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Patrick Wolf

Lupercalia

[Mercury Records; 2011]

5.25


 

El quinto álbum del londinense Patrick Wolf, lleva por título Lupercalia, en lo que según el autor hace referencia al festival amoroso que es el disco además de un guiño a su apellido con el término latino de lobo. Ese nombre ganó la batalla a títulos como “The Native” and “Tahina Spectabilis”.

Inicialmente este trabajo iba a ser la continuación a modo de doble álbum, donde The Bachelor sería su primera parte, y The Conqueror (ahora Lupercalia) sería su segunda parte, finalmente no fue así y nos encontramos ante dos discos de factura muy distinta.  En The Banchelor encontramos a un Wolf mucho más deprimido y desesperado, cuánto ha cambiado el cuento.

En este nuevo trabajo, Patrick Wolf explora los caminos del amor, y a pesar de no ser un disco tan luminoso en su instrumentación como podría ser “The magic Position” sí que lo es en su mensaje. Aunque “The City”, canción que inaugura el disco y segundo single, bien podría pertenecer discos anteriores. Preciosa canción con la que ha decidido abrir su disco, a pesar que no ser ni mucho menos la tónica general de Lupercalia.

Un disco con claro camino lleno de felicidad, y marcado por la nueva pareja del británico, parece estar de buen humor el bueno de Patrick, aunque debió de tener en cuenta que su parte más atormentada puede ser su faceta más interesante, musicalmente hablando.

“Time Of my Life”, fue la canción elegida para presentar el álbum como single, una canción mucho más acorde con el parecer del disco, durante todo el LP encontramos a Patrick Wolf cantando de manera más serena y si se me permite, oscura, el violín comparte un protagonismo capital, como es habitual, durante todo el disco. Aunque esta forma de cantar se hace más patente en la segunda parte.

Así “Armistice” o “Slow Motion” suenan a canción de amor, algo a lo que no estábamos muy acostumbrados, Wolf siempre se ha caracterizado por ser un autor de esos llamados “felices” por su música, pero esta vez se nos presenta demasiado pasteloso, aunque prueba algún truco distinto en “Together” o en el epílogo “The Falcons” que parece continuar la parte más festiva en las primeras canciones.

En definitiva, Patrick Wolf ha pasado de ser un rebelde, aún en la retina aquel incidente con el piano en directo y se ha convertido en un “ño ño” porque ha tenido la suerte de encontrar el amor. Deseamos que Patrick Wolf sea muy feliz en esta nueva época, pero que cuando vuelva a sacar otro disco no tenga pareja, o este pasando por una pequeña crisis, y siga siendo aquel tipo que cantaba a las miserias del mundo con una sonrisa de oreja a oreja.

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