Hitchcock Imagen Pelicula 1

Título: Hitchcock (Alfred Hitchcock and the Making of 'Psycho')

Año 2012

Duración 98 min.

País USA

Director Sacha Gervasi

Guión John J. McLaughlin, Stephen Rebello (Libro: Stephen Rebello)

Música Danny Elfman

Fotografía Jeff Cronenweth

Reparto Anthony Hopkins, Helen Mirren, Scarlett Johansson, James D'Arcy, Jessica Biel, Toni Collette, Danny Huston, Michael Stuhlbarg, Kurtwood Smith, Richard Portnow, Ralph Macchio, Michael Wincott, Frank Collison

Productora Fox Searchlight Pictures / The Montecito Picture Company

Valoración 2.5

Hay películas que son malas no por la suma de sus defectos, sino por la acumulación de dejaciones que cometen, esto es, no por lo que son de sí, mas sí por lo que han dejado de ser. HITCHCOCK  es mala por las dos cosas: por lo que termina no siendo y también por lo que es. Su autor, el tal Sacha Gervasi, se cubre de gloria mediocre en ella, pues se muestra incapaz en todo momento de estar mínimamente a la altura del desafío que se propone llevar a cabo. Muy pronto se ve venir el desastre. Casi se diría que desde su mismísima y deficiente gestación. Hay  desafíos que  están mejor al fondo del cajón de proyectos inviables.

En esta ocasión el reto va implícito en el título. La palabra que lo compone causa mucho respeto. Esa palabra es el conocidísimo apellido de uno de los hombres fundamentales de la historia del Séptimo Arte. HITCHCOCK, por lo tanto, se propone como el acercamiento a una de las figuras cruciales de lenguaje cinematográfico contemporáneo, como la indagación en torno a una de las miradas más radicales y perversas que ha gestado este arte. En principio, como no podía ser de otra forma, nada que objetar: no es la primera vez que la existencia de un cineasta es objeto central del argumento de una película.

Más aún cuando advertimos que la propuesta de Gervasi no comete el error de tratar de condensar la biografía total del autor de VÉRTIGO. De partida se tiene la cautela de concretar muy mucho la dimensión temporal desde la que va a ser abordada la semblanza del maestro. El film se autoimpone narrar las duras particularidades biográficas que le sobrevinieron a Alfred Hitchcock una vez decidió cual iba a ser el proyecto en el que iba a embarcarse tras haber paladeado el éxito de crítica y público que le proporcionó  la memorable CON LA MUERTE EN LOS TALONES: nada más y nada menos que PSICOSIS, la obra que no solo iba a cambiar para siempre los cimientos del cine de terror, sino que se convertiría en el origen de la modernidad cinematográfica contemporánea por la audacia de algunos de sus hallazgos fundamentales.

El film, por lo tanto, se hace eco de la sonora, descortés y negativa respuesta que recibió de parte de los responsables económicos de su productora al creer que el film iba a constituirse en un sonoro fracaso, de los riesgos para su propia estabilidad familiar que asumió al convertirse en productor del film empeñando para ello su propia casa, de los problemas surgidos en un rodaje marcado por el apremio de la escasez de presupuesto, de las anécdotas surgidas a su alrededor y de los problemas matrimoniales que en esa época planteó su relación con Alma Reville, su esposa, colaboradora y confidente máxima.

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El problema principal de HITCHCOK es que, paradójicamente, pese a que, coma ha quedado expresado,  decide abordar la genialidad creadora de un absoluto desestabilizador  de las reglas del cine clásico acotando de forma en principio hábil el periodo biográfico sobre el que urdir el argumento, el film se muestra incapaz de acometer un guión que pierde fuelle por exceso de temáticas planteadas.  El material escrito adolece de una superficialidad a todas luces empobrecedora, lastrativa, merecedora de un replanteamiento depurador de líneas argumentales. El film quiere ser muchas cosas y se queda en borrón sin cuenta nueva de todas ellas.

Y, lo que es peor, evita implicarse en las que quizás debieren haber sido el objetivo principal. En ningún momento se ahonda en las razones que llevaron al autor de FRENESÍ a obsesionarse con la novela, en los motivos que le arrastraron a comprometerse tanto por ella y que convirtieron su acometimiento en una profunda necesidad personal. Y, por supuesto, tampoco se ahonda en la naturaleza demoledoramente fundamental del film. HITCHCOCK se conforma con remitirse a un encadenado de anécdotas impropias del objeto que analiza.

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Acribillado de un sicologismo baratero, burdo, risible (¡esas escenificaciones con el autor de los crímenes reales en los que está basada la novela de Robert Bloch!), rodado de forma plana e impropia de los modos característicos del personaje que trata de reivindicar, abonado por ello a un desahucio telefílmico frívolo y pacato, el film sólo aglutina la dignidad que con su trabajo aporta Helen Mirren al personaje de Alma. El oficio de Anthony Hopkins fenece patéticamente gracias a la cirugía gelatinesca con el que el equipo de maquillaje le seba el careto. 

HITCHCOCK , en definitiva, concluye evidenciando que su objetivo le venía muy grande a la tibieza improductiva de quien la ha tratado de concretar. El obeso creador británico estará deseando salir y rodar protagonizar él mismo la escena de la ducha con los avispados incompetentes que tan en vano han mentado su nombre ocupando el lugar de Janet Leigh. Seguramente que ni se iba a poner la peluca de su madre, pero el puñal no lo iba a soltar hasta hacer hamburguesa con las molleras de los responsables de la afrenta. Quien la hace, que se ponga pestillos en el cuarto de baño.

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