Queipo Portada

El pasado fin de semana pudimos asistir a la puesta en escena de la obra "Queipo, el sueño de un general".

Este montaje, que casi podríamos considerar documental, nos muestra la vida y obra del General Gonzalo Queipo de Llano, personaje ciertamente desconocido para aquellos que estudiamos historia en la ESO, figura clave en el alzamiento contra la II República española y en la sociedad española en y en las posteriores décadas, hasta su muerte el 9 de marzo de 1951, que sirve para dar comienzo a la función.

Para poder llevar a escena esta obra, de manera que no fuese totalmente ficticia y los conflictos que sucediesen se acercasen a la realidad, tanto Pedro Álvarez-Ossorio, director y dramaturgista, como Antonio Dechent, realizaron un intenso y exhaustivo estudio documental a través de libros, prensa, entrevistas con periodistas de la época y en especial de las memorias del propio Queipo y a la biografía escrita por su nieta, Ana Quevedo, para recoger una gran cantidad de datos del General Queipo.

queipo-1ª

Dos son los personajes principales que estructuran la obra, el propio Queipo y su hija, Maruja (Amparo Marín). Y con ellos, una serie de personajes con los que se crea la trama de la obra, Juliano Quevedo (yerno y ayudante del General), el cardenal Segura y Francisco Franco (Paca la Culona, según Queipo), interpretados por Antonio Campos y Oriol Boixader respectivamente. Y toda ello, enlazado continuamente por diferentes noticias radiofónicas y discursos que ejecutaba el propio General

El espectáculo nos ofrece diferentes cuadros de la vida de Gonzalo Queipo, en Sevilla durante el periodo de 1936 a 1939, su destierro a Roma hasta 1942, el Pacto de San Juan de Luz y sus últimos años en la finca "Gambogaz" que el Ayuntamiento de Sevilla le regaló por su intervención en 1936. Ciertamente, son tantos los datos, personajes y situaciones que nos quiere ofrecer la obra, que por momentos se hace densa, espesa, sin ritmo. El desenlace, con Queipo recitando los versos blancos de Ricardo III en su lecho de muerte, buscando la similitud a través de entre ambos personajes, me resulta algo insulso aunque sorprendente, esperaba un final con un Dechent más enérgico.

Respecto al trabajo artístico del elenco, tengo que destacar la rotundidad y la presencia que Dechent demuestra cuando se introduce en la piel de Queipo de Llano, con una voz dominante y transmitiendo una gran autoridad, con sus discursos en Unión Radio, donde podemos verlo desvariar desbordado por sus ansías de poder.

Por su parte, Amparo Marín, que encarna a Maruja, tiene una progresión muy interesante a lo largo de toda la pieza, pasando de ser una hija modélica y obediente, muy en la línea de lo que se podía esperar de la hija de un militar, a una mujer luchadora, independiente y feminista que se enfrenta al poder de su propio padre, al que tantos temen. En esta última parte, es donde mejor podemos ver el trabajo de Amparo, que demuestra sus mejores cualidades encima del escenario.

Por último, tanto Oriol Boixader como Antonio Campos, dan el toque más sátiro y cómico a la obra con todos los personajes que entre ambos interpretan (Franco, cardenal Segura, Juliano Quevedo, periodistas, miembros de la falange...). En particular, me quedo con la versatilidad de Boixader por la cantidad de registros que logra, y por su interpretación a caballo entre cómica y real de Francisco Franco.

queipo-3ª

En lo que respecta a la puesta en escena, queda meridianamente claro que se busca una plástica que represente a la España franquista, tanto en el vestuario como en la simbología utilizada para toda la escenografía. También se utilizan diversas proyecciones de imágenes reales de la época, jugando con ellas y con los diálogos de los actores, aunque en ciertos momentos no se coordinan todo lo bien que deberían y la no se consigue la idea pretendida. En referencia a la iluminación, se buscan escenas blancas y frías, consiguiendo un ambiente que invita a realzar la dureza del personaje de Queipo y de los que le rodean. Se utilizan también, demasiado a mi parecer, iluminación lateral (iluminación de calle) creando en ocasiones sombras sobre los personajes, afeando algo la escena y su trabajo.

Este documental teatral merece la pena, no solo por ver sobre las tablas un trabajo escénico muy bueno, sino también para recordad o descubrir, según la edad del espectador, la historia más reciente de nuestro país, desde los ojos de una de sus figuras más relevantes, aunque desconocida para muchos.

Publica tu comentario en Facebook

 

Lo más leído