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Tame Impala

Lonerism

[Modular Recordings; 2012]

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Si Innerspeaker fue un viaje hacia el Edén, un mordisco a la manzana prohibida, este Lonerism es una rave con el mismísimo Satán y John Lennon hasta arriba de LSD.

No existen las palabras adecuadas para precisar que este segundo trabajo de Tame Impala supone la constatación de que nos encontramos ante algo que se diluye entre las manos como el mercurio pero que, como el metal, acaba afectando a tu sistema nervioso.

Un Lp que ocupará un lugar entre los discos que de por sí son grandes, y es que es cada vez es más difícil encontrar trabajos tan redondos como “Lonerrism”, los de Perth son de los grupos que  tienen un sello propio, que no pierden la esencia de lo que es el arte, la capacidad de crear. Más de dos años han pasado desde que escucháramos “I Dont Really Mind” y pudiéramos continuar con la cíclica "Be Above It", una canción que ya marca la tendencia de lo que será el tour, hipnosis total para bucear en colores chillones, coros luminosos, y filigrana instrumental.

Kevin Parker, creador de todo el Universo Tame Impala, vuelve a proponer un disco cercano a los Beatles más lisérgicos sin perder su base Led Zeppeliana que perfectamente casa en composiciones como “Endors Toi” o la popera “Apocalypse Dreams”. Esa influencia de la banda de Jimmy Page viene, por si hubiera dudas, refrendada en un último corte, solo disponible para I-tunes, de nombre “Led Zeppelin”.

Cuando se dice que un disco destaca tanto sobre sus compañeros de generación no es porque cuatro o cinco canciones sean más o menos brillantes es porque todo el disco te lleva de la mano sin darte cuenta. Lonerism, no contiene melodías de fácil recuerdo, tras acabar el disco uno simplemente no recuerda nada, simplemente han pasado 51 minutos de tu vida y quieres repetir experiencia.  Aunque es cierto que el tándem compuesto por “Why Won't They Talk to Me?” y la soñadora a la par que reconocible “Feels Like We Only Go Backwards” podrían hacer la función de Déjà vu en sucesivas escuchas, pero a su vez constatan el trabajo tan imaginativo y ambicioso que supone este viaje.

Tintes de color Pink Floyd Primarios durante todo el disco, para acabar en el single del disco “Elephant”, que cuando lo escuchamos aislado dejó buenas sensaciones pero que una vez contextualizado entre tanta psicodelia se convierte en una de las canciones más impactantes de todo el largo aunque en la que más molestias se tomó el bueno de Kevin fue en “Nothing That Has Happened So Far Has Been Anything We Could Control”, una montaña rusa de baja frecuencia que viene precedida por una intro de final denso que desembarca en esta penúltima pieza.

Y como un ritual de desintoxicación, “Sun's Coming Up”  marca los minutos finales para que tu mente vuelva a despertar a tu cuerpo después de retrotraerse tras una sobredosis de música de elaboración, una droga de gran calibre y poco dañina, un disco ejemplar, un estandarte para una nueva generación.  

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