Clan Salvaje3

Título original: Mange tes morts

Año: 2014

Duración: 94 min.

País: Francia

Director: Jean-Charles Hue

Guión: Jean-Charles Hue, Salvatore Lista

Música: Vincent-Marie Bouvot

Fotografía: Jonathan Ricquebourg

Reparto: Frédéric Dorkel, Jason François, Mickaël Dauber, Moïse Dorkel, Philippe Martin, Christian Milia-Darmezin

Productora: Capricci Production

Nota: 8

Ganadora del prestigioso premio Jean Vigo en el presente 2014, CLAN SALVAJE viene a postular a Jean-Charles Hue como uno de los jóvenes realizadores franceses más prometedores, dentro de una cinematografía envidiablemente repleta de nombres a seguir.  Reputado cortometrajista, su filmografía consta de dos largometrajes anteriores a esta virulenta, cruda y sacudiente muestra de sinceridad y prontitud cinematográficas.

Hue se propone con su cámara estar a la altura de una imperiosa y problemática trama argumental, en la que lo más importante no es tanto el nudo narrativo emplazado sino la escrutación adhesiva, porosa, agobiante de los personajes inmersos en ella, el apresamiento de una verosimilitud que ansía simular esa imposible utopía que es lo real. CLAN SALVAJE se cuece con apremiante, desarraigada intensidad como un modélico ejercicio de narración de transparente voluntad documental.

La película arranca presentándonos a dos jóvenes montados en una moto. Uno de los dos lleva una escopeta. Van atravesando un extenso campo sin labrar. Los primeros diálogos entre ellos nos aperciben que el hermano mayor de uno de los dos está a punto de salir de la cárcel después de estar muchos años cumpliendo una condena. Un conejo se convertirá en blanco de uno de sus disparos.

Esa mínima secuencia de cacería viene a condensar lo que será el desarrollo del gran asunto narrativo posterior, cuando, producida la llegada del hermano a su entorno familiar muy pronto decidirá asaltar un camión de cobre aparcado en una población algo alejada de su hogar. En el cometido le acompañaran sus dos hermanos menores y un primo de todos ellos. El film narra los acontecimientos que tendrán lugar durante esa larga e incierta noche. La caza contra una fatalidad convertida en único destino.

Como ya ha sido referido, TODOS TUS MUERTOS impone fundamentalmente un evidente desmarque al patrón de cine negro sobre el que asienta su andadura: la nítida voluntad observativa de las características particulares e inmediatas que definen a todos los personajes principales se antoja recurso mediante el que describirlos con tanta celeridad como vigencia. Todos aquellos son gitanos; Jason, Fred y todos los demás refieren a esa reconocible etnia sita en los aledaños de muchas poblaciones europeas, viviendo en caravanas, ajenos a las costumbres de las habitantes de aquellas, y condenados a la delincuencia como forma de vida. Las primeras escenas del film son, a ese respecto, fundamentales, puesto que circunscriben con mucha precisión a los protagonistas dentro de su entorno. La cámara del realizador busca el retrato fidedigno, adusto, elemental, alejado tanto de enjuiciamiento alguno como de sobredimensión heroizante. cla-salvaje2

Sin embargo, toda vez que se decide el robo del camión, el film enriquece ese posicionamiento realistase inmiscuyéndose ásperamente dentro del canon del cine negro de atracos: la resolución del plan establecido deviene en el minucioso objetivo narrativo del resto de la película.

Hue se revela como un notable capturador de la sordidez, la carestía y la tosquedad ambientales dentro de las que quedan perfectamente enmarcadas tanto las distintas reacciones de los personajes frente a los sucesos inesperados que irán aconteciendo como el naturalismo, la urgencia, la verosimilitud casi documental de todos éstos. En ese sentido, cabe reconocer que la decisión de rodar con actores no profesionales se alía con las intenciones de su autor. La sensación de fidelidad con respecto al extracto social al que pertenecen es, en todo momento, máxima. Nocturnidad, pánico, peligro, indecisiones, yerros y aciagos presentimientos quedarán escenificados mediante rabiosa celeridad.

Casi podríamos definir al determinismo escénico dirimido por el realizador francés como un singular cruce entre la prolija transparencia inherente a los hermanos Dardenne y la rabia planificativa del Audiard de DE TANTO LATIR MI CORAZÓN SE HA PARADO. En definitiva, una modesta lección de nervio narrativo al servicio de un código genérico (el “polard” galo), hábilmente sacudido de crudeza expositiva.

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