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El pasado jueves, asistimos a la madrileña sala Rock Kitchen, al último concierto del ciclo organizado por Pop&Dance. Para esta ocasión nos prepararon una enérgica apuesta, cuyos encargados de llevar las riendas fueron La Débil y Nudozurdo.

Para ir calentando motores, y de que manera, los primeros en subir al escenario fueron La Débil. Los de Torrijos con su apuesta de música experimental-rock-post-rock in-cla-si-fi-ca-ble sorprenden, y mucho.

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Interpretaron temas de su útlimo trabajo Lucha Perro, entre otros, abriendo con Lucha Perro/Vuelve Hambre. Durante su tiempo en el escenario se dedicaron a aporrear chapas metálicas, tocar diferentes percusiones, cambiarse el micrófono, batería... todo esto con una destreza impresionante.

Desgarradores, valientes y arriesgados, tanto que uno de ellos se arrancó a capella con una versión de Cazadores de Ciudad, que a más de uno nos hicieron estremecer. Para cerrar, y dejarnos dándole algunas vueltas a la neurona, cerraron con ¿Quién será la próxima víctima del hambre?

A continuación, aparecían en escena Nudozurdo, para sorprendernos, como siempre. Y es que Leo Mateos nunca se conforma, siempre introduce variaciones de lo grabado en sus directos, que a priori parece normal, pero no.

En una primera parte, un poco más pausada, debido a las enormes variaciones a las que sometieron los temas, pareció que faltaba conexión con el público, lástima, porque los que prestaban más atención a la conversación del de al lado, perdieron la oportunidad de escuchar esa versión de ese momento.

Los madrileños interpretaron temas de todos sus trabajos, incluida alguna novedad que ya habían anunciado a través de Facebook, como fue el caso de Culpas perfectas que aparecerá en un futuro EP, y la “versión marciana” de Viaja hacia mí que en su setlist figuraba como Viaja hacia Minsk.

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Pero fue necesario que prometieran hacernos daño para recuperar la atención perdida del público, continuando con un par de temas del Sintética (que siempre son apuesta segura) como son Ha sido divertido y Ganar o perder.

De Tara Motor Hembra también sonaron Prueba/Error, No me toquéis y Dosis Modernas la cual sonó durante algo más de los 7:51 minutos que ocupa en la versión de estudio, pero eso no fue un problema, ya que en las partes instrumentales son en las que el grupo se luce mejor. Para cerrar la primera parte, como no podía ser de otro modo, sonó El Hijo de Dios, la cual terminó de caldear el ambiente de cara a los bises.

Tres, fueron tres, los disparos que terminaron con nosotros. Láser Love, la genial Mil Espejos (que nunca me cansaré de oír en directo) y Negativo. Pese al volumen excesivo de sonido registrado, sobre todo en las primeras filas, fue una gran noche, de gran resultado, con mucho calor y grandes dosis de energía psicodélica.

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