Título: Seis puntos sobre Emma
Año 2011
Duración 87 min.
País España
Director Roberto Pérez Toledo
Guión Roberto Pérez Toledo, Peter Andermatt
Música David Cordero
Fotografía Juan Antonio Castaño
Reparto Verónica Echegui, Álex García, Fernando Tielve, Nacho Aldeguer, Mariam Hernández, Antonio Velázquez, Paloma Soroa
Productora La Mirada Producciones
Valoración 7.9
Hay una clase de films que fundamentan su atractivo acaudalando esa extraña y poderosa virtud hipnótica que es el encanto. Son delicados films imperfectos que superan, curan, diluyen esas carencias segregando una impagable bonhomía escénica que atrapa la mirada del espectador, haciendo que ésta se alíe a su favor, y que él se desentienda, entregado, de esas olvidadas imperfecciones.
Muchas de ellas suelen estar firmadas por debutantes. Hace dos años, por ejemplo, pudimos disfrutar de una de estas apetencias. La firmaba David Pinillos, un joven realizador que daba el salto al terreno del largometraje con ella. La película se llamaba BON APPETIT. Desde aquí, a quien no la haya visto, no podemos más que recomendarle que acuda a reparar el tremendo error de no haberla contemplado. BON APPETIT era un emotivo melodrama sentimental tocado, desde el primero de sus planos, por la magia de lo creíble, de lo cercano, de lo encantador.
BON APPETIT, por desgracia, no tuvo el gran reconocimiento público que merecía. Esperemos que no le ocurra lo mismo a SEIS PUNTOS SOBRE EMMA, el primer film de Roberto Pérez Toledo. Acaba de ser presentado en el Festival de Málaga y, desde SLITHERSMUSICZINE.COM, queremos contribuir a que su impecable soltura no corra la misma suerte, porque no la merece en absoluto. En tiempos de tanta vulgaridad pirotécnica y de tanta mísera bazofia recalcitrante, no debe pasar inadvertida esta sensible muestra de cordura y limpieza narrativa.
El film nos presenta a Emma, una joven invidente que trabaja atendiendo un teléfono de la esperanza. La magnífica secuencia de apertura nos la retrata contundentemente, sobre todo, en lo que a sus más irremplazables anhelos personales se refiere. En ella, la vemos encerrada en el cuarto de baño de su piso, esperando a que una prueba de embarazo de positivo. Emma quiere ser madre. Esa es su obsesión. El resultado es negativo. Al confirmarlo, sin ningún tipo de miramiento, sin dudarlo un solo instante, decide cortar la relación con el hombre que la espera en la cama.
Además de este medular, espinoso sustrato argumental, toda la secuencia sirve también para que el realizador emplace una meridiana declaración de principios observativos. El acercamiento a su protagonista va a ser implacable, frontal, nada compasivo, pero también vidriosamente irónico y desinhibidamente mordaz. La virtud más destacable de todo el esfuerzo por parte del realizador en estar a la altura de su formidable personaje central es que, con su cámara, trata a Emma de la misma manera con la que ella se desenvuelve dentro de su mundo.
De ahí que muy pronto el espectador advierta que la ceguera del personaje no va a ser, en absoluto, el tema central del film. Ni muchísimo menos. SEIS PUNTOS SOBRE EMMA trenza una historia protagonizada por un personaje que es ciego, pero cuyo interés –el de esa historia- será fundamentalmente el resto de especificidades que la caracterizan como ser humano.
De hecho, el problema central del film es ese tipo de cegueras emocionales que nada tiene que ver con la facultad de ver el mundo, ese tipo de oscuridades aviesas, recónditas, insistentes, que nos hacen ciegos aún con los ojos en perfecto estado de visión. No hay más ciego que el que no quiere ver. Emma es una ciega que sólo quiere ver lo que desea, es decir, una ciega condenada a caer en un bache del que no le puede librar ni su bastón, ni su perro lazarillo. Ese bache es un obstáculo que le estorba por dentro.
Pérez Toledo captura el itinerario definido por la voluntad de la protagonista con una naturalidad y un humor jugosamente desconcertantes y afilados. Gracias a la ayuda de unos diálogos más que notables –muchos de ellos en primera persona, dirigidos, por ejemplo, al perro-, la radiografía sobre Emma nos devuelve un personaje lleno de matices. Es una mujer firme, extrovertida, dueña de su existencia, simpática, nada amargada, muy autosuficiente. El realizador aprehende con enorme tacto, verosimilitud y gracejo lo asumido que Emma tiene su discapacidad. La parodia, el juego consigo misma será una de las insistencias más agradables.
Esta misma franqueza contemplativa se extiende hacia el resto de los personajes, excepción hecha del hijo de la vecina: un personaje clave que es el único reparo importante que se le puede hacer al film, pues resulta un tanto forzada su inserción en la historia central. Sin embargo, el resto está inmerso dentro de los alrededores de Emma con una prodigiosa verosimilitud. Y eso que la trama no se lo pone nada fácil al realizador al exigirle la aparición de un grupo de terapia de discapacitados, que podría hacer temer el derrape hacia terrenos de almibarada, paralizante condescendencia.
La entrada de este colectivo dará pie a dos importantes elementos argumentales: la aparición de un grupo de compañeros de grupo, que provocará algunas de las escenas más divertidas del fim, y, principalmente, el personaje del terapeuta a cuyo cargo está todo el resto, que servirá para dar inicio al vericueto sentimental y dramático más potente de aquel. El acercamiento entre Emma y él está impecablemente graduado, tanto por el guión que lo impone, como por la contenida paciencia que dirime el realizador contemplándolo.
Pérez Toledo se esfuerza con éxito por que el vasto componente melodramático que va a ir revelando la concatenación de sucesos no le desquilibre el tono generalizado. Para ello cuenta con un adalid sobresaliente: la maravillosa entrega con la que Verónica Echegui resuelve la complejidad de Emma. La actriz está soberbia. Emma vive en la pantalla gracias a la valentía sosegada, borde, descarada, tierna y palpable que la intérprete confiere. Va a ser muy difícil que el Goya a la Mejor Actriz Protagonista del año que viene acuda a otras manos que no sean las suyas. Emma le debe a ella la mucha luz que le habita en su alma intensa.
SEIS PUNTOS SOBRE EMMA viene a definir un sereno, dolido y muy bien calibrado discurso sobre la dificultad de la satisfacción de los deseos. Sobre lo difícil que es ver cuando el destino se hace opaco porque tú no quieres verlo limpiamente. Hay cegueras que no las cura el oculista. El amor nunca ha sido una cuestión de gafas.
Un film precioso.
