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Sigur Rós

Kveikur

[XL Recordings; 2013]

Calificación: 9.5/10

Escúchalo en: Spotify


Los peores momentos de Sigur Rós como banda ya han pasado. Tras la marcha de Kjartan Sveinsson y la salida del disco menos convincente del universo Jonsi, Valtari, Sigur Ros afrontaba una puerta grande o un hundimiento. Por suerte, el genio de Jonsi, tanto creativo como personal, ha resurgido de los mares más profundos.

Valtari fue un disco que nos hundía a cámara lenta en el fondo del océano: todo estaba sobremusicalizado, era pesado, plomizo, difuso, sin alma, volátil. Pero en Kveikur, como el mismísimo Dios alzándose sobre la aguas cabreado, furioso, Sigur Rós se levanta para recordarle a los fieles que han vuelto para castigarnos las emociones y la incredulidad. El bajo de “Brennisteinn” así lo muestra. También unos primeros acordes que bien podría haber firmado Muse, pura rabia contenida con una pausa, y la posterior bajada a los infiernos, soberbia, abren una herida que ya no será cerrada... ¡Convertíos y creed en este Evangelio musical!

Aunque esta nueva cara de los islandeses, tapada y confusa como la portada,  deja la puerta entreabierta a lo que fue el pasado del grupo con perlas como "Hrafntinna" y como  la emocional "Ïsjaki", que fuera el single del disco, Sigur Ros necesita poco más de veinte minutos para dejar extasiadamente boquiabierto a quien se acerca a escucharlo. Destacable el resultado del sonido de los metales en el segundo corte. Este logro se hace extensivo a la percusión implicada en todo el disco: su presencia alcanza, más que nunca, un protagonismo inusitado.

Tras haberse mostrado eléctricos y solventes, con, insistimos, una percusión sorprendentemente llamativa, los vientos, los coros y los susurros hacen acto de presencia en "Yfirborð" para desbordar en la primera de las grandes canciones del disco, "Stormur".

Si tuviéramos que definir esta canción en pocas palabras, diríamos de ella que es inoxidablemente bonita... qué espectáculo de percusión... todo suena (¡menuda novedad!) absolutamente organizado y acompasado,  pero sorprende la visceralidad con la que está resuelta. La gestión de las pausas es perfecta, Jonsi muestra su cara menos endeble dotando a esta canción y todo el disco de mayor robustez, de mayor carácter, de clamorosa rabia.Una mala leche, en definitiva, que comprobamos en "Kveikur"  y "Rafstraumur", rozando el ruido melódico por momentos, estruendosas y sucias, brillantes.

Con todo, el cenit lo marca "Bláþráður", sin duda el máximo absoluto de la función “Kveikur”. En ella, confluyen aunadas, reivindicadas, toda las virtudes de la carrera del grupo. eEmociona y sangra a partes iguales, como si las imágenes de tu vida pasarán a cámara lenta. Una canción para mirarse al espejo y salir a comerse esta puta vida... un soplo de aire fresco entre la mierda que nos rodea. Sigur Rós nos da lo que la vida nos quita... ánimo.

Seguramente no nos encontramos ante el mejor el disco de la carrera del grupo, por lo menos categóricamente, (Ágætis byrjun, () y Takk pesan bastante), pero sí podemos afirmar que puede que haya sido el disco más complicado de la extensa carrera de Jonsi y los suyos. Un paso al frente sin dilaciones y porponiendo un sonido más retorcido, más acorde con los tiempos que vivimos. Simplemente excelsos... Ríndanse ante la evidencia, han vuelto.

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