El maestro volvió a ser mago
Otra vez el caprichoso destino nos sonreía y esta vez no había que tomar ni vuelo, ni atravesar toda España, sólo hacer poco más de 200 kilómetros y estaríamos en la Costa del Sol en Málaga. A pesar de ser viernes 13, desafiamos todos los pronósticos y nos fuimos a la plaza de toros de La Malagueta porque Steve Vai traía su gira “The Story of Light 2013”, el mismo tour que la productora T4F (Time For Fun) llevará hacia Argentina en diciembre al teatro Gran Rex. En esta gira lo acompañan Jeremy Colson en batería, Dave Weiner en guitarra rítmica y teclados y Philip Bynoe en bajo.
Escenario con luz negra (ésa que da un tono violeta) y de fondo la portada de su último trabajo; de su pupila salía una clara luz blanca que parecía darle vida a la mirada. Eran las 21:40 y Vai salía a escena con un sombrero negro, gafas de sol y con unos pantalones chinescos que solo le pueden quedar bien a él. Arrancaron con “Racing the World” y casi sin respirar “Velorum”. Escuché a la gente de la producción decir que Vai no quería vallas porque quería estar cerca del público y así lo demostró a lo largo de toda la noche, con mucha comunicación y agradecimiento, a las no más de 1000 personas que nos dimos cita ahí. Su experiencia de más de treinta años sobre las tablas, se nota, tanto en sus movimientos como en el manejo del escenario. Fuimos testigos de un repaso por toda su carrera, destacando excelentes versiones de “Weeper China Doll”, “Building The Church” y “Gravity Storm”. También hubo tiempo para “The Animal”, “Answer” y “The audience is listening” de su incombustible álbum “Passion and warfare”.
Casi tres horas de show donde el virtuosismo iba acompañado del sentimiento en temas como “Tender Surrender”, Wispering a prayer” o “Sister”. Para tocar “The Ultra Zone”, Vai salió interpretando a un robot, con un traje luminoso y despidiendo luces de su cuerpo, de su guitarra y de sus dedos: impresionante. Sentido homenaje a su admirado Frank Zappa con la interpretación del tema “Frank”. Se acercaba el final con “Build me a song” en el cual eligió a una pareja del público y basándose en una improvisación de estos, compuso una canción inédita. Todavía faltaba más y para dejarnos sin aliento, interpretó el himno “For the love of God”, con el que arrancó una ovación y abandonó el escenario para volver y tocar “Taurus Bulba” como final. Una noche en la que Steve Vai brilló, una noche donde pasaron por sus manos muchas guitarras y a todas supo conquistar, una de esas noches donde en una plaza de toros no hizo falta ni capote ni espada, solo arte a base de excelente sonido y buen gusto, una noche Gigante .
Las fotos han sido tomadas por Juan Cufre, puedes ver más fotos en su Flicker: PINCHA AQUÍ