El pasado fin de semana tuvo lugar en Murcia el IV salón del manga de la ciudad, conocido como Murcia se Remanga. Tengo que reconocer que desde el primer año que se celebró, allá por 2009, no había vuelto a ir, y sinceramente me quedé impresionado ante la magnitud del evento y la asistencia de público, sobretodo el sábado, algo que me superó, rozando un balance de 22.000 visitantes a lo largo de los tres días.
Evidentemente yo asistí los tres días, empezando por el viernes, donde una asistencia flojilla no me hacía presagiar lo que me depararía este evento. A la entrada te encuentras con la típica sala llena de stands de mercadotecnia, que iban desde los típicos tenderetes con manga, pasando por camisetas hasta llegar a los videojuegos, parte que me interesaba especialmente.
Al subir las escaleras nos encontramos con la digamos “sala de máquinas”, con diversos monitores y proyectores enchufados a distintas consolas de todos los tiempos donde se prodigaron los torneos de videojuegos a lo largo del fin de semana, entre los que destacaron los torneos de Mario Kart, Tekken, Street Fighter, Fifa, Pro y muchos otros. En esta misma planta se daban lugar espacios para cursos y conferencias donde destacaban un curso de japonés básico y una charla sobre “Cómo hacer fanzines”, al que por temas de tiempo no pude asistir. Entre otras cosas porque hasta que no llegué al recinto no pude ver los horarios del evento, un fallo que me gustaría remarcar y que espero que corrijan para posteriores años, y es que el programa y sus respectivos horarios no se podían ver desde la misma página web del salón, teniendo que hacer un uso, eso si, de un clarificador panfleto entregado a la entrada. Pero no iba a ser todo crítica, otro punto a favor del evento fue el continuo anuncio por megafonía de las distintas actividades.
Al que si pude asistir fue al concierto que se dio lugar en el exterior, en una carpa habilitada para espectáculos musicales, como karaoke o conciertos, como el que pude disfrutar ese día, Game Gods se llamaba el grupo, que mezclaba el heavy metal con algunas melodías de videojuegos. Este último aspecto fue lo que me atrajo a asistir, y teniendo en cuenta la poca predilección que tengo por el heavy tengo que reconocer que no me desagradó en absoluto.
El siguiente día fue cuando me llevé la sorpresa. Nada más acercarme a los alrededores del lugar empecé a percatarme de la notable presencia de cosplayers que inundaban el recinto, con un público mayoritariamente joven. De hecho, recuerdo que al final del primer día me fui pensando “el nivel de cosplay no llega ni por asomo al del salón de Barcelona”. Zaf, en toda la boca, el nivel era igual o incluso mejor, superó todas mis expectativas.
Al intentar acceder al edificio me topé de bruces con una kilométrica cola que me indicaba que poco o nada tendría que ver la cosa con el día anterior. Y así fue, desplazarse por el salón el sábado se hacía una ardua tarea, y cuando me dirigí a la planta superior me tropecé con una sala de conferencias algo colapsada, y es que allí se daba lugar una charla sobre “La cara oculta de Final Fantasy”, en la que estaba bastante interesado, y la verdad es que no defraudó, eso si, fue algo corta, pero me vino bien, porque me permitió asistir a otro coloquio muy interesante acerca del Studio Ghibli que se daba lugar en el salón de actos de la planta inferior, mucho mejor acondicionada y de mayor tamaño que la anterior. Y sin tener que moverme del sitio pude disfrutar de la clase de historia de manga que proporcionó Marc Bernabé, reconocido personaje del mundillo gracias a sus trabajos como traductor de japonés, haciendo un recorrido por los más influyentes mangakas desde los comienzos hasta la actualidad, alargándose quizá un poco.
Y llegamos al último día, domingo, donde la afluencia de público bajó considerablemente, sobretodo por la tarde. Antes de entrar me di una vuelta por la zona de la acampada, donde a pesar de que según fuentes oficiales había una reserva de 300 plazas, allí no vi ni por asomo tal cantidad, y estoy hablando del domingo por la mañana. Puede que en esto influyera la lluvia, que hizo acto de presencia el sábado.
Lo que iba diciendo, un vez ya en el interior, vi un buen barullo que se formaba a la entrada de la zona del tatami, donde se congregaba una exhibición de karate, aunque no era eso lo que me interesaba, lo mío era la mesa redonda sobre videojuegos, bastante distendida e interesante.
Mi visita terminó por la tarde asistiendo a una charla sobre videojuegos independientes, que cuando menos me lo esperaba se convirtió en un spot publicitario sobre un tipo que representaba una plataforma de descarga digital de videojuegos. A pesar de ese pequeño inconveniente terminó por agradarme la cosa, e incluso me llevé un juego de regalo, así que, qué demonios, hagámosle publicidad, la página en cuestión era Gamersgate. Si el juego que me regalaron no me gusta los pondré a caldo…
Y esto fue todo. Este es el resumen de un brillante y aún joven salón del manga de Murcia, que aún debe pulir ciertas cosas, visto desde la óptica de un gamer, que sigue sin decepcionar gracias al buen hacer de Juan Álvarez y Jorge G, organizadores del evento.
