Cronica Dcode Viernes  Band Of Horses

Año I. Hace tres el último gran festival veraniego de la capital se enterraba en su propia vergüenza de terreno pedregoso dejando tras de sí una ristra de nombres deseados a ver en lo que parecería dar a Madrid algo que necesitaba para estos meses.

Para ello parece que llega algo nuevo. Nace DCode Festival, cartel variado, estilos enfrentados y muchas cosas que contar.

Entre largas colas de niñería con carteles, camisetas negras, peinados relamidos y corazones pintados se iniciaba un festival en que como en todos el calor no perdona. Bajo grandes gotas de sudor limpiadas por mangueras de agua a las primeras filas nos damos cuenta de una primera gran alegría mientras Nothink desgranaba su poco atractivo sonido punk para púberes: hay césped. Primer aplauso para la organización por no tratarnos como a cabras como otros hicieron.

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Tocaba pasar a algo realmente interesante y bajo un sol de justicia, a eso de las seis y veinte de la tarde, se presenta ante nosotros Ramón Rodríguez, o lo que es lo mismo The New Raemon. Lucía una chaqueta, que a más de uno nos hizo temer por su vida, y bajo ella una camiseta del genial grupo Sunny Day Real State. En una primera parte de su corto recital, nos regaló algunos temas de su último, y más oscuro, trabajo 'Libre Asociación', entre los más celebrados 'Verdugo' o 'Lo bello y lo bestia'. Tras esto, anunció que seguiríamos con "canciones tristes, que son viejas y como más alegres" y así nos introdujo 'Sucedáneos' –“somos sucedáneos de emo…emos de mierda”-, 'El saben aquel que diu' o 'La Cafetera' que fue sometida a algunas variaciones en la letra gracias a las chicas de la primera fila y tocada con guitarra eléctrica dada la desafinación de la acústica. Tampoco es para enfadarse Ramón, siguió convenciendo igual.

Con cambio inesperado de escenario, Autumn Comets pasaron a ocupar el sitio dejado por All Time Low, con problemas en el medio de transporte que les traía al festival y el recital de los madrileños entre aquellas ‘I Can’t Solve Your Problems Anymore’ o ‘The Day After Tomorrow’ sobresalió por dos motivos: una contundente versión de ‘Paper Planes’ de una tal M.I.A. y un último tema que sonó a algo más que una mera despedida del escenario del festival. Les costó arrancar, quizás el gran problema de todos los conciertos y es que el primer tema no sonaba bien en ninguno de este día, pero una vez lo hicieron dieron motivos para justificar porqué salieron triunfantes del Monkey Week.

En estilos enfrentados tocaba el turno de una de las bandas salidas para animar el verano desde el otro lado del charco. Son jóvenes y tienen ganas de gustar y de hacer bailar (‘Houdini’ o ‘Miss You’ para empezar y su efecto en el público lo demuestran) y eso se agradece más cuando poco después se irian al escaparate llamado Glastonbury , por lo que todo lo que defraudara de lo que llegaron a hacer Foster the People aún está a tiempo de ser corregido. Y la verdad es que fue poco, aunque es curioso ese movimiento de hombros de Mark Foster al cantar pareciendo preguntarte algo llega a poner nervioso a más de uno hasta en su primer éxito ‘Pumped Up Kicks’.

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En la otra zona del recinto, algo alejados de los escenarios principales, pero no lo suficiente, en el Espacio 2.0 Eastpak-Mondo Sonoro, se presentaban ante nosotros los mallorquines L. A. que con un solo disco 'Crystal Clear' consiguieron hacer un concierto de lo más entretenido. Suenan muy limpios y con cierto aire a The Counting Crows, que esto para nada es malo, si todo esto se une con temazos tales como 'Crystal Clear', 'Hands' o la emocionante 'Perfect Combination'. Supo a poco, se hizo corto, nos quedamos con ganas de más pero la buena noticia venía con quien actuaría justo después.

La señal estaba en ver la gran cantidad de madres con niños –adorable estampa- que llegaron al festival. Tenía que ser él quien dijera como hacer las cosas, las plasmó en un libro y los nietos deberían saberlo. Mark Oliver Everett subía al escenario, chaleco de uniforme y una frondosa barba de la que seguramente alguien tiró y permitió ver que bajo esa coraza se esconden obras tan necesarias en la biblioteca de cada uno como ‘Prizefighter’, ‘That’s not Really Funny’ o ‘Saturday Morning’. Da lecciones de cómo sacar discos para no ser un fenómeno efímero que se diluye con la edad, dio clases de cómo sacarse de la chistera un concierto dentro de un festival (escuchar ‘Souljacker Part I.’, ‘Love of the Loveless’ o ‘Looking Up’ lo razonan), apartando su lado más deprimente –el que le faltó a ‘Novocaine for the Soul’- para dar luz, luchar contra elementos cual Power Ranger contra masillas, no cayendo en los errores que pueden conducir tu recital a una narcosis para muchos como les ocurrió a aquella banda de Seattle. Eels fueron el nombre del viernes con todo merecimiento.

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Y eso que Band of Horses es una banda exquisita, cosechan canciones para la memoria y momentos introspectivos, por eso el posible error estuvo no en la interpretación –el primer tema, de nuevo, falto de fuste- sino en la hora en que actuaron. A cualquier otra hora donde la noche no estuviera tan cerrada posiblemente ‘Is there a Ghost’ o ‘The Funeral’ no habrían pasado de emocionar a deprimir por todas esas cosas que surgen y las ganas de fiesta que por entonces se tiene, pero por parte de la banda no hay reproches. Hicieron lo que saben y lo que la duración les permite: dejar sonar temas como ‘Ode to LCR’, ‘Infinite Arms’, ‘No One’s Gonna Love You’ o una grandiosa ‘Great Salt Lake’ que pese al hándicap del momento, sonaron penetrantes y emotivas. Aunque siendo honestos, suerte que llegaron para disparar la adrenalina unos tales de Loja que sorprendieron a quienes nos somos incondicionales de ellos.

Lori Meyers, pletóricos, no dejan de celebrar el ascenso a primera del Granada F.C. y además en cada directo se permiten el lujo de certificar que bajo los focos, responden demasiado bien. Te puede gustar o no su último trabajo, lo indudable es la efectividad de Noni y los suyos a la hora de tocar en directo, como ya demostraron en el SOS 4.8. Nos hicieron bailar de lo lindo con temas como 'Aha, han vuelto', 'Mi realidad', 'Luces de Neón' –dedicada a un tal Andrés- y la siempre efectiva 'Viaje de estudios' con un descamisado Noni dándolo todo sobre las tablas.

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Para cuando ya pensabamos que no nos quedaban más energías, se nos presentan ante nosotros The Zombie Kids, la única apuesta "electrónica" de ésta primera jornada del Dcode. No dejaron a nadie indiferente, está claro, soltando perlitas como 'You shook me all night long' enganchando con 'Warp 1.9' cualquiera era capaz de mantener la calma en el cierre de este primer asalto musical.

Fotos cedidas por la organización del Dcode a través de su web oficial.

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