Ozzy Portada

De éxito rotundo es única forma que puede calificarse la décima edición del Azkena Rock Festival (ARF), que cerró la jornada del sábado con un record histórico en lo que asistencia se refiere. 

Foto: © Musicsnapper

Un total de más 58.000 espectadores si tenemos en cuenta todas las actividades que había programadas a lo largo del fin de semana. Y es que para celebrar por todo lo alto su décimo aniversario, los organizadores del festival nos tenían preparado una programación de lo más interesante que aparte de incluir en el cartel a grandes bandas como Queens of the Stone Age, Primus o Ozzy Osbourne, tenía también conciertos gratuitos programados por el centro histórico de la ciudad, exposiciones fotográficas, teatros, charlas, e incluso una capilla dentro del recinto del festival donde jurarse amor eterno al puro estilo Las Vegas.

En lo que a organización se refiere, quizás el punto flojo del festival se encuentra en la zona habilitada para acampar, situada en lo alto de una colina y con unas infraestructuras insuficientes para dar cabida a la totalidad de asistentes. No obstante esto hizo que la ocupación hotelera fuese del 100% desde meses previos, haciéndose imposible encontrar habitación a menos de 30km a la redonda de Vitoria-Gasteiz. Por lo demás, tanto la zona de taquillas, seguridad, horarios, comida, escenarios, barras y sonido han pasado el examen con nota alta. Y es que el grado de madurez que ha alcanzado el ARF después de 10 años se hace patente en cada uno de los factores nombrados anteriormente, siendo uno de los festivales más interesantes y con mejor ambiente de los que he ido últimamente.

 

Jueves 23:

El primer día del festival teníamos marcada una ruta que incluía a Eels, The Cult, Ozzy Osbourne, Rob Zombie y Kyuss. Desgraciadamente las interminables obras en A1 nos retrasaron lo suficiente para perdernos a Mr. E y compañía pero no así a los británicos The Cult, que ofrecieron un espectáculo bastante aburrido para mi gusto, demostrando que obviamente no están en su mejor momento de forma. Un setlist de Hard Rock clásico plagado de singles de su etapa gloriosa de finales de los 80. Precisamente fue su famoso ‘Fire Woman‘ del ‘Sonic Temple’ el encargado de abrir el concierto, abarrotado de un público cuya edad media estaría cerca de los 40. Otros clásicos como ‘Rain’ del ‘Love’ o ‘Rise’ de su séptimo álbum de estudio ‘Beyond Good And Evil’ redondearon un concierto, para mi gusto pesado y falto de fuerza y que acabó con el clásico ‘Love Removal Machine’ para deleite de los muchos fans de la banda que poblaban el escenario principal del ARF.

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Foto: © Musicsnapper

Pasadas ya las diez de la noche y con una temperatura que empezaba a descender de manera escandalosa, Rob Zombie y sus criaturas hacían acto de presencia. Debo decir que este concierto fue para mí una de las actuaciones más decepcionantes de todo el festival, con un pésimo sonido que no ayudo en absoluto al desarrollo de la actuación y un repertorio de canciones que en directo se hace bastante simplón y monótono y de las que sobresalieron con diferencia el ‘More Human Than Human’ y ‘Thunder Kiss ‘65’ de su anterior banda ‘White Zombie’. A destacar los dos solos que se marcaron tanto el batería como el guitarra de Marlyn Manson (Ginger Fish y John 5), donde demostraron que aparte de disfrazarse son unos auténticos virtuosos de su instrumento. Gran espectáculo visual, pero musicalmente flojo.

El plato fuerte de la noche quizás para la mayoría del público, fue sin duda Ozzy Osbourne, líder de Black Sabbath, que venía acompañado por una banda de lujo: Adam Wakeman, hijo del famoso Richard Wakeman de Yes, a los teclados, Rob Nicholson, bajista que ha tocado con bandas como Rob Zombie o Black Sabbath entre otros, el virtuosísimo Gus G. a la guitarra y el ex-batería de Alice Cooper Tommy Clufetos, que recientemente sustituyó a Mike Bordin (Faith No More).

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Foto: © Musicsnapper

El conocido fragmento compuesto por Carl Orff  “O Fortuna” de la obra Carmina Burana sirvió de perfecta intro para un concierto que me dejó con bastante buen sabor de boca en líneas generales. Con un Ozzy visiblemente desmejorado y al que costaba la misma vida desplazarse por el escenario, los primeros acordes de 'I Don't Know', pertenecientes a su álbum de debut 'Blizzard of Ozz' (1980), dejaron a las claras que a pesar de su frágil salud ha sido, es y será un grande entre los grandes. Lo mejor de la actuación de Ozzy fueron sin dudas los 3 primeros temas. Suicide Solution y Mr Crowley , ambas del Blizzard of Ozz firmaron un comienzo arrollador y Ozzy, arropado por unos excepcionales músicos, hicieron vibrar por momentos a todos los allí presentes y olvidar algunos inevitables gallos y desafines propios de la edad.

No podían faltar algunos de los clásicos de Black Sabbath: sonaron el ‘Fairies Wear Boots’ y el ‘Iron Man’ del 'Paranoid' (1970) y después de algunos solos de guitarra y batería excesivamente largos, el concierto acabó con el espectacular ‘Paranoid’ y con el público de las primeras filas literalmente empapados después de que Ozzy hiciera una de las suyas y les regara con una manguera a presión al final de su actuación.

A continuación, uno de los momentos más esperados a nivel personal de todo el festival: Kyuss. Los californianos llegaban a Vitoria con la formación original a excepción de Josh Home (Queens of the Stone Age) y con la incógnita de ver como funcionaría el nuevo guitarra, el belga Bruno Fevery, en directo ( y el estado de embriaguez de John García).

Después de descartar la idea de avanzar hasta las primeras, ya que según nos habían informado, el sonido era bastante malo, nos situamos estratégicamente a la izquierda de la mesa de mezclas donde además de poder ver el concierto perfectamente y sin agobios, el sonido era nítido y potente. Todo un acierto.

Kyuss empezaron de forma atronadora con el tema ‘Spaceship Landing’ de su último disco ‘And Circus Leaves Town’ (1995). Sonido potentísimo, a la postre para mí el mejor sonido de todo el festival, con un magistral Brant Bjork a la batería que derrochaba pura clase por los cuatro costados y John García, en plena forma, poseedor de una personal voz que en directo suena aún mas desgarrada y visceral. A pesar de las altas expectativas, el comienzo de la actuación de Kyuss me impactó de sobremanera, sensación que fue en aumento a lo largo de la hora larga de concierto.

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Foto: © Musicsnapper

Y es que cuando un grupo tiene temas como 'Gardenia', 'One Inch Man', 'Freedom Run'…es imposible no acertar. El concierto en sí fue para mí una experiencia extraordinaria, con momentos de delirio absoluto (como el final apoteósico del concierto con Green Machine) al comprobar cómo algunos de tus temas favoritos de toda la vida como ‘Suppa Scoopa and Mighty Scoop’ o ‘Whitewater’ pueden sonar todavía mejor en directo.

No obstante, como fan absoluto de Kyuss, debo de decir que la falta de Josh Homme a la guitarra, es muy significativa y hace que la experiencia vivida no sea total. Y es que a pesar de las buenas maneras de su sustituto Bruno Fevery, este grupo y estos temas se le quedan grandes. Prácticamente no hubo ninguna improvisación a lo largo del concierto y los temas sonaron tal cual, sin sorpresas, y esto es algo que un grupo del nivel de Kyuss no debería permitirse. Por parte de Nick Oliveri, su actuación fue sólo correcta y se le vio bastante apagado (e incluso formal) durante el concierto, dejando todo el peso a la pareja formada por John García (increíble voz, las clavó absolutamente todas) y Brant Bjork (para mí el batería de stoner rock por antonomasia) que llevaron los galones durante todo el concierto. Tremendos.

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