Cincuentasombrasdegrey

Título: Cincuenta sombras de Grey

Autora: E.L. James

Editorial: Grijalbo

Año de publicación: 2012

Género: Narrativa / novela erótica

Tanto hablar de Cincuenta sombras de Grey, debo reconocer que despierta la curiosidad; pero como dice el refrán la curiosidad mata al gato... y eso fue lo que consiguió, matar al gato y a una servidora.

Aunque cabe la duda de si la cosa irá mejorando conforme las páginas van pasando, mucho me temo que, llegado el ecuador del libro y con una protagonista que se repite de manera estrepitosa, la cosa va quedando un tanto clara...este libro no va a ofrecerme mucho más.

En síntesis, podríamos reducir la sinopsis a: chica de veinti pocos años conoce a empresario madurito, pero no en exceso, guapo, atractivo y rico, y ambos se embarcan en una relación que no podemos tipificar de pasional, ni de tórrida ni de lujuriosa porque el Señor Grey, que así es como se llama nuestro atractivo empresario -cosa que es impepinable no creer de tantísimas veces que nos lo repite la narradora y su joven enamorada-, se encarga de dejarnos claro: él única y exclusivamente quiere una relación sadomasoquista donde ella, Anastasia, sea su sumisa y él el amo, dueño y controlador de su existencia.

Y aquí acaba todo, señores, hablar de una trama más compleja sería mentir aunque deduzco que la autora se guardará algo interesante para las siguientes entregas de la trilogía, puesto que habrá que asegurar el best-seller. Eso sí, me confieso ante ustedes: "Una y no más Santo Tomás", no seré yo quien reseñe las otras dos entregas, lo siento.

Pero escarbemos en el trasfondo de la trama, o sea, en esa temática sexual que dice haber revolucionado los hogares americanos...Digamos que la mayor decepción del libro se la ha llevado mi pareja, pues no es tan maravilloso el contenido erótico del libro; no por usar un vocabulario explícito, el erotismo queda cubierto. Creo que el erotismo no está reñido con la buena literatura y eso podría demostrarse con ciertas autoras españolas e hispanoamericanas que comenzaron la desinhibición sexual a partir de los años 70-80 con un empuje feminista que las hacía evadirse de la sutileza y los tabúes, pero eso no significó menguar en calidad literaria y aún hoy podemos seguir encontrando esta fusión. Sin embargo, lo que encontramos en este libro son escenas excesivamente repetidas, (no sé cuantas veces Anastasia ha sido atada a la cama, o azotada) sin mayor intensidad que la propia extensión de la escena contada en varias páginas sin que tampoco ofrezcan nada nuevo. Quizás, el detalle anecdótico al que se le da el mayor bombo es cada una de las impresiones de la joven Anastasia que comienza a conocer su cuerpo en su vertiente sexual. Pero apelar a "la diosa que llevo dentro" para autoconvencerse de que está de acuerdo con las reglas del juego resulta cansino, e incluso denigrante, porque ella es la primera sorprendida y reticente en aceptar una relación en la que ha de firmar un contrato que parece ser va en contra de su bienestar físico y eso mismo contradice la idea que en última instancia el libro quiere dejarnos, y es que ella está locamente enamorada. Pero Cincuenta sombras de Grey no se vende como una historia de amor, y sin embargo, han sido demasiadas páginas oyendo lloriquear a una medio adolescente que no se aclara en su toma de decisiones, y a un adulto con demasiadas secretos que no parece tener intención de descubrir, supongo que hasta la ultimísima entrega...(hay que pagar las facturas), y debo decir que si lo que el lector desea es profundizar en los personajes esta novela dista mucho de ser psicológica; e incluso si lo único que quiere el lector es aprender... me da que la práctica será más satisfactoria.

No es el sado lo que tira para atrás, tampoco hay tanto en lo que recrearse, ni tan siquiera son las relaciones "vainilla" como Grey las llama lo que desmotiva, supongo que al final estás cosas son cuestión de gusto, pero me arriesgo a afirmar que si Cincuenta sombras de Grey quisiera revolucionar realmente nuestro universo sexual tendría que aprender que la Literatura ofrece más recursos que abusivas descripciones simplistas.

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