El que a la postre se ha convertido en el último concierto de la trayectoria Primavera Club en Madrid, fue un concierto a la altura del recorrido festivalero.
Desde la mañana temprano, como un buen fan a la religión planetaria, debes de preparar tu reproductor portátil con las canciones de los de Granada para ir entrando en calor, el público se dividió entre los que miraron lo que Jota y los suyos habían hecho la noche anterior en Barcelona y los que no. Dejarse sorprender por Los Planetas no ha sido siempre plato de buen gusto y es que los granadinos se han ganado, con razón, el título de banda menos empática de casi la historia.
Muchas dudas rodeaban esta propuesta, de nombre la “Alineación de Los Planetas” con motivo de la predicción maya y la llegada del fin del mundo, ¿estarán en forma? ¿Habrán ensayado? ¿Qué disco soportará el set?¿durará mucho la parte flamenca?, esto antes del concierto pasaba por la cabeza muchos, hasta que las primeras imágenes de planetas alineándose y formando figuras aparecieron y se atisbaron las primeras notas de “La Llave de Oro” es ahí cuando uno queda atrapado y ya no te acuerdas de nada.
El concierto no dispuso de ningún tipo orden, ni de discos, ni temáticas, aunque es cierto que a medida que avanzaba las atmósferas se fueron descomprimiendo un poco, “Romance de Juan de Osuna” eliminó uno de los interrogantes más importantes, el sonido era muy notable con cierta nitidez en la peculiar e inconfundible voz de Jota, perfectamente acompañado por Julián, Banin, Florent y el elevado y contundentísimo Eric.
A partir de aquí asistimos a la demostración de la madurez más absoluta de una banda, lejos quedaron los bochornosos shows entre pitos del público y pasados de rosca, dos horas y veinte directas a la memoria, “Tarantos de Perico El Morato” de su “4 Palos” siguió electrificando el ambiente para dar paso a una vertiginosa concatenación de visuales del imaginero granaíno y emoción musical, “Virgen de la Soledad” y “Señora de las Alturas” sacaron las primeras lágrimas entre algunos asistentes que abarrotaban la “Nave 16” de Matadero Madrid.
Es cierto que este concierto tuvo poco de novedoso con respecto a lo que venían haciendo en su última gira pero sí que hubo momentos para los fans de largo recorrido con “Toxicosmos” y “La Guerra de las Galaxias” que siguió la sideral “Corrientes circulares en el Tiempo” y con más de una hora de concierto piensas en que el grupo está en su sitio, el público aprieta y el repertorio aunque sea conocido siempre mantiene alguna sorpresa. Tras esa mirada hacia el pop más sucio y atmosférico de la banda, la parte inspirada en el flamenco volvió a hacer acto de presencia con “Entre las flores del campo”, “La verdulera” y “Si me diste la espalda”.
Y a partir de aquí, el karaoke, si algo tiene de increíble la parte flamenca planetaria es que el público no suele cantar demasiado, a partir de aquí llegó un repaso por casi todos los discos y muy especialmente por canciones que “todo el mundo se sabe” si bien es cierto que se intercaló alguna perlita que quedaba como “Maniobra de Evasión”, ”Santos que yo te pinte” relanzó el cante popular, “Devuélveme la pasta” y “Canción del fin del mundo” de su ley de la gravedad le siguieron para cerrar a lo grande la primera parte del concierto con “Soy un pobre granaíno” tras el berreo de general de “Reunión en la cumbre”.
“Segundo premio” abrió la caja de los truenos, para incendiar el festival con “David y Claudia” y “Un buen Día” que hasta se cantaba en la barra, la primera y única sorpresa que tuvo el concierto fue la subida al escenario de Marina Gómez (Klaus & Kinski) para cantar “No sé cómo te atreves” que originalmente canta La Bien Querida en el estudio. Cuando llegábamos a las dos horas de concierto “De Viaje” hacia abrazarse a los enamorados para cantarse aquello de “Estar siempre juntos tú y yo”.
El último envite planetario fueron para “Ya no me asomo a la Reja” y la inesperadísima “Los poetas”, en un solemne cierre que nos dejó a una versión sobria y madura de Los Planetas, un concierto para enmarcar un adiós poético y sideral al Primavera Club.
