El pasado martes 8 de marzo tuvimos la suerte de asistir a un concierto más que interesante de la mano de Nooirax Producciones en la sala Ritmo y Compás.
Foto: Alvaro Pérez Rey
Una de las mejores salas de Madrid en cuanto a acústica se refiere y ubicada en la planta de baja de unos locales de ensayo. Para la ocasión nada menos que Scott Kelly, vocalista/guitarrista y fundador junto a Steve Von Till, de la mítica banda de metal/sludge/doom/experimental de San Francisco, Neurosis (Relapse/Neurot Records), autores de algunas de obras maestras del metal contemporáneo como el mítico ‘ A Sun That Never Sets’ y de la que me declaro fiel seguidor.
Como teloneros de lujo, la banda Sevillana Orthodox (Alone Records / Southern Lord), posiblemente una de las bandas nacionales con más repercusión fuera de nuestras fronteras. No obstante han editado discos para el sello americano Southern Lords Records (Sunn o))), Earth…) o actuado en festivales internacionales como el RoadBurn o el Hellfest.
Foto: Alvaro Pérez Rey
La noche se presentaba con la incertidumbre de cómo iba a funcionar un concierto acústico en una sala como la ritmo y compás y qué tipo setlist nos iba a ofrecer Orthodox para telonear a un llanero solitario como Scott Kelly, teniendo en cuenta que su nuevo disco, Baal, es mucho más potente y eléctrico que los anteriores.
Con una sala llena solo en una cuarta parte de su aforo y con la solemnidad que les caracteriza (esta vez sin sus indumentarias de penitentes), comenzaba Orthodox su actuación acompañados como viene siendo habitual por un cuarto componente a cargo de la sección de viento. Los primeros compases de ‘Con la sangre de quién de ofenda’ de su segundo disco: Amanecer en puerta oscura (2006, Alone Records/Southern Lords) conseguían sumergir de golpe al escaso público de la sala en la espiral sonora que siempre ofrece este grupo. Con la batería de Borja Díaz y el contrabajo de Marcos Serrato marcando un ritmo lúgubre y envolvente, la guitarra de Ricardo Jiménez dando forma a la oscuridad y un clarinete que aporta un aire escalofriante y extraordinario a la banda en los directos.
Foto: Alvaro Pérez Rey
Debo confesar para mi sorpresa, que la selección de temas para esta actuación estuvo delicadamente seleccionada acorde con el concierto de Scott Kelly, tocaron solo 4 temas y ni uno solo de su nuevo disco, Baal. Predominaron los temas más ambientales y eclépticos como ‘Templos’, también del primero disco ‘Amanecer en puerta Oscura’ marcada por un ritmo repetitivo de contrabajo e impregnada de un freejazz apocalíptico, o la hipnótica y espiritual versión jazzística de Alice Coltrane ‘journey to satchidananda’ con la que la mayoría llegamos a un estado de semi-trance. Para terminar, con la original formación de trío (contrabajo, guitarra, batería) se despidieron con la inquietante, fría y funeraria ‘Heritage’, donde Marcos Serrato aporta su peculiar voz de ultratumba y que dejó el ambiente cual cripta.
El concierto de Scott Kelly se me hizo algo largo. Sentados y en un teatro es como realmente hubiera disfrutado de las profundas, melancólicas y desgarradoras canciones que este hombre nos recitó con esa voz tan personal, dramática y sombría que le caracteriza.
Sentado sobre una pequeña silla, con una camisa negra arremangada que dejaba ver sus brazos totalmente tatuados y un gorra tan negra como su alma, Scott Kelly interpretó durante algo más de una hora una oda a la muerte, a la tristeza, a la melancolía, a la desesperación, a las ilusiones rotas…porque allá por donde este hombre pasa, es imposible que salga la luz del sol. Un ambiente tétrico, como pocas veces he visto en una sala, con el público totalmente en silencio, a veces roto por culpa de los camareros que con bastante poca educación, elevaban el tono más de la cuenta, rompiendo el halo de oscuridad del concierto y cabreando profundamente al bueno de Scott, que también se quejó a mitad del concierto de los continuos flashes de las cámaras. Y es que este hombre no está para tonterías.
Foto: Alvaro Pérez Rey
Empezó con una versión del grupo Shrinebuilder, ‘We Let The Hell Come’. Y a partir de ahí fue un concierto muy lineal y algo monótono. Donde sonaron grandes temas, como la preciosa a la vez que triste, ‘I don’t fell you anymore’, de su primer disco Spirit Bound Flesh (2001), lo más parecido a destripar de arriba abajo un tema de Neurosis y echarlo de comer a los lobos, junto a otros más actuales y algo más ‘optimistas’ y con aires country como ‘Ladder in My Blood’ del último disco The Wake (2008). No faltaron otros temas de ese último álbum como el ‘Figures’, posiblemente su tema más conocido, junto a ‘Catholic Blood’, del mismo álbum y algún otro tema nuevo del próximo disco que verá la luz este año.
Pero no se acababa de encontrar cómodo Scott Kelly en la Ritmo y Compás, no sé si sería por los fotógrafos, por los camareros o porque venía cansado de Portugal, pero solo se dirigió al público para contarnos una bonita historia sobre un sueño que le inspiró para hacer uno de sus temas y poco más. Un total de 11 canciones en su reportorio, sin incluir la versión de Hawkind ‘Lord of Light’ que sí toco el día anterior en Portugal.
En resumen, un concierto solo apto para almas perturbadas, como la mía y como la de la mayoría de los presentes aquel oscuro Martes 8 de Marzo,en la Ritmo y Compás, sin duda el día más negro de todo el año en la capital.