Lagrimas San Lorenzo

 

Título: Las lágrimas de San Lorenzo

Autor@: Julio LLamazares

Editorial: Alfaguara

Año de publicación: 2013

Género: Narrativa / novela intimista

Las lágrimas de San Lorenzo son el leit motiv que justifica no sólo la organización de la novela, enumerando los capítulos como Una..., Otra..., sino que además cada una de esas estrellas que se cuentan motivan un recuerdo íntimo de la voz narrativa. El narrador hilará diferentes momentos de su vida en los que nos contará sus devaneos amorosos y espaciales puesto que se trata de un profesor que ha rodado por toda Europa e incluso por diferentes lugares de España, y cada uno de ellos se le antoja una historia, una historia que rememorará mientras es testigo de la noche más mágica de Agosto, la de las lágrimas de San Lorenzo.

No es esta precisamente una novela de acción, apenas son detalles lo que Julio Llamazares ofrece con el fin de plasmar una visión general de la vida del protagonista. Sabemos de él que es un hombre divorciado, con un hijo llamado Pedro (nombre que también trae recuerdos de infancia), con un hermano y un tío muy presentes en sus recuerdos y muchas mujeres que ha dejado atrás pero que también conforman su nostalgia. Pero estas historias no son lo verdaderamente importante cuando nos sumergimos en el mundo de Las lágrimas de San Lorenzo, para Julio Llamazares lo verdaderamente importante es el sentimiento de melancolía del que participa esta novela para describir al protagonista. Para este, tumbarse bajo las estrellas con su hijo Pedro en la Ibiza que lo hizo tan feliz le devuelve un sinfín de recuerdos que lo sumen en la más profunda nostalgia sobre el tiempo y la fugacidad de la vida.

La noche de San Lorenzo está llena de fantasmas y de sombras, de murmullos que vienen del otro mundo y que reclaman su recuerdo en éste.

Quizá la excusa de esta noche sea la de revivir todo su pasado y reincidir, más que en el cúmulo de sucesos de su vida, en el nombre de aquellos que realmente no desaparecen del firmamento; esos nombres son los que le hacen meditar sobre su vida y sobre cómo alguien se convierte en eterno para otro alguien, así él quiere ser esa estrella del firmamento en la noche de San Lorenzo que jamás desaparezca para su hijo Pedro, así como para él hay varias estrellas con nombre propio que ha aprendido a recordar cada verano en esta noche.

Cambian las lenguas y las ciudades, pasan los años y las personas, pero las lágrimas de San Lorenzo siguen conmigo acompañándome a todas partes, iluminando mis decepciones y mis recuerdos, convirtiendo mis deseos en arena y mi melancolía en nostalgia.

Pero Lo verdaderamente mágico de esta novela es la destreza con la que Julio Llamazares nos sume en una lectura donde la acción se plantea en segundo plano, y es la lírica la que roba el primerísimo plano para ofrecer al lector una muy placentera lectura en la que la narración se llena de descripción intimista sobre el mundo interior del personaje central. Todo ello sin declinar la intriga y proporcionando una visión tan humana de la vida como es la memoria, la familia, el tiempo, su fugacidad y su pasado. Un pasado que para algunos, como Proust, puede llegar mediante el sabor de una magdalena mojada en el té, y para otros, como nuestro protagonista, con el olor que rodea al cielo de las lágrimas de San Lorenzo. En definitiva, esta novela lleva implícito el intento de que el lector sea capaz también de descubrir sus deseos y sus miedos, sólo basta buscar el leit motiv que despierte todos nuestro fantasmas.

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