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El calor nos acompañó durante la primera jornada del festival madrileño, pero por suerte el abanico de propuestas musicales, y la búsqueda de sombras y refrigerio, nos proporcionaron la frescura suficiente.

Afortunadamente las primeras propuestas del viernes eran a cubierto, en un remodelado escenario Spotify, el primer acierto de la organización de éste año, ya que mejoraron la climatización de la nave 16  haciéndola habitable sin poner en peligro nuestra salud.

Desde Nueva York, nos visitaban las hermanas Cristi Jo y Jessica Zambri, aunque con unos 20 minutos de retraso, una de ellas portaba un curioso colgante, los tres micrófonos unidos con los que consiguen hacer las distorsiones de la voz. La propuesta de las neoyorquinas baila entre el pop experimental, el punk y la electrónica, todo salpicado de grandes dosis de oscuridad. Con un EP, Glossolalia, y un LP estrenado este año, House of Baasa, nos ofrecieron un corto pero efectivo setlist, con temas como Straws, All You Maybes o la bailable ICBYS, quizás nos faltaron esos 20 minutos de retraso porque la verdad es que supo a poco.

 De la oscuridad del escenario Spotify, salimos valientes a aguantar el sol que nos azotaba implacable en el escenario rne, pero con la certeza de que lo que íbamos a ver merecería la pena, no nos equivocamos. Lee Fields, leyenda viva del soul, acompañado por una impresionante banda no parecían tener miedo al calor. Con chaqueta de cuadros dorados y negros, la cual no tardó en quitarse, y unos zapatos dorados a juego, Fields puso toda la carne en el asador, con temas de su más reciente trabajo, Faithful Man y otros del anterior My World, fue inevitable no recordar a James Brown. Lee Fields y The Expressions nos mantuvieron bailando hasta el final de su concierto y aprovechó en varias ocasiones para lanzar algunos “I love you” al público que había allí congregado.

Del soul nos movemos al new wave de la mano de Twin Shadow, de nuevo al sol, en el escenario rtve.es. Presentando su nuevo disco, Confess, con una estética muy ochentera a lo Prince, George Lewis Jr y los suyos tardaron pocos minutos para lograr que la gente escapara de las sombras para posicionarse un poco más cerca al sol. Y es que, si bien, temazos como Tyrian Destroyed o Castles In The Snow, son de una belleza indiscutible, nunca se le hace ascos a un buen meneo mientras de fondo suena Five Seconds, primer single de Confess, el cual estoy segura de que sonará y resonará mucho durante este año. Pero si de todo el recital tuviera que elegir un momento, el ganador sería disfrutar de Slow con la caída de la tarde mientras el público coreaba aquello de “I don't wanna, be, believe, in love”.

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Como siempre en cualquier festival, llega el doloroso momento de tomar una decisión, ir a un lugar y perderte algo. Lo tuve claro desde el primer momento, y no me arrepiento de haber estado en la nave 16 de nuevo, en el momento indicado. Desde Brooklyn nos visitaban Bear In Heaven, con su tercer LP recién salido del horno, I Love You, It's Cool, Jon Philpot sacó el animal escénico que lleva dentro, regalándonos toda una serie de movimientos sensuales mientras ejecutaban esa singular mezcla de pop con electrónica. Sonaron temas como Cool Light, Sinful Nature y Lovesick Teenagers, perteneciente a su anterior trabajo Beast Rest Fourth Mouth.

Cuando el calor empezó a darnos algo de tregua, volvimos al exterior, esta vez para encontrarnos con una de las voces más bonitas del panorama actual, James Blake. El británico nos hizo vibrar acompañado tan sólo por dos instrumentistas más, mientras él se cambiaba de posición para tocar sendos pianos. Su timidez no fue contratiempo para que lograra penetrar en los sentimientos de algunos de los presentes, ya que otros muchos, quizás demasiados, estaban más a las tertulias. Por suerte a veces tienes la capacidad de abstraerte, disfrutar y emocionarte mientras suena Unluck, The Wilhelm Scream y la preciosa Limit To Your Love. Sin lugar a dudas Blake, fue uno de los perjudicados por emplazamiento y horario que, con total seguridad, hubiera lucido muchísimo más en el interior de alguna de las naves, pero tendremos que esperar a otra ocasión para verle en condiciones óptimas.

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Después de la calma de James Blake, nos esperaban unos buenos momentos de baile para cerrar la primera jornada, en primer lugar Two Door Cinema Club. Con su segundo largo, Beacon, el cual disfrutaremos a partir de septiembre, podemos afirmar que si quieres fiesta los irlandeses te la darán, nunca fallan en eso. Junto a sus, ya más que conocidos, temas I Can Talk, Undercover Martyn, Something Good Can Work o What You Know, sonaron también algunos de su próximo LP,  que serán rompe pistas asegurados.

Pero los bailes no habían acabado aún, con una premonitoria Los Chicos Hoy Saltarán a la Pista, salió a escena La Casa Azul. Con un setlist acaparado por sus dos últimos trabajos, La Polinesia Meridional y La Revolución Sexual, y adornado por unos visuales hipnóticos, Guille Milkyway nos puso a bailar desde el segundo cero. Aunque con algún momento entrañable en el que nos reconocía que nunca sabía qué decir mientras tocaba el piano, la mayor parte de su tiempo fue dedicado al gasto de la energía que nos quedaba, con las celebradas No Más Myolastán, Superguay o La Revolución Sexual que sirvió como broche a su concierto y a la primera jornada de El Día de la Música.


Fotos: Toni Delong

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