Bjork Biophilia

 


Bjork

Biophilia

[One Little Indian; 2011]

3.8


 

Ocho discos de la ex Sugarcube, una artista/músico/actriz/madre/visionaria/mecenas que no deja indiferente a nadie, por su fondo o por su forma, por la manera en que es capaz de retorcer lo vanguardista hasta convertirlo en un ente incapaz de digerir si no estás preparado, esta vez se ha pasado.

Este Biophilia es mucho más que un disco, es una nueva experiencia de concepto discográfico solo a la altura de la islandesa, una aplicación de aplicaciones donde bucear por el universo de cada canción para poder entender de una manera más nítida el alma de cada una de las composiciones.

Dedicado a diez fenómenos naturales tan abstractos como la gravedad, los ciclos lunares, el ADN, las placas tectónicas, las estructuras cristalinas por poner algunos ejemplos. Pero una cosa es la vanguardia, y otra cosa es el ridículo más espantoso por ser más moderno que nadie. Bien es cierto que Bjork no engaña a nadie, fue capaz de promover con cuerpo y alma, aquella paleta de sonidos llamada “Reactable” con una maestría increíble y dándole un protagonismo en su gira que nadie esperaba. Capaz de convertir lo raro en arte, en aquel estrambótico “Volta”, pero aquí Bjork se convierte en víctima de su propio personaje.

Un disco donde los ritmos son del todo atípicos, y donde la prodigiosa voz de Bjork (sí prodigiosa) queda en un segundo plano tapada en cada canción por una nueva excentricidad. Ni siquiera en la casi coreable “Cristalline” encontramos una canción que favorezca el talento de la islandesa. Y por qué decimos esto, entre otras cosas,  porque el disco ha sido grabado en su mayoría con un Ipad, que me obliga a hacerme la siguiente pregunta, ¿le ha beneficiado esto en algo al disco? (aparte del acuerdo con la empresa de la manzana) ¿Acaso un Ipad, o una bobina Tesla (que también la ha usado) pueden mejorar el sonido de los más modernos aparatos? ¿Qué será lo próximo?

Hipnosis total en las canciones que suenan devastadoras porque no deja un solo respiro, “Cosmogony” o “Moon” emboban al oyente y lo abandonan a la deriva, no hay ningún punto de amarre a lo bello, a lo esperado, todo suena desordenado y aleatorio aunque sabiendo quien es, sabemos que nada tiene de causal todo lo que hace. “Dark Matter” podríamos marcarla como la gran representante del disco, una marea de susurros y gritos que viene y va en un sin sentido perfecto. Mitad naturaleza mitad tecnología que mezcla como el agua y el aceite en lo que estoy seguro que en directo junto con sus grandes piezas será un espectáculo digno de admirar. El disco parece poco formato para un viaje tan denso y tan extraño.

Bjork ha conseguido convertir su estilo en algo propio, y ha influido en multitud de artistas, ahora nos deja la extraña sensación de haberse influenciado ella misma en un bucle oscuro y sin fin que esperemos que vea la luz.

Estas diez canciones solo pueden catalogarse de dos maneras, coñazo u obra maestra, yo me apunto a la primera, aunque comprendería y mucho lo segundo. Desde mi visión de los hechos pienso que hay que ser exigentes con la gente que ha demostrado con trabajos tan increíbles como Debut o Vesperine que lo puede seguir haciendo, el celebrity de la muchachada toda una premonición.

Björk – Biophilia

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