estilo musical atiende al nombre de “pop post plaga”.

All Born Screaming’ es el primer trabajo que produce íntegramente la propia Annie Clark. Y es que, al parecer, tras acabar la gira de su anterior trabajo, estuvo experimentando con cajas de ritmos y sonidos electrónicos. Ese fue el detonante para que lo produjera ella misma, porque había sonidos en su cabeza que solo ella podía reproducir. Y lo cierto es que lo ha hecho de maravilla, porque este disco suena como un tiro. Además, no lo tenia fácil, porque aquí hay un poco de todo. Tenemos rock más o menos agresivo, alguno de los momentos más electrónicos de su carrera, y hasta un pop que la acerca a los Talking Heads -no olvidemos que hizo un disco conjunto con David Byrne-. Eso sí, ha contado con la ayuda de algunos músicos, como Dave Grohl, que toca la batería en dos temas, y Cate Le Bon, que colabora en la canción principal.

Cuando empiezas un disco con una canción que se llama “Hell Is Near” ya estás dando una pista clara de por donde van a ir los tiros. Aquí se habla de la muerte -hay una canción dedicada a Sophie-, de la masculinidad toxica, y de muchas cosas de mierda con las que vivimos cada día. Lo curioso es que este primer tema en el que nos dice que el infierno está a la vuelta de la esquina, es un corte agradable, tranquilo y ensoñador. De hecho, me ha recordado bastante a los primeros Air. Pero poco a poco va llegando la oscuridad. La tenemos en el rock sintético de “Breathless”, que recuerda bastante a los Nine Inch Nails menos agresivos, o en esa “Broken Man” llena de riffs potentes que se dejan acompañar por la batería de Grohl. Una batería que también aparece en la áspera “Flea”.

Curiosamente, tras ese trío lleno de oscuridad, el disco se vuelve más luminoso y pop en su segunda parte. Ahí tenemos la bailonga “Big Time Nothing”, que según la propia St. Vincent está inspirada en el Londres de los 90 y en The Prodigy. O esa “Sweetest Fruit” marcada por un ritmo electrónico de lo más pegadizo y juguetón. Y eso que es la canción dedicada a Sophie. Además de “So Many Planets”, una maravilla de tema que podríamos meter dentro del reggae. Y si nos vamos al tema titular, nos encontramos con una primera parte luminosa y pop que es puro Talking Heads. Eso sí, en su segundo tramo entra un bombo acelerado y unos coros protagonizados por Cate Le Bon que son un tanto dark. Y eso sin contar el frenético ritmo dance que los acompaña.

Pet Shop Boys – Nonetheless

Ya tenía ganas de que Pet Shop Boys acabaran su trilogía berlinesa y dieran carpetazo a las producciones de Stuart Price. Creo que sus tres últimos trabajos eran un tanto irregulares y solo lucían en algunos momentos puntuales. Así que abrazo con toda la ilusión del mundo esta la nueva etapa de su carrera que empiezan con este trabajo. Y más sabiendo que en la producción está James Ford, mano derecha de Arctic Monkeys, y productor de los últimos trabajos de Depeche Mode, Blur, o Jessie Ware. Además de miembro de aquellos Simian Mobile Disco que tanto nos hicieron bailar la década pasada.

Nonetheless’ es el trabajo número quince de la carrera de Pet Shop Boys. Y se podría decir que es una especie de vuelta al pasado desde la mirada actual de sus dos componentes. Es decir, que aquí hay nostalgia para dar y tomar. Buena parte de las letras de este álbum nos llevan a la adolescencia, la juventud y la liberación de Neil Tennat. Lo que hace que también estemos ante el disco más queer de los Pet Shop Boys. Y si nos vamos al plano musical, no es muy difícil ver que han querido recuperar muchos sonidos del pasado. Pero lo han hecho de la mejor forma posible y con la elegancia que los caracteriza. No obstante, cada canción del disco está grabada con una orquesta completa. Y los sintetizadores suenan sin estridencias y sin demasiadas florituras. Una idea que, por cierto, viene del propio James Ford.

Solo hay que escuchar “Loneliness”, el tema que abre el disco, y el primer single, para ver que Pet Shop Boys están tirando del pasado. Es más, algunas personas han comentado que parece una canción suya hecha por la IA. Pero la verdad es que tiene todo lo que debe tener para convertirse en un clásico del dúo. Ahí está su ritmo bailongo y contagioso, pero nada chabacano, su orquesta vibrante, y su estribillo redondo. O “Why am I Dancing?”, que empieza directamente con unas trompetas que te conquistan a la primera. Un tema que te lleva a la pista de baile más melancólica. Y si nos vamos a “Dancing Star”, nos encontramos con unos Pet Shop Boys que vuelven a los primeros ochenta, con sus teclados luminosos, y sus palmas, para dedicarle una canción al bailarín Rudolf Nureyev.

El caso más evidente de esta mirada al pasado es “New London Boy”. Aquí se hacen con una preciosa canción en la que Neil Tennant recuerda su llegada a Londres y sus primeras visitas a las discotecas gais. Pero lo más increíble es que se marca una especie de rap al más puro estilo “West End Girls”. Y ojo con “The Schlager Hit Parade”, que no es otra cosa que uno De esos villancicos pop que tanto les gustan. Quizá, donde se ve menos nostalgia del pasado, es en “Feel”, que cuenta con una producción más actual. Además, llena de elegancia. Como en algunas de las baladas del disco, que hay unas cuantas. Y varias son estupendas, como la emocionante y épica “A New Bohemia”. O esa “The Secret of Happiness” tan sixties y tan Burt Bacharach. Además de la traca final llena de cuerdas que supone “Love is The Law”.

El Último Vecino -RIQUI

Me sorprende bastante la poca cancha que se le está dando a los últimos lanzamientos de El Último Vecino. Apenas veo artículos del proyecto de Gerard Alegre en medios que, supuestamente, se declaran independientes. Tampoco lo he visto en ningún cartel de los tropecientos festivales de verano que hay en este país. Y me sorprende porque estamos hablando de un grupo que causo bastante revuelo con sus dos primeros trabajos y que llenaba salas para mil personas en Madrid. Además de uno que ha conseguido cruzar fronteras y llegar a países como México o Chile. Supongo que es lo de siempre, que las cosas se pasan de moda y la gente se olvida de ese grupo que tantos buenos momentos te hizo vivir. Porque lo cierto es que Alegre sigue haciendo buenas canciones. Y la prueba la tenemos en su último trabajo, que vuelve a ser notable.

RIQUI’, que no es otra cosa que el dinosaurio que aparece en la portada, es el trabajo más directo de El Último Vecino. Ya no solo por su duración, que tan solo es de 27 minutos, también porque sus canciones no tienen ninguna paja. De hecho, ninguno de estos diez temas llega a los tres minutos. Y yo encantado, porque últimamente estoy muy favor de los discos, canciones, películas, o libros cortos. Musicalmente, su propuesta no ha cambiado, pero creo que estamos ante uno de esos casos en los que no hace mucha falta. Principalmente, porque le tiene muy pillado el punto a esa mezcla de synth-pop y post-punk con la que nos lleva deleitando más de una década. Además, la producción de InnerCut vuelve a ser estupenda.

El disco empieza yendo directamente al grano. “Era de esperar” es uno de esos cortes marca de la casa en los que El Último Vecino se deja llevar por un ritmo acelerado y un sintetizador de lo más melancólico. Además de uno de esos estribillos que se pegan como una lapa. Algo que también ocurre con “Mi chaqueta gris”, todo un hit a la altura de las mejores canciones de su carrera. Y en esas sigue en la también estupenda “El último día”, donde, además, nos deleita con un toque más jangle-pop de lo habitual. Porque, a pesar de que todo parece sonar igual, aquí hay pequeños detalles que llevan los temas hacia otro camino. Ahí tenemos “Metropolitano”, donde su synth-pop se vuelve más ibérico para dar con una maravilla de estribillo.

Creo que Gerard Alegre está sembrado en algunos de los temas y melodías de este disco. Además, en algunos casos, le veo un poco menos oscuro y más pop que nunca. Ahí tenemos uno corte como “Cinta”, en la que, a pesar de su letra triste y desamor, cuenta con un estribillo de lo más esperanzador. Y en parte es por ese teclado que lo envuelve. Un guion que también sigue en “Lo que quise saber”, en la que, además, cuenta con la frescura que le da la colaboración de Xenia. Y ojo con la vibrante “Lo que tuvo que aguantar”, que sigue en esa línea esperanzadora. Aunque esta vez sí que lo hace desde un lado más post-punk. Una oscuridad que también se deja ver en “Era de esperar II”, que cierra el disco bajando el ritmo y llevándolo a mundos más electrónicos.

Chanel Beads – Your Day Will Come

Dimes Square es una especie de micro barrio de Nueva York que se encuentra entre Canal Street y el Lower East Side. Tres calles alrededor de una pequeña plaza que desde hace un par de décadas han ido albergando un movimiento cultural de lo más variopinto. Los precios más baratos de la zona tras el 11S hicieron que unas cuantas galerías de arte se instalaran allí, y desde entonces son muchos los artistas, locutores de podcasts, o músicos los que le han dado vida a este miniespacio en el bajo Manhattan. Uno de ellos es Shane Lavers, que desde hace unos cuantos años lidera Chanel Beads, una de las bandas más populares entre la muchachada del barrio. Aunque viendo como se está gentrificando la cosa allí, es probable que ya ni siquiera puede seguir viviendo en el sitio que vio crecer su proyecto musical.

No tengo ni idea de cómo y cuándo aparecieron Chanel Beads en mi radar. Lo único que sé es que “Police Scanner”, el que fue el primer adelanto de este álbum de debut que ahora publican, se convirtió en una de mis canciones favoritas de 2023. Y es que es una canción alucinante en la que ya se puede apreciar una de las grandes cualidades de esta banda: su diversidad de influencias y la forma de emplearlas. Estamos hablando de chavales muy jóvenes que no tienen ningún reparo en mezclar todo lo que les gusta y hacer con ello un collage de lo más interesante. Así, nos encontramos con ritmos de hip-hop que se diluyen entre paisajes de teclados ensoñadores; voces etéreas que se dejan llevar por una melodía pop, y hasta algún pasaje instrumental y ambiental propio de la new age.

Your Day Will Come’ es un disco muy corto -tan solo dura 27 minutos- que se escucha con una facilidad pasmosa. Tan solo le veo un fallo: los casi seis minutos que emplean en “Coffee Culture”. No es que yo tenga nada en contra de los temas instrumentales que viran hacia un mundo ambiental, pero si creo que, en un disco que no llega a la media hora y que contiene nueve canciones, darle ese espacio de tiempo a este tema deja el disco un poco cojo. Sobre todo, porque en el resto de las canciones se pueden apreciar todas las posibilidades sonoras que tienen las canciones de Chanel Beads, y uno se queda con la sensación de que ese tema está quitando espacio a algo más interesante.

Chanel Beads te conquistan nada más empezar el disco. “Dedicated To The World” es una bonita canción en la que las cajas de ritmos se mezclan con una guitarra acústica y con las voces de Lavers y de Maya McGrory, su compañera de banda. Una faceta sonora que mejoran en la ya mencionada “Police Scanner”, o en esa “Embarrassed Dog” donde los ritmos se meten de lleno en el hip-hop. Aunque el resto no sale del tono ensoñador que tiene todo el disco. Y así siguen en la también estupenda “Unifying Thought”. La cosa empieza a cambiar en el tema principal. Aquí el ritmo es más convencional y hace que nos encontremos con un precioso instrumental difícil de ignorar. Como también los es “Urn” y esas guitarras shoegaze que aparecen al final. Y ojo con “I Think I Saw”, que cierra el álbum derrochando emoción.

7.7

Alcalá Norte – Alcalá Norte

Hacia mucho tiempo que un grupo nacional no me calaba tanto como Alcalá Norte. La banda madrileña lleva cuatro años editando singles que han culminado en un álbum de debut que tiene alma de clásico instantáneo. Es más, con darse una pequeña vuelta por las redes sociales, ya es posible darse cuenta del revuelo que ha causado. A mí, por lo menos, me salido una buena cantidad de gente compartiendo su vinilo. Y este fin de semana tendremos más de lo mismo, ya que presentan el disco en dos fechas en Madrid para las que está todo vendido. Así que está más que claro que, por ahora, Alcalá Norte son el grupo revelación nacional de 2024.

Muchos os preguntareis qué es lo que tienen Alcalá Norte para que sus canciones se queden en el oyente al instante. Lo primero, evidentemente, es su forma de reinterpretar unos sonidos de sobra conocidos. Aquí hay mucho post-punk, pero realmente no los puedes comparar con ninguna banda mítica del género. En parte, porque ese sonido lo fusionan con cosas más autóctonas, como el punk de algunos grupos de la movida, la electrónica bakalera, o incluso el heavy ochentero. No obstante, su batería tira hacia ese sonido. Luego tenemos esas letras que, muchas veces, no significan nada y casi parece un corta-pega, pero al final nos dejan algunas frases para la posteridad. Además de una locura referencias a personajes populares reales, como Georgina o su marido Cristiano Ronaldo -esto en realidad es una red flag monumental-, o de ficción, como Antonio Alcántara o el Power Ranger Verde.

Como chicos de barrio que son, concretamente de Ciudad Lineal, también tienen conciencia de clase. Ahí tenemos “La sangre del pobre”, que abre el disco con una frase como “la sangre del rico es pus”. Y ojo, que aquí aparece otra de sus cualidades, que no es otra que lo bien que se les da hacer temas mucho más pop. Ellos mismos han dicho en multitud de ocasiones que una de sus mayores influencias son los Stone Roses y muchas de las bandas británicas que vinieron después. Y se les da de maravilla irse hacia ese sonido lleno de guitarras limpias y teclados que las acompañan. Solo hay que escuchar esa joya llamada “La calle Elfo”, un tema que, sin ser single, ya se ha convertido en uno de sus hits. O esa delicada “No llores, Dr G”, que los lleva incluso más atrás y a grupos como Aztec Camera o los nacionales La Dama Se Esconde.

Me ha parecido leer que no les gusta mucho la etiqueta post-punk, pero, sinceramente, es lo que mejor se adapta a muchos de sus temas. Empezando por la oscura y multilingüe “Los chavales”. De hecho, en esa especie de reinterpretación de la Marsellesa que hacen al final, me han recordado bastante a Fontaines D.C. Pero ojo, que cuando estos sonidos oscuros los fusionan con teclados relucientes, es cuando aparecen los mejores Alcalá Norte. Ahí tenemos “420N” y “Supermán”, los dos temas en los que colabora Suneo. La primera es todo un hit espídico y sintético que nos lleva de nuevo a los ochenta. Y la segunda es una barbaridad llena de guitarras que arrasan con todo y una sección rítmica que va como un tiro. Aunque nada como “La vida cañón”, el gran hit del disco y una de mis canciones favoritas de 2024. Todo un pepinazo en el que, sin embargo, nunca pierden el punto melódico.

Lo que no me ha terminado de convencer mucho es su lado más electrónico. Me gusta como se fusiona lo sintético con eléctrico en “Westminster”, pero el resto de la canción me resulta demasiado intensa. Me parece más interesante lo que hacen en “El guerrero marroquí – Balaka Norte Mix”, que no es otra cosa que fusionar sonidos étnicos con una electrónica potente. Y todo esto con la ayuda de Adrián Bremner, de los también madrileños VVV [Trippin’you]. Eso sí, prefiero cuando agarran las guitarras de nuevo para hacer una versión muy libre de un tema de La Paloma. En parte, porque en “En el Rey de los judíos (Un cosquilleo)” nos muestran un sonido un poco diferente que casi podríamos meter dentro del shoegaze. Y ese teclado verbenero que lo acompaña me parece una pasada.

8.4

Novedades musicales: abril 2024

Vamos con la cuarta recopilación de novedades de 2024. 60 canciones en las que, como siempre, hay un poco de todo. Tenemos el pop vibrante de The Lemon Twigs, Belle and Sebastian, o Motorists; la vuelta de los siempre estupendos Beachwood Sparks, el nuevo himno de Los Punsetes, o ese cañonazo que han editado Fontaines D.C. Además de la electrónica escurridiza de Beth Gibbons, Broadcast y Arab Strap. O su lado más pop, que está muy bien representado con los Pet Shop Boys o Joe Goddard. Y no podía faltar ese “i like the way you kiss me” de Artemas, la canción más escuchada ahora mismo en todo el planeta, que me ha conquistado del todo.

Espero que os guste.

Fabiana Palladino – Fabiana Palladino

A finales de los ochenta el pop y el R&B más americano se hicieron bastante fuertes. Recuerdo perfectamente que, si ponías la MTV, era muy habitual ver esos videos en blanco y negro, y muy chulos, protagonizados por Janet Jackson. O a Paula Abdul dirigida por un joven David Fincher en el vídeo de “Straight Up”. Un sonido que, yo, que estaba a otras cosas, no disfrutaba nada. Pero ahora, con el paso del tiempo, me parece de lo más interesante. Porque, además, es innegable que ese sonido tan metálico que tenían los ritmos del ‘Rhythm Nation’, han servido de influencia para muchas artistas posteriores. Y una de ellas es Fabiana Palladino, que acaba de publicar un álbum de debut que bebe directamente de ese sonido y de otros de la misma época.

El primer disco de Fabiana Palladino llega tras años y años de preparación. La artista británica empezó a editar sus canciones de forma casera hace ya 13 años. De ahí, pasó a formar parte de Paul Institute, el sello del escurridizo Jai Paul, y de las bandas en directo de artistas como Sampha o Jessie Ware. Y es que, Palladino, que es hija del mítico músico de sesión Pino Palladino, es una perfeccionista de manual. Algo que se aprecia con tan solo una escucha de este álbum. En cuestión de producción es un disco de diez en el que no hay nada que no esté en su sitio. Además, también hay que decir que, a pesar de fijarse abiertamente en los ochenta, sus canciones cuentan con un toque actual.

Tengo que decir que lo que más me gusta de este disco son sus ritmos. Palladino ha conseguido dar con una sección rítmica de lo más variada y chula. Solo hay que escuchar esa “Closer” que lo abre, donde se va a un R&B elegantón y sintético muy 80s. Pero lo hace con un ritmo bastante más actual. O esa “Can You Look In The Mirror?” que viene a continuación y que la lleva a la pista de baile. Y si nos vamos a “Stay With Me Through The Night”, nos encontramos con que ensucia un poco esa producción sublime para dar con un tema maravilloso. Aunque para maravilla esa gema pop llamada “Shoulda”, con la que es imposible no acordarse del Prince más directo y popero. Desde luego, sería un grave error que no sacara este tema como single.

Evidentemente, en un disco como este, las baladas tienen bastante protagonismo. Y lo cierto es que se le dan bastante bien. Porque, una vez más, la producción tan perfecta hace mucho. Además, no se deja llevar por sonidos muy empalagosos. Y gracias a eso, consigue que un tema como “I Can’t Dream Anymore”, con sus guitarras funk y sus teclados luminosos, funcione muy bien. O que de repente nos acordemos la Martika producida por Prince en la estupenda “Give Me A Sing”. Curiosamente, la balada que menos me ha gustado es “I Care”, que no solo es el single principal, también es el tema en el que Jai Paul pone su voz. Me ha parecido un poco más evidente y aburrida. Me gusta más cuando se deja llevar por los ritmos metálicos de “In The Fire”, o cuando envuelve su emoción en cuerdas, como pasa en “Forever”, el estupendo tema que cierra el disco.

James – Yummi

James es una de las bandas con las que más he disfrutado a lo largo de mi vida. El grupo liderado por Tim Booth tuvo su mejor época en los noventa, eso es innegable, pero también brillaron a principios del Siglo XXI con el estupendo ‘Pleased To Meet You’ – “Getting Away With It (All Messed Up)” sigue siendo una de sus canciones más escuchadas y una de las más celebradas de sus directos-. Y tras el parón que vino después, volvieron con un ‘Hey Ma’ que era notable. Desde entonces, nos han dejado una colección de trabajos más irregulares que tuvieron su mejor momento en ‘All The Colours of You’, el disco que editaron en 2021. Así que, tras esa recuperación, esperaba una continuación a la altura, y tengo que decir que la decepción ha sido enorme. Hasta el punto de que este ‘Yummi’ me parece uno de sus peores trabajos.

El disco número 18 de James reincide en muchos de los temas que han marcado la carrera del grupo de Manchester. El cambio climático, las guerras, y el amor, protagonizan buena parte de estas canciones. A lo que añaden el uso de la tecnología que se hace en la actualidad. Musicalmente, también siguen dentro del sonido más electrónico que ha marcado sus últimos trabajos. Incluso un poco más. Lo que nos lleva a uno de los fallos principales del disco, ya que todo termina sonando igual de anodino y cuesta encontrar alguna canción destaque. Porque, esa es otra, viniendo de una banda experta en buenas melodías y estribillos redondos, aquí les cuesta dar con las dos ambas cosas. Además, han dejado bastante de lado la trompeta, lo que empeora todavía más las cosas.

Lo mejor del disco está en los singles. Empezando por “Is This Love”, que abre el álbum preguntándose qué es el amor. Es una canción amable y llena de melancolía, como es habitual, que se deja escuchar bien. Al igual que “Life’s A Fucking Miracle”, donde aparece un faceta más luminoso y pop. La misma que también protagoniza “Our World”, que gana puntos gracias a su silbido y a esa letra en la que despotrican del uso de la tecnología. Un tema que también se deja ver en “Mobile God”, otro de los cortes que destacan un poco entre tanta sosería. Y luego tenemos un par de baladas como “Shadow Of A Giant” y “Folks”, en las que se agradece que dejen de lado el sonido más sintético. Pero, para dejarlo claro, creo que ninguno de estos temas aparecerá entre lo más destacado de su discografía.

Otro de los grandes fallos de este ‘Yummi’ es su duración. No es que 53 minutos sea un exceso, pero aquí lo parece. Y eso es porque no terminas de conectar con sus canciones. El intento de hacer un himno marca de la casa en “Better With You” se queda en nada gracias a una producción terrible y una falta de emoción evidente. Luego tenemos un tema como “Rogue”, donde es evidente que quieren hacer algo más potente para que destaque entre tanta sosería. Y casi lo consiguen gracias a su vibrante sección rítmica, pero todo el resto falla. Aunque al lado de medios tiempos tan anodinos como “Way Over Your Head” y “Hey”, casi parece una obra maestra. Menos mal que esta faceta la mejoran un poco en “Butterfly”, que emociona un poco más. Aunque su duración termina pasándole factura.

English Teacher – This Could Be Texas

Si os dais un paseo por Metacritic y su lista de los discos mejores valorados de 2024, veréis que en el número uno se ha colado el debut de English Teacher. Y ahí, por encima de Beyoncé, Bill Ryder-Jones, o Vampire Weekend, se va a quedar por un buen tiempo. También es cierto que en ese portal evalúan en base a las críticas de algunos medios, y claro, muchos de ellos son esos portales británicos que apoyan a sus bandas nuevas como si les fuera la vida en ello -el NME le ha puesto un 10-. Pero no voy a quitarle merito a este grupo de Leeds, porque, aunque tanto hype siempre hace desconfiar, esta vez está bastante justificado.

Lo primero que pensé cuando escuché los singles de English Teacher es que estábamos ante otra banda de esa escena nueva escena de rock británica en la que entran grupos tan dispares como Black Country, New Road, Squid, o Dry Cleaning. Y lo cierto es que sí se puede ver algo de esas bandas en sus canciones. Empezando por la parte arty del asunto, ya que los miembros de la banda se conocieron en el conservatorio. Y esto nos lleva a su forma de encarar las canciones, que es una de sus mayores bazas, porque pueden pasar de un estilo a otro casi sin que te des cuenta y con bastante destreza. Además, luego están los textos de Lily Fontaine, que se declara escritora antes que compositora. Así que se podría decir que, aunque casan perfectamente en esa escena, tienen su propia personalidad.

Post-rock, dream-pop, art-rock, post-punk, shoegaze… El sonido de English Teacher se puede meter dentro de estas etiquetas, y a la vez, en ninguna de ellas. Digamos que les gusta jugar con todo eso para crear su propio sonido. Así, nos encontramos con un tema como “Albatross”, que abre el disco con un piano suave y termina en una intensidad puramente rock. Algo parecido a lo que ocurre con el tema principal y su explosión final, la cual está protagonizada por instrumentos de cuerda épicos y vibrantes. Y es que se podría decir que manejan muy bien los momentos más delicados. Solo hay que escuchar una joya como “The Best Tears of Your Life”, donde la voz de Fontaine se vuelve mucho más melódica. Además, viene con otro de esos finales que crecen y crecen. O esa preciosa joya al piano llamada “You Blister My Paint”.

Por aquí también hay rock más directo y potente. Es el caso de “The World’s Biggest Paving Slap” y ese ritmo casi motorik que estalla en un melódico estribillo shoegaze. Una intensidad rockera que también aparece en “I’m Not Crying, You’re Crying” que, la verdad, tiene bastante de Sonic Youth. Además de la nueva versión de “R&B”, el que fue su primer single, que aquí es más oscura y contundente. Un tema en el que, por cierto, Fontaine reflexiona sobre el estilo de música que tiene que hacer por ser una mujer mestiza –“A pesar de las apariencias, no tengo la voz para el R&B” es lo que canta en su estribillo-. Y luego tenemos esa locomotora sonora llamada “Nearly Daffodils”, que es una absoluta maravilla llena de guitarras que rugen. Eso sí, prefieren cerrar el álbum con “Albert Road”, una balada épica y de lo más emocionante.

Pernice Brothers – Who Will You Believe

Es imposible seguir el ritmo frenético de lanzamientos que hay cada semana. Cada siete días salen una docena de discos que, por lo menos, merecen ser escuchados con atención. Pero a mi no me da la vida para ponerme con todos. Así que tengo elegir unos pocos y descartar otros tantos. O echar la vista un poco más atrás y recuperar alguno de la semana pasada. Es el caso del nuevo trabajo de Pernice Brothers, que se editó el 5 de abril. Y sí, ya sé que tampoco es tanto tiempo, pero tal y como van de rápido las cosas en el mundo de la música, diez días es casi una eternidad. Aunque tampoco creo que sea algo que importe mucho a Joe Pernice, que nunca ha hecho música para las masas y no va a empezar ahora.

Who Will You Believe’ es el primer trabajo de Pernice Brothers tras el estupendo ‘Spread The Feeling’ de 2019. Pero no se puede decir que Joe Pernice haya estado parado todo este tiempo. Durante la pandemia estuvo muy activo haciendo conciertos desde su casa. Además, editó un disco en solitario y otro de versiones de Barry Manilow. Y, por si esto fuera poco, el año pasado reeditó el primer trabajo de Pernice Brothers en una caja con un buen número de extras. Pero ya iba siendo hora de hacer canciones nuevas con su grupo. Y ojo, que Peyton Pinkerton, el guitarrista de sus primeros trabajos, vuelve en este álbum. Además, también están por aquí su hermano Bob Pernice, Patrick Berkery, Laura Stein, yhasta Neko Case, que vuelve a colaborar en una canción.2

Estamos ante un álbum más americano que su predecesor. Aquí prácticamente desaparece la influencia de The Smiths y New Order y entra en juego el country-rock, el pop más elegante, o el indie-rock más árido. Quizá, porque es un disco que refleja la pérdida de dos personas queridas y no tenia mucho sentido hacer algo tan potente y directo como el álbum anterior. Lo que no quita que estemos ante un gran trabajo. Además de uno muy ecléctico. Y es que, salvo algunos cortes acústicos, como “Ordinary Goldmine” y “How Will Sleep”, cada canción del disco se va a un mundo diferente. Así, tenemos el pop estupendo y alegre que aparece en el tema central; el lado más chamber que se deja ver en la también notable “Look Alive”, o el indie-rock potente de “Hey, Guitar”. Además de una evidente influencia del pop de los 60 en “Not This Pig”.

Creo que a Joe Pernice se le ha quedado en el subconsciente algo del disco de Barry Manilow. Solo hay que escuchar ese pop con tintes de soul que aparece en la preciosa “December in Her Eyes”, con sus cuerdas y sus trompetas sofisticadas. O esa “What We Had” en la que se van a un pop muy preciosista y retro. Además de “A Song for Sir Robert Helpmann”, que los mete de lleno en el easy-listening. Pero, como ya decía más arriba, es un álbum de lo más ecléctico. Así en “A Man o Means” se acerca directamente a los Beatles más psicodélicos. Y en “I Don’t Need That Anymore” recluta a Neko Case para entregar un precioso dúo de country-pop. Aunque donde más sorprende es en “The Purple Rain”, un homenaje para su amigo fallecido David Berman (Silver Jewish o Purple Mountains), que termina con un precioso coro vocal.