21


Jack White

Blunderbuss

[Columbia; 2012]

8


Si hablamos de Jack White en honor a la verdad diremos que es uno de los músicos más brillantes contemporáneos además de prolífico. Jack White era y es el alma del dúo The White Stripes donde consiguió crear una discografía imprescindible para cualquier amante del rock y además consiguió despertar la admiración de todo el planeta musical. Muchos eran los que pensaban que White estaba limitado por la poca destreza de Meg (baterista) y no les faltaba parte de razón y como un buen Dios escuchó a los fieles y parió The Raconteurs, mucho más explosiva y compleja, dos discos nos dejaron y un directo memorable.

Ahora White se deja de grupos y ataduras y ha decidido mostrarnos qué puede hace él solo, el disco ha sido compuesto íntegramente por él y como no podía ser menos también producido. Con todo esto, vuelve a demostrar algo, White es inabarcable, barre en este esperadísimo disco casi todos los estilos desde un falso Hip Hop con forma Rockabilly como “Freedom at 21” hasta piezas mucho más convencionales como “Love Interruption” (primer single)

Freedom 21” es de letra polémica y comienzo de recuerdo Smashing, donde Jack habla de la libertad y comienza con un contundente “I'm so free I could shout”. ¿Se sentirá libre ahora? ¿Estaba atado antes?

Aunque Blunderbuss también nos trae al artista a manos de un piano con ese segundo tono mucho más agudo al mando de piezas mucho más clásicas como la que da título al disco o la inconfundible “Hypocritical Kiss” con el estigma de la casa White.

El disco viaja rápido y posee una cantidad de información difícilmente procesable en una o dos escuchas, merece pausa, prueba de ello es la dificultad de poder tararear alguna melodía tras la primera escucha o ser capaz de recordar qué canción te gusto más o menos,  aunque algunas hacen perfectamente de single como el R&B compuesto por Rudy Toombs, “I'm Shakin”,  la única pieza con la que te verás obligado a mover la cadera.

Aunque lo propuesto tras trece canciones se puede hacer algo largo por ausencia de ese hit total no sucede, porque White acaba el disco exprimiendo mucho más el piano que la guitarra y nos vuelve a ofrecer motivos para no dejar el disco, el bueno de Jack exprime el piano en canciones como en  “Hip (Eponymous) Poor Boy”  o "I Guess I Should Go to Sleep"  de tal manera que los martillazos acaban por activarte demostrando el virtuosismo que ya conocíamos.

En la primera parte del Lp nos encontramos una armonía mucho mayor del protagonismo instrumental aunque la guitarra predomina, a pesar que el disco comienza con una declaración de intenciones  como es "Missing Pieces" y golpea con "Sixteen Saltines", para dar paso a una segunda parte donde el piano/teclados mandan.

Jack White lo ha vuelto a hacer, sobreponerse a toda moda, crear un disco auténtico en un recorrido de estilos imperdible y demostrando que estamos ante un aventajado, Jack White es el Julio Verne de musical actual.

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