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Dudas y más dudas se cernían sobre la decimosexta edición del Festival Internacional de Benicàssim. El control total de Vince Power sobre la dirección del festival, el definitivo adiós de los hermanos Morán, la britanización del cartel y por ende del resto del festival.

Foto: Archivo FIB / Óscar L. Tejeda

El bajo nivel de los cabezas que algunos vaticinaban, la crisis y la correspondiente bajada de ventas de entradas. Rumores y más rumores que adelantaban la muerte del estandarte festivalero de nuestro país, el mundo se acababa y nadie podía impedirlo. Por suerte después de sobrevivir un año más a Benicàssim podemos decir alto y claro: El FIB ha vuelto.

Y decimos que ha vuelto porque para muchos la experiencia 2009 fue lo más parecido a descender a los más crudos infiernos. Cancelaciones, viento que podía hacerte tragar una cantidad ingente de tierra por segundo y para colmo de males un recinto hasta arriba de humanidad. Todo lo que no es agradable cuando quieres disfrutar de un festival se dio la mano en aquella fatídica edición del festival castellonense. Por suerte los astros se alinearon esta vez y el festival ha vuelto a mostrar su mejor cara. Si bien los números no han sido los mejores no han distado demasiado por ejemplo de los de 2008 y si es cierto que es una cantidad de gente asumible cuando pensamos en la comodidad de desplazamiento entre escenarios y durante los conciertos. Realmente impagable. El festival por antonomasia está de vuelta, esos cuatro días en los que machacas sin compasión a tu cuerpo de la playa al recinto y del recinto a esa tienda de campaña a la que le tienes cariño vuelven con el encanto de antes. Esas duchas rodeado de guiris casi desnudas, esos vecinos del camping que hacen botellón hasta el amanecer, los tíos que se disfrazan para ir de conciertos y todos aquellos amigos que sólo ves en Benicàssim en la tercera semana de Julio, todo eso ha vuelto y ha vuelto mejor que nunca.

 

Jueves

19.30 y ante uno de los jueves más vacíos que se recuerdan en el recinto fibero nos plantamos para seguir las huellas de uno de esos grupos de pop suave y a la vez excéntrico del panorama nacional llamado Cohete. Los madrileños son ya un secreto a voces, ese diamante pulido y dispuesto a la gloria que meses antes descubrimos con motivo de su maravilloso disco homónimo. Grandes temas como “Matrimonio” o “Un mamífero magnífico” fueron una genial forma de abrir la veda en el fiberfib a la hora que empieza a caer el sol con una numerosa banda.

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Foto: Archivo FIB / Óscar L. Tejeda

 

Charlotte Gainsboroug hija del cinematográficamente homenajeado Serge Gainsbourg salió demasiado estática al escenario. Parece que le faltan algunas tablas a la muchacha que no acabó de arrancar en lo que fue una de las propuestas más tranquilas y clásicas pasadas por el verde. Totalmente carente de fuerza y con una sobriedad tal que fue imposible que el invento del genio de Beck conectara con un público acostumbrado a lanzar cervezas. Ni el momento ni el lugar para la chica que llegaba con IRM, uno de los trabajos más ensalzados del pasado 2009. Una pena.
Corriendo para corroborar durante algunos minutos que los siempre efectivos Love of lesbian necesitan bien poco para montarse su habitual bacanal, pero sobre todo para darnos cuenta de que lo de tirar minis de mitad del público en adelante no es ya sólo una costumbre británica. El repaso ya habitual de los barceloneses a su 1990 acompañado de algunos de sus éxitos anteriores extasía a sus incondicionales que parece que no se cansan de verles día sí y día también. La sensación nacional del momento sin discusión alguna.

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Foto: Archivo FIB / Óscar L. Tejeda

 

Corriendo de vuelta al verde para no perdernos ni un segundo de lo era el cabeza del día, Ray Davies leyenda viva del rock’n roll. El ex líder de los Kinks no necesitó calentar la muñeca para incendiar el verde salvajemente. Tirando de un repertorio contundente abrió con “I’m not like everybody else” y “Till the end of the day”,  todo el poderío de los años mozos de Ray contagiaron a aquellos que saben de dónde vienen esos niños de flequillo de lado. De aquí en adelante cervezas volando y público teletransportado a aquellos maravillosos 60’s. Un Davies juguetón y hablador supo racionar sus hits más conocidos como “You really got me” o “All day and all of the night” para hacer de su hora y media sobre el escenario la más sabrosa de este jueves. Por suerte algunas cosas no cambian en Benicàssim, las viejas glorias siempre son bien recibidas.

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Foto: Archivo FIB / Óscar L. Tejeda


Tras una de esas cimas inglesas de la historia que siempre serán visibles en el atlas del rock, llegaban otros que pretenden serlo pero que me atrevo a vaticinar que nunca lo serán. Incluso el apelativo de cabeza de cartel se les queda grande a Kasabian quienes siendo generosos podemos dar un aprobado global. Un concierto que sólo gozaron los fans que inexplicablemente tiene esta banda a quienes arrastra allá donde van. Con los temas de su tercer disco “West Ryder Pauper Lunatic Asylum” bajo el brazo dieron uno de los conciertos más aburridos del festival y ya tiene delito que con auténticos himnos facilones como “Underdog” o “Empire” no consiga hacer vibrar más allá que a los muy predispuestos.

Huyendo de tan aburrido espectáculo nos encontramos con una de las sorpresas más gratas de este primer día en Benicàssim. Scratch Perverts con una sesión que empezó en dub step para acabar con hitazos asequibles y zapatilleros mezclados con scratching marca de la casa que consiguió hacernos pasar el mal trago de manera espectacular. Broken Bells cerrarían más tarde el verde con un horario imposible para la propuesta reposada y de matices que proponen esa extraña mezcla entre James Mercer de los Shins y Danger Mouse de Gnarls Barkley, en otra ocasión será.


Viernes

Viernes de sonrisa en la cara. Era predecible que fuese el mejor día del festival por el cartel con nombres como Hot Chip, Vampire weekend o Calvin Harris, pero lo vivido en el recinto este día solo puede llamarse espectáculo de principio a fin. Mención especial para tres directos que nos consta fueron de excelente en nuestra ausencia Delorentos, Alondra Bentley y Dj Shadow.

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Foto: Archivo FIB / Óscar L. Tejeda


Abrimos el grifo del viernes hacia las ocho con la curiosidad intacta de un niño por cómo sería lo que puedes encontrar sobre el escenario cuando piensas en JJ. Una respuesta rápida y directa asoma desde el momento en que la joven se dispone a hacer un “fantástico” playback junto a su ordenador, un Mac eso sí. Después de tres canciones en las que esperábamos que todo fuese una broma apareció el guitarrista y segundo miembro del grupo para volver a bajarse al acabar el tema pertinente. Evidentemente los suecos no son lo que uno entiende por música en directo de la forma convencional asique aprovechando el fiasco y tragando saliva e indignación aprovechamos la segunda parte del rock ruidoso de Triángulo de Amor Bizarro. Y si, bien! llegamos a tiempo para ver que tal suena en directo su brutal hit “De la monarquía a la autocracia”. Desde aquí hago un llamamiento a todos los garitos del país para que la pongan al menos una vez al día. El resto bastante plano y demasiadas coincidencias entre canciones, sobre todo cuando no canta Isabel Cea, bajista de la banda coruñesa que hace ganar una fuerza brutal a todos los temas que toca.
Un rato del Sr Chinarro para volver a comprobar que es uno de los mejores cantautores del país junto con Nacho Vegas, esos a los que les gusta que les llamen los Malditos. Alguna queja al de sonido que nos asegura que todo sigue en orden y un setlist muy parecido al vivido durante el último primavera club en la sala Apolo. Definitivamente el FIB cuando cae el sol no es su momento ni su lugar.

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Foto: Archivo FIB / Óscar L. Tejeda

 

El turno de Julian Casablancas y su extraño proyecto ochentero había llegado al fin. Muchísimas dudas de cernían sobre lo que podríamos ver en el verde, evidentemente no tendría con que rellenar el setlist sin algunos hits de los Strokes. Por suerte el chico malo malísimo de NY se apiadó de aquellos que no soportan su disco en solitario (Osea todos) y alternó durante la hora y media un tema de los Strokes y de su “Phrazes for the young” del que apenas se salvan 4 temas. Salido de un video de Michael Jackson y muy simpático y hablador (¿Cómo no serlo con tanto tiempo que rellenar por delante?) consiguió solventar la papeleta con buena nota hitazos de ayer y de hoy entre los que disfrutamos “Reptilia” (que improvisaron a petición popular ya que no la tenía en el setlist), “Electricity scape”, “Automatic stop” y por supuesto su notable “11 Dimension”. Con este setlist y sonando cojonudos ¿Quién no les ve cabeza de cartel? y sobretodo ¿Quién necesita a los Strokes en letras enormes?

La espectacular noche iba dándose la mano con los siempre efectivos Hot Chip y su electro pop tropicalista. No se puede decir que fuese un gran concierto y lo cierto es que van perdiendo fuelle tras haberlos visto por tercera vez en cuatro meses, pero siempre son garantía de éxito con esos puntazos que ya forman parte del imaginario colectivo, bombos y samplers que hacen botar hasta al más aburrido. “Over and over” “I feel better” o “Ready for the floor” siguen teniendo ese qué que les permite hacer bailar a las masas por más que se repitan. Como decía un buen amigo “Estos tienen que ser muy buenos para triunfar con lo feos que son”.

Mucho se discutió sobre el horario de Vampire Weekend, de si no podían ser cabezas de cartel de un FIB, de si sólo tenían dos discos o de si eran unos horteras por subirse al escenario con esas pintas de pijo-nerds. Cuando los neoyorkinos se colocaron la guitarra a la altura del sobaco y comenzaron con “Holiday” todas las dudas se esfumaron convirtiendo el verde en una pista de baile de miles de personas. Una bacanal gigante de gente dando botes con esa mezcla entre el reggae, el punk y el pop que sólo los vampiros saben hacer. Un repaso perfecto de su último disco “Contra”, que al contrario de su primer largo se deshincha poco a poco con las escuchas. “California English”, la trilladísima “Cousins” o “Giving up the gun” acompañaron a las mil maravillas a temas que se han convertido ya en clasicos de estos lares como “A-Punk” o “Oxford coma”. Con semejante setlist que le eriza la piel a cualquiera no es difícil imaginar que aquello fue sin duda uno de los mejores conciertos de la edición, una auténtica fiesta salvaje a la que le faltaba el broche de oro con “Mansard roof” y “Walcott” en un bis brutal a golpe de teclado, el verde entero a sus pies, calor asfixiante y camiseta en la mano.

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Foto: Archivo FIB / Óscar L. Tejeda

 

El cierre no podía ser menos y después del chute de adrenalina vampiro ¿Qué mejor que Calvin Harris? El productor escocés que subiera a los cielos con su “The girls” que por supuesto no faltó en su setlist llegó decidido a presentar su “Ready for the weekend”, muy en la línea de lo que había hecho hasta la fecha. Muy bien acompañado de su banda y su ejército de sintetizadores se centró sobre todo en su último largo y los hits que le preceden, una mezcla fantástica para esas horas en Benicàssim. A morir todos aquella misma noche! debió pensar quien se le ocurrió meter a Boys Noize a continuación, auténtica fiesta zapatillera para cerrar un día completamente salvaje en el recinto del FIB. Todavía estamos preguntándonos como pudimos sobrevivir.

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