MusicZine - Crónica de Muse en el Palacio de los deportes, Madrid

Noche de emociones intensas en un frío día de Noviembre. Ese es el titular que podría resumir lo acontecido en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, la parada de Muse en su The Resistance Tour por Europa.

Apuntaban las manecillas del reloj las seis y media pasadas cuando a las puertas de dicho complejo se agolpaba una marea ingente de personas, al menos cinco colas extendiéndose por las calles aledañas. No era para menos ya que se agotaron las cerca de 16000 entradas que pusieron a la venta, al precio de 40 euros cada una.

Después de hacer cola a la intemperie y una vez ubicados dentro, sobre las ocho tuvo lugar la actuación de los teloneros, Biffy Clyro, los cuales sonaron potentes y cumplieron con su objetivo, hacer mover al público como aperitivo al plato fuerte. Tras aproximadamente media hora abandonaban el escenario dando tiempo al avituallamiento.

muse_torresjpg Con el griterío in crescendo y contemplando en el escenario tres altas estructuras recubiertas con lona que asemejaban edificios con ventanas dibujadas incluidas, nada hacia presagiar la que se avecinaba. Luces fuera, música de fondo y proyección de figuras humanas subiendo escaleras que recorrían todo lo largo del edificio. Se huele el nerviosismo de la gente, cuando de repente, empiezan a caer de las escaleras las siluetas humanas, dando paso a la caída de las lonas y….sorpresa, las estructuras están partidas a la mitad. A la izquierda, el virtuoso Matthew Bellamy, a la derecha el bajista impasible Christopher Wolstenholme y en el centro el incansable batería Dominic Howard.

Comienzan de forma incuestionable con Uprising, muy buen tema para empezar y Resistance, obviamente están aquí para presentarnos su último disco The Resistance. Se desata la locura, los rayos láseres verdes y los riffs de Bellamy nos dejan boquiabiertos, es el turno de New Born.

A continuación y ya a pie de escenario le sigue Map of The Problematique, para continuar con la oscuridad de Supermassive Black Hole y siguiendo con las teorías conspiratorias de MK Ultra. Los temas suenan potentes y bien interpretados. Mención aquí a ese cuarto hombre al fondo, en la sombra, con un teclado. Muse no es el único grupo que hace esto en directo, pero no tiene por qué ser vergonzoso, si hace falta un instrumentista más en el escenario, que suba al escenario en condiciones. Momento álgido de la noche, suena Hysteria, con la que se desata la histeria colectiva nunca mejor dicho.

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Seguidamente tocan la instrumental Nishe, incluido en el EP Unintended y que sirve para que se tomen un respiro. Acto seguido se vuelven a subir a lo alto de los cubos para tocar, su single ”queeniano” United States of Eurasia. Lo siguiente en el repertorio es su cover Feeling Good de Leslie Bricusse y Anthony Newley, que ya han hecho prácticamente suya, continuando con Guiding Light. Sólo en este par de temas hemos podido disfrutar de Matt al piano, espectáculo igual o mayor que verle a la guitarra. Una lástima comparado con el recital que daba cuando defendía el Origin of Symmetry con las manos -y los codos- al teclado.

Cuando vuelven los focos, aparecen Christopher y Dominic juntos, en la plataforma central, la cual se va elevando a la vez que gira, tocando mientras tanto la denominada por los fans Helsinki Jam, muestra de poderío instrumental. Le sigue la floja Undisclosed Desires, para acto seguido encaminar la recta final.

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Tres de los pilares básicos de toda religión “musiana” sonaron a continuación: el viaje estelar Starlight, la enérgica y de riff pegadizo Plug in Baby y el hitazo más pinchado -y no por ello desgastado- Time is Running Out. No le hizo ascos aunque sí bajó el nivel se subidón, Unnatural Selection con la que alzando los brazos al cielo al ritmo que marcaba Bellamy, puso final momentáneo al concierto.

Y después del breve descanso, la primera parte de Exogenesis sirvió para dar paso a un final por todo lo alto como se merecía el concierto. Stockholm Syndrome, posiblemente la canción más inspirada del grupo y que aúna todas sus virtudes y para cerrar, otro de sus himnos: Christopher hace una intro a la harmónica al mas puro estilo western dando paso a Knights of Cydonia, final apoteósico con el que Muse consiguen rendir a la masa a sus pies.

Concluyendo, en cuanto al sonido empezamos a encariñarnos con el palacio de deportes donde aun no hemos encontrado un punto donde el sonido no sea el adecuado. El primer tema fue el único que no sonó todo lo bien que -incidencia normal- pero el resto impecable, fácil percibir cada instrumento y cada melodía. En cuanto a Muse, se superan a sí mismos en directo pero con un disco que, al igual que el anterior, tiene un par o tres de temazos indiscutibles pero no han logrado la excelencia de Absolution u Origin of Symmetry. El debut Showbiz definitivamente olvidado -esto no es tan grave-.

En cuanto al show en sí, impresionante, todos los recursos en cuanto a infraestructuras y watios de luz y sonido. Asistir a un concierto mutitudinario, de mas de 15000 personas es siempre sobrecogedor, da igual la edad que tengas o los conciertos que hayas visto, el nerviosismo se apodera de ti hasta que empieza el primer tema. Si a esto le añadimos una puesta en escena con torres de 25 metros, luces, laser y demás parafernalias se convierte más en un show que en un concierto.