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Título: The Croods

Año 2013

Duración 90 min.

País USA

Director Kirk De Micco, Chris Sanders

Guión Kirk De Micco, Chris Sanders

Música Alan Silvestri

Fotografía Yong Duk Jhun

Reparto Animación

Productora DreamWorks Animation

Valoración 6

Estimable nueva producción de dibujos animados, proveniente de la factoría Dreamworks. Sin alcanzar desde luegola hondura reflexiva y adulta que ofrecen los mejores productos de la Pixar, THE CROODS sabe jugar muy bien la baza prehistórica sobre la que bascula todo su recorrido argumental. El viaje en el tiempo que se nos propone no es un mero decorado caprichoso, sino que impone un inusitado protagonismo durante todo el metraje. La accidentada, mutante, inestable demarcación espacio-temporal actúa en todo momento como factor que define las decisiones que habrán de tomar los personajes principales.

El film sitúa su trama en la Edad de Piedra. Concretamente en los tiempos convulsos en los que el planeta Tierra estaba cuajando su fijeza, esto es, cuando el escenario sobre el que germinó la humanidad estaba sometido a imprevistas y demoledoras  alteraciones geográficas. El arcaico traslado temporal nos presenta a una curiosa familia: los Croods. Un matrimonio con tres hijos que, acompañados de la madre de ella, viven la mayor parte de encerrados en una cueva por el temor que tienen a servir de alimento a las innumerables bestias que les acechan.

Esta idea de la supervivencia a toda costa desatará el primer conflicto importante del film: Eep, la hija mayor, no cesa en mostrar a Grug, su padre, su total disconformidad con esa medida. Eep necesita escapar de esa rutina, está harta de esconderse en la cueva, de pasar horas y horas ocultas en ese agujero oscuro, ansía conocer qué universo hay más allá del escaso territorio al que su padre le deja acceder. 

El sedentarismo en las cuevas es contemplado como lucha del hombre como salvaguarda de la especie. A tal efecto, constituye un agradable apunte el que las pinturas rupestres no fueran sino la plasmación de los sueños de los habitantes de los escondrijos de pincelar la utopía de un mundo habitable lejos de esos enclaustrados habitáculos. El film, insistimos, sin hacer tampoco un alarde de profundidad sobre ninguno de ellos, sabe incorporar algunos aspectos paleontológicos en modo alguno despreciables.

Durante una de sus escapadas, Eep conocerá a Guy, un joven que huye hacia unas lejanas montañas ante la inminencia de una serie de cataclismos en la superficie del planeta. La llegada de este personaje generará el segundo gran conflicto del film: el viaje al que toda la familia, en contra de la voluntad de Grug, hasta el lugar que indica Guy. Así pues, THE CROODS, se nos presenta como una prehistórica road movie, como una comedia de acción  antediluviana, en la que funcionan con eficacia la inclusión de las  mentadas aportaciones de rudimentaria sociología troglodita.

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La película desarrolla de forma muy eficaz el conflicto paterno-filial planteado en el primer tercio. El choque de concepciones existenciales que simboliza la constante discusión entre Eep y Grug definirá psicológicamente la partida de apuestas que, en el fondo, se juega durante todo el itinerario: la de permanecer en el lugar conocido o la de atreverse a buscar una vida mejor abandonando a éste. 

En este primer tramo del film el recuerdo de la notable BRAVE se hace poco menos que inevitable: la melena de Eep, sus deseos de no cumplir el canon establecido (la escena del escalamiento parece calcada de la de Mérida en el primer tercio del film de la Pixar) y su disconformidad con la figura en esta ocasión paterna son pinceladas gráficas y argumentales muy evocadoras de aquella.

En cuanto a ese tratamiento ficcionado, desprejuiciadamente histórico,  el guión del film monopoliza muy bien el hecho de que el joven Guy pertenezca a una sociedad más avanzada cerebralmente que la que representan los Croods. El joven sabe hacer fuego, lleva calzado, conoce técnicas de caza y tiene modales bien distintos a la rudeza troglodita que define a los Croods. Esa diferenciación evolutiva –irónicamente expresada con el no conocimiento de la palabra idea que posee la familia protagonista- se torna  espacio significativo astutamente incorporado.

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Por lo demás, el film es de una factura técnica irreprochable, posee un ritmo incombustible (magnífica escena de apertura sobre la captura del huevo), define una escenografía espacial y cromática de primer orden (el universo animal y vegetal del universo al que acceden en un primer momento) y, además, sabe sacar partido cómico al perfil de la mayoría de sus personajes: el primitivismo del hermano, la animalidad de la hermana pequeña, la mascota de Guy, la diatriba suegra-yerno, el conflicto entre Grug y Guy o la deriva de la bestia felina son buena muestra de ellos.

THE CROODS, por lo tanto, se postula  -y logra ser- el noble rato de entretenimiento que se propone conseguir la mayoría de productos de esta clase. Abusa un poco en demasía del consabido discurso buenista y adulador del universo familiar inalterable e idealizado,  fluye sin intentar el más mínimo afán incomodador, pero, por otro lado, aprovecha al máximo la encrucijada superviviente que emplaza la intimidación de una superficie terrestre convertida en carrera de obstáculos. En definitiva,  cine digno para niños… Y para quien tiene que acompañarlos.

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