Jónsi, el tímido vocalista de Sigur Rós ha decidido aventurarse en solitario, Go es el resultado.
No voy a mentir, Sigur Rós se ha convertido en un referente musical para mí (y creo que para muchos de los que escribimos en esta página), quizás por esto estaba cargado de escepticismo ante el proyecto individual del líder de la banda.
Escuchando el disco es fácil entender muchas cosas, ahora entiendo el giro que dio el grupo con Með suð í eyrum við spilum endalaust, ahora entiendo el formato de su última gira donde ya no había cabida para sus antiguas colaboradoras (Amiina), ahora es más fácil ver cual es la aportación de Jónsi en Sigur Rós. Go muestra la continuación del camino que ya había empezado a tomar el Með suð con ritmos más rápidos en muchos temas, más parecidos al Gobbledigook que al Glósóli (Takk…). El xilófono deja paso a la batería y los violines y chelos pierden protagonismo cediendo el puesto a la flauta. La voz junto con los coros se alzan como protagonistas indiscutibles de esta obra. Para muestra Boy Lilikoi donde aun notándose la herencia del Takk podemos apreciar un ritmo más rápido y más propio del último trabajo.
Al contrario de lo esperado, el islandés no rompe con todo, sus orígenes se tornan en raíces bien arraigadas que no hacen otra cosa que impregnar el disco con la esencia de Sigur Rós. Un ejemplo lo tenemos en Tornado donde el piano vuelve a tomar protagonismo (que permanece en un segundo plano en casi todo el disco).
En un plano más personal, el disco me transmite mucho optimismo, una alegría que se aleja bastante de la oscuridad de algunos temas a los que nos tiene acostumbrada la banda, incluso los temas más tranquilos transmiten un “buen rollo” (véanse Kolniður o Hengilás) que no dan cabida a la agonía en todo el disco. Quizás esa es la única pega que puedo poner al disco, la falta de un tema tipo Popplagið pero se ve que Jónsi está muy feliz, que le vamos a hacer (lo sé, no tengo ni la más remota idea pero es lo que me transmite…)
Mi escepticismo se vuelve cada vez más frágil con cada escucha y se transforma casi en devoción.
Un disco que muchos verán como la sombra de lo que es Sigur Rós pero que en mi caso disipa las dudas sobre las capacidades de Jónsi, que no consigue que deje de esperar con ansia el próximo de Sigur Rós pero que se ha ganado mi más absoluto respeto y devoción.
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