La crónica completa del Sónar del 2011 podría definirse como: Éxito Masivo
Foto: Carles Rodriguez
Resulta extremadamente difícil sentarse y escribir esta crónica. Difícil porque la cascada de recuerdos es constante y cada uno resulta mejor que el anterior.Difícil porque el Sónar es dos festivales en uno. Difícil porque la edición de este año ha resultado un éxito rotundo tanto de día como de noche. Por estos y otros motivos, resulta tan difícil articular en pocos párrafos la grandeza de esta 18ª edición del Sónar. Una mayoría de edad tan perfecta que buscarle defectos se convierte en un ejercicio inútil.
Foto: Óscar García
Sónar de día
La clave del Sónar de día es la oferta tan simple y tan efectiva que propone. Te plantas en el centro neurálgico de Barcelona con tres escenarios y una programación sólida que aporta lo más novedoso de la temporada, pequeñas joyas, proyectos experimentales y algunas figuras del circuito electrónico para apuntalar esta oferta diurna aderezada con un ambiente festivo, un público eminentemente extranjero y la cerveza o el mojito de turno. Y a pesar de que el verano siempre llega a Barcelona con la celebración del Sónar, la música resultó ser el mejor antídoto contra las altas temperaturas.
De la representación nacional hay que quedarse con la inauguración del festival por parte de Niño en el SónarDôme. Nuestro particular Hudson Mohawke se marcó un live lleno de líneas de sintes, beats psicodélicos y energía al cubo. Pai Mei aportó el toque soul y erótico al día, Matador Rockers el desparpajo y las rimas incisivas pero también desenfadadas, Carlos Hollers y Nacho Marco clase a raudales, Debilorithmicos la sorpresa, El Timbe el ritmo imparable, Dj Sith y David M el fiestón y C156 el equilibrio perfecto entre la trucha y la elegancia. Confirmaciones todas de que aquí se trabaja mucho y muy bien.
Toro y Moi - Foto: Óscar García
De todo lo demás, fresquísima actuación de Toro y Moi con toda la solana, alejándose de las atmósferas somnolientas del disco y añadiendo voltaje a sus temas, combinación vencedora. Le sucedió Floating Points, que dejó sin hora de la siesta a los presentes, del mismo modo que lo harían viernes y sábado Agoria y Gilles Peterson respectivamente. En el Sónar son muy perros y cada año nos regalan con un set de gran nivel a esa hora. Aquí no se viene a descansar, hay que mover el cuerpo todo el rato y estos tres artistazos dieron buena cuenta de sus maletas y articularon sets elegantes, llenos de melodías y ritmos frescos. Del hip hop abstracto, de los beats frenéticos, de basslines martilleantes se encargaron Shuttle y Offshore dentro del showcase de Ninja Tune y también Kidkanevil, este último con un live atronador, lo mismo que Teebs.
De Cosming TRG no se podía esperar menos y puso patas arriba el Dôme el último día con un set de techno de la vieja escuela con The Bells incluida. Jullian Gomes fue la apuesta perfecta para cerrar el primer día con un set de house perfecto, algo parecido a lo que hizo B.Bravo con su live 24 horas después. De raperos podemos recordar el live de Dels, con algunos problemas al principio, pero sonó enérgico y consistente después, como Atmosphere. Sorpresón el que se llevó la gente con No Surrender. Soul, hip hop, techno y prédicas a pleno sol en una actuación cargada de emoción y sentimiento. Más de uno terminó por unirse a su movimiento.
Sorpresa fue también el live de Hiroaki Oba, que puede afirmar con orgullo que consiguió llenar y arrasar el Dôme un jueves a las 2 del mediodía. Comer se puede comer a cualquier hora, pero presenciar el live que iba subiendo revoluciones según avanzaba con la precisión que ha caracterizado siempre a los japoneses, no. Bien por los que están a dieta.
Four Tet - Foto: Óscar garcía
Y finalmente los triunfadores masivos. Four Tet abarrotó el Village como nadie lo había hecho antes y una vez más llegó, actuó y venció. Su electrónica orgánica cargada de emotividad fue uno de los momentos claves de este Sónar de día y el público era consciente de ello. Triunfo absoluto. También abarrotó el Dôme la musa del underground británico, Katy B, que llegaba a la hora perfecta después de un Zinc sorprendente que se dejó el drum’n’bass en casa y preparó el terreno con una sesión ultrabailable. Acompañada de banda, dio buena cuenta de su repertorio, reservando las bazas para el final. Ahora bien, si hay que quedarse con una sola actuación del Sónar de día, el premio se lo lleva Global Communication.
Global Communication - Foto: Juan Sala
Mark Pritchard y Tom Middleton se plantaron el sábado a las 5 de la tarde en el SónarHall parapetados tras una tela que proyectaba unos visuales que no puede decirse que fueran el complemento perfecto porque no eran un complemento, eran una parte importantísima del show que ofrecieron estos dos figuras. Un live que evocó la grandeza de su 76:14, que fue un auténtico viaje por la inmensidad del espacio y de nuestra galaxia. Por si fuera poco, y tras 50 minutos de abstracción pura y dura, regresamos a nuestro mundo, y por si alguno se había quedado en otra realidad, lo trajeron de vuelta con un par de temas que sorprendió al respetable. Primero un poco de tech-house y para finalizar, drum’n’bass de la vieja escuela, de cuando el jungle era el género a seguir. Sólo nos queda dar las gracias una y otra vez por poder presenciar tamaña actuación.
