Abrir vuestras mentes terrícolas y preparaos para ser introducidos en un Universo alternativo. Un lugar donde existen robots que bailan y se enamoran de humanos, un lugar donde bailas o mueres. Soy un alien venido de otra dimensión y espacio.
Foto: Mai Do Asensi
"Dance or die". Así nos ordenó el imponente rostro de Janelle desde una pantalla gigante tras el escenario. Esta noche vamos a bailar en el Apolo, estamos en la nave correcta para tal misión.
Un concierto de Janelle es un evento. Es cinemático, épico, sutil y elegante. Hay un extraña relación entre fantasía y realidad, donde todos los heroes y villanos imaginarios conviven. Durante una hora y pico de show, fuimos atravesando la bulliciosa Metrópolis dirigida por la Archandroid (album debut) Janelle.
Alli conviven influencias musicales tan diversas como Prince, James Brown, Aretha Franklin, Michael Jackson o Charlie Chaplin por la parte teatral. Una gran banda desplegó sonidos diversos y experimentales, otros más clásicos. Suena todo perfectamente combinado, la gran calidad de los temas engancha a la primera, atrapándote desde el primer momento. A destacar "Cold War", "Mushrooms and Roses", "Wondaland", "Come Alive".
Dejando a un lado la parte fantástica, llegamos a la voz de esta joven de 25 años, el verdadero éxito que encierra todo este despliegue creativo, su voz es simplemente sensacional en mayúsculas. Capaz de ser espontáneamente dirigida en millones de direcciones diversas para luego, de repente, llevarla de manera comprensible al perfecto susurro. Todo un placer sensorial.
La de Kansas no paró de menearse en el escenario con mucha fuerza y facilidad. Impresiona ver a una chica tan joven, con un primer album bajo el brazo, encararse al mundo de forma tan contundente y con tanto estilo, no es un show corriente y mortal. Es realmente la Metropolis de Janelle, alli estamos en el año 2.719 y una jovencísima y talentosa mujer con grammy colgado en el pecho, lo dirige.
