Y con esto terminamos. Este 2015 acaba con nuestra lista de discos internacionales favoritos. Un año donde hemos tenido muchos y muy buenos y sobretodo una explosión de género femenino que ha inundado nuestros altavoces con sutiles, rarezas y por supuesto quilates de buena música. El número uno lo teníamos claro, muy claro después de escucharlo la primera vez y más cuando lo vimos en directo. Excelente 2015 en todos los géneros, con un gran beneficiado, nosotros.
Deseando que os gusta y Feliz 2016:
30.- Godspeed You! Black Emperor - Asunder, Sweet and Other Distress

29.-Blur – The Magic Whip

28.- Ratatat - Magnifique

27.- New Order- Music Complete

26.- Years & Years – Communion

25.- Yo La tengo - Stuff Like That There

24.- Destroyer - Poison season

23.- Hot Chip - Why make sense?

22.- Neon Indian - VEGA INTL Night School

21.- El Vy - Return to the Moon

20.- Beach House - Depression Cherry

19.- Father John Misty - I Love You, Honeybear

18.- Chvrches - Every Open Eye

17.- Deerhunter - Fading Frontier

16.- Kurt Vile - b´lieve i´m goin down

15.- Twerps – Range Anxiety

14.- Foals – What Went Down

13.- Wilco- Star Wars

12.- Courtney Barnett – Sometimes I Sit And Think And Sometimes I Just Sit
11.- Leon Bridges - Coming Home

10.- José Gonzalez - Vestiges and claws

9.- Björk – Vulnicura

8.- Built to Spill - Untethered Moon

7.- Julia Holter – Have You In My Wilderness

6.- Joanna Newsom – Divers

5.-Tame Impala – Currents

4.- Kendrick Lamar - To Pimp A Butterfly

3.- Jamie XX - In Colour

2.- Grimes - Art Angels

1.- Sufjan Stevens - Carrie & Lowell
Existen pocas palabras para describir lo que Sufjan Stevens ha sido capaz de hacer en un disco como “Carrie & Lowell”. Tras haber tocado techo en estrambótico “The Age of Adz” donde capitaneaba una nave de sonidos y matices que nos transportaba, a golpe de orquesta, a la estratosfera, llega el regreso del ángel Sufjan Stevens a sus orígenes, pero con matices maduros.
La manera de hacernos levitar esta vez es distinta, no ha necesitado demasiadas ayudas, ha hecho lo mismo con menos recursos, un disco minimalista, íntimo y cálido que nos traslada a la versión más madura de “Illinois” o “Michigan” del maestro con cara de niño. Un discurso que lleva la marca de la tragedia ya que Sufjan dedica el disco a su madre, incluida la portada, puesto que su ella falleció en 2012 y este hecho es el que propicia que Sufjan coja la herramienta y nos cuente qué siente y de dónde procede y ante eso poco más podemos añadir.
El disco es toda una declaración de intenciones cuando el ukelele de “Should Have no Better” comienza a sonar, pero no solo la música nos trasporta, sus letras han vuelto por donde solía. La lírica se ha oscurecido notablemente y es que ya no hablan de nuevas eras o sensaciones extracorpóreas, son las cosas cotidianas las que toman el protagonismo.
Un disco corto ha sido el que nos ha presentado el de Detroit, pero que no le falta ni le sobra nada. Es breve pero es hermoso y estremecedor a partes iguales como la vida misma. Un disco que confirma que nos encontramos con uno de los artistas tocados por la mano del Dios de la música y en plena madurez musical y personal. Una obra maestra.
