Lambchop
Mr. M
[Merge Records; 2012]
9.5
"Dont' Know what the fuck they talk about". Negatividad que rezuma por los cuatro costados. Dolor que aflora como declaración de intenciones. Kurt Wagner no parece haber sido nunca un autor feliz, pero sí complacido por su obra; aquí hay algo más. Existe un perturbador recuerdo que le agita y le come por dentro. Estamos ante algo que un día le hizo esconderse en sí mismo, buscar en su interior y que ha decidido dejar salir para poder intentar coger aire bajo esa losa que lo está aplastando hasta tal punto que nos hizo temer el silencio de su voz.
Pensó en la retirada, todo lo que tuviera que ver con los instrumentos para usarlos como mensaje para dirigirse a la gente ya no le motivaba y recíprocamente, se separaron ("...la música te proporciona una relación directa con el público (...) pero, ¿qué puedo hacer yo si la música decide evitarme?"). Solo, entre cuatro paredes, buscó cómo hacer para no recordar, para dirigirse sólo a él y, la pintura, ese otro arte que el autor entiende y otros interpretan, fue el empuje necesario para darnos a conocer qué es "el amor hacia alguien que ya no está".
Desde aquello dejó pasar año. Por aquel entonces lo que rodeaba era motivo de júbilo y festividad, pero para él, las luces ya no eran necesarias ("Took the Christmas light off the front porch") –'2B2'-. No había un motivo fiel para mantenerlas porque la celebración se acabó antes de tiempo. Ese porche delantero ya no volvería a ver a Vic Chesnutt componiendo canciones como 'Stupid Preocuppations' ni Kurt Wagner volvería a hablar con él. La emotividad con que embriaga ese sentimiento se hace palpable, es el relato de un simple día de tantos durante toda una vida.
Y eso hace preguntarse a uno que demonios hace aquí (...'and the sky opens up like candy and the wind don't know my name'...); lo que algunos llaman existencialismo, el saber si lo que se hace merece la pena para que, en un momento, se te arruine todo. El ser vencedor momentáneo cuando tu vida es todo lo demás, la representación de ello por Josephus Brody en el vídeo de 'Gone Tomorrow' dirigido por Zike Spiger o el caer en el olvido de manera anónima como la frase ya plasmada de 'Nice Without Mercy' viene a decir. Así era como nos deja ver Kurt Wagner que durante tantos años se ha sentido. La soledad del genio que la llaman, la que hace aún más que su obra se humanice; la misma que sufrió Rembrandt.
Más allá del mensaje, la banda deja de lado las directrices del country y se sumerge en un infinito baile de cuerda, timón que facilita el dirigirlo hasta el interior de cada uno, solemne y suave, complemento de esa voz que parece resquebrajada -en esta ocasión, un poco más- y que incluso le permite evidenciar que no es un tipo sencillo, que no se deja persuadir por las órdenes de quien manda "en Nashville hay demasiados instrumentistas, arreglistas y productores que se aburren. Mi trabajo es hacer canciones; el suyo, vestirlas. (...) La historia de Lambchop es la lucha entre la idea de banda, con las lealtades personales que implica, y la de disco como creación autónoma", toda una declaración de intenciones establecidas en las líneas de 'The Good Life (Is Wasted)' como paréntesis a pesar de las adversidades ya que el trabajo en sí tiene un mensaje claro. Es el hecho de haber aprendido, no de lo que se ha hecho ('Kind Of') y que, aunque su vida se haya visto trastocada desde que tuvo esa gran pérdida, el "amor" que al final queda es lo que ayuda para entregar este homenaje a Vic Chesnutt, para él su gran amigo; esa "etiqueta" de un ser para el que cualquier día, cualquiera de nosotros, querríamos poder dedicar una obra tan sublime como es éste Mr. M. que tiene este año como su mejor salón de exposiciones.