QOTSA Azkena Viernes  Portada

Para la segunda jornada del ARF nos levantábamos todos con la lección bien aprendida de que con las noches Vitorianas no se juega (se llegaron a mínimas de 4 grados según nos comentó un amable taxista mientras nos acercaba al festival la tarde del viernes).

Foto: © Musicsnapper

Así que sudadera y chaqueta en mano a pesar el buen tiempo y un asfixiante calor, nos dirigimos hacía el recinto Mendizabala para ver a Reverend Horton Heat y su frenético psichobilly bailongo. Nos volvimos a dar de nuevo con un canto en los dientes como ya pasara el día anterior con Eels, y no nos dio tiempo a ver ni un solo minuto de la actuación así nos giramos 180º hacia el Ben Keith Stage para ver el directo de Atom Rhumba. Los bilbaínos me sorprendieron, tanto por el inesperada legión de fans que llenaban el segundo escenario más grande del festival, como por su contundente directo, demostrando antes las miles de personas que allí nos agolpábamos buscando sombra que son uno de los grupos de rock referente en el panorama nacional.

Después de una larga parada de avituallamiento en las afueras del festival, entramos con el tiempo justo para ver uno de los directos más esperados de la jornada, el grupo mítico de hardcore/punk/reggae procedente de Washington Bad Brains. Ya estábamos advertidos por amigos que lo habían visto la semana anterior en el Hellfest, que su directo no merecía demasiado la pena, y que la fuerza y actitud que gozaba y caracterizaba a la banda brillaba por su ausencia en la actualidad. No obstante siempre es interesante ver a una banda que ha marcado época y que ha influido a tantísimas otras bandas en generaciones posteriores, después de más de 30 años encima de los escenarios.

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Foto: © Musicsnapper

Las sospechas no tardaban demasiado en confirmarse y efectivamente, ver a Bad Brains en la actualidad es más bien un acto de buena voluntad. Temas míticos como el ‘Attitude’ interpretada (o casi susurrado) por Paul D. Hudson aka H.R ya no tienen la fuerza ni la actitud ‘punk’ de antaño, y solo sus tema dub/reggae como ‘Jah Love’ conservan la esencia y merecen la pena en directo, donde las líneas de bajo absorben por completo la música e invitan al respetable a fundirse con el espíritu de Marley. En definitiva, antes de terminar su actuación y con más pena que gloria, no tuvimos más remedio que escaparnos al escenario principal, Solomon Burke, e ir cogiendo sitio para poder ver lo más cerca posible a Primus, en lo que a la postre fue en mi opinión, el mejor concierto de largo de todo el festival.

Dos gigantescos astronautas de más de 5 metros custodiaban el escenario principal al filo de la media noche, donde el público empezaba a apilarse en las primeras filas para ver a Les Claypool y compañía. Una introducción instrumental de casi dos minutos con tintes circenses servía de perfecta entrada para ‘Here Come The Bastards’ bajo el delirio absoluto y griterío ensordecedor de un público que abarrotaba el escenario principal y que sin pensarlo ni un solo instante (servidor incluido) empezaba a danzar a ritmo del bajo contagioso y bastardo del Señor Claypool.

Poder ver a Primus en directo es un auténtico privilegio, más allá de la maestría de Claypool al bajo (sin duda uno de los mejores y más influyentes bajistas de rock de toda la historia), el resto de la banda es espectacular, empezando por el ‘nuevo’ batería Jay Lane, músico de Jazz que ya había tocado con Primus en una anterior etapa, y que es un auténtico animal a los platos y Larry LaLonde, para mí el único guitarra sobre la faz de la tierra capaz de darle forma y entender a la perfección los entresijos y paranoias mentales de Claypool.

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Foto: © Musicsnapper

Es muy difícil tratar de explicar con palabras lo que vivimos los muchos afortunados que nos dimos cita aquella noche en Vitoria. Mucho cachondeo y felicidad absoluta al escuchar en directo temas como ‘Jerry Was a Race Car Driver’, ‘Tommy The Cat’, ‘Harold of the Rocks’ o ‘John the Fisherman’, divertidísima, ¡menudos bailes!. Algunas partes más eclécticas como ‘Groundhog's Day’ o cuando Les Claypool sacó un contrabajo eléctrico con multitud de efectos con el que era capaz de crear atmosferas imposibles. También tuvo tiempo para enseñarnos su increíble Whamola, disfrazado con una máscara de mono, con la que tocó ‘Whamola’ de Les Claypool’s Frog brigades. En definitiva más de una hora llena de risas, bailes, saltos, pogos y cantos que pasará a la historia como uno de los momentos más felices y perfectos que he podido vivir en un concierto.

 

El plato fuerte de la noche para muchos de los allí presentes venía justo a continuación con Queens Of The Stone Age. Así que sin casi tiempo para ir a comprar un mini de birra nos situamos todavía más cerca del escenario mientras Josh Homme y su banda empezaban a repartir cera a diestro y siniestro. Fue un principio espectacular, con las tres primeras canciones del Songs for the Deafs (su tercer álbum) interpretadas a toda velocidad, una tras otra, casi sin pausa y sin ninguna compasión hacia un público que se volvía absolutamente loco, formando un enorme pogo en el que era difícil no meterse.

 

Queens Of The Stone Age en directo son enormes, Josh Homme se ha sabido rodear de muy buenos músicos, en especial su batería Joey Castillo (Danzig, Suicidal Tendencies, Eagles of Death Metal…) que es un fuera de serie y aporta al grupo una pegada fuera de lo común. En general el concierto fue bestial, quizás falto algo más de cercanía entre Homme y el público, que aunque lo clavó en lo que a la música se refiere, se mostró bastante distante durante todo el concierto.

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Foto: © Musicsnapper

 

Con referencia al setlist, se echó de menos algún tema de su primer disco homónimo ‘Queens of the Stone Age’ (1998), del que solo sonó ‘Mexicola’. Temas como ‘Regular John’, ‘Avon’ o ‘If Only’ no deberían faltar nunca en su directo. No obstante y como no podía ser de otra forma tocaron otros temas como ‘Little Sister’, 'Go with the Flow’ y ‘A Song for the dead’, con la que se despidieron para no volvieron a salir. Un concierto de sólo 70 minutos cuando se había anunciado una actuación de 90 da que pensar…no obstante gran concierto y satisfacción máxima (o incluso desmesurada) a nivel general entre el público.

 

Para terminar esta noche redonda, Clutch, en la que fue para mí la mayor sorpresa de todo el festival, no por el grupo en sí, ya que aparte de gustarme mucho el rollo de Neil Fallon y compañía, a caballo entre el grunge de Soundgarden y el hardrock mas vacilón de Helmet, tienen una trayectoria envidiable con nada menos que 9 discos a sus espaldas, sino porque después del terremoto musical provocado por Primus y QOTSA era difícil mantener el nivel sin aburrir al respetable. Pues bien, no solo consiguieron animar muchísimo al público que todavía llenaba el escenario principal, sino que en mi opinión, le dieron un repasito considerable a los Queens of the Stone enseñándoles lo que debe ser la actitud de un grupo de rock encima de un escenario. Derroche de energía y guitarreos a raudales, unidos al vozarrón que gasta el amigo Neil, un excelente sonido y temazos como ‘The Mob Goes Wild’ del álbum ‘Blast Tyrant’ o ‘50.000 Unstoppable Watts’ dejaron ojipláticos a más de uno, yo incluido. Conciertazo.

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