Seward Portada

Científicos de la universidad de Ohio han demostrado recientemente que el amor a primera vista existe, que no es un mito. El otro día en la intimidad de un bar lo comprobé.

Foto: Elena Márquez (http://www.flickr.com/photos/lacautiva/)

Porque la intimidad de un bar como el eléctrico de Barcelona es perfecto para vivir una de esas experiencias maravillosas que se viven en algunos directos. Sin mesas de sonido espectaculares, ni juegos de luces que te hagan abrir la boca pero con grandes músicos que te hacen reinterpretar cualquier concepto que puedas tener a cerca de la música y sus variantes. Seward son de esos músicos. De esos que en las distancias cortas son tan espectaculares que cortan el aliento, una personalidad tan arrebatadora que roza lo teatral pero con una ejecución tan y tan natural que te los crees de "pe a pa".

Y por qué no decirlo, lo mucho que nos pone el secretismo alrededor de la banda. Ni myspace, ni web ni disco ni apenas youtubes, algo que hace que tener el privilegio de verles en directo sea algo diferente. Un halo de exclusividad y de corta distancia que forma parte de un todo. Una banda de otro planeta, porque no lo duden, si quisieran, estarían llenando salas por todo el país y sino al tiempo.

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Foto: Elena Márquez (http://www.flickr.com/photos/lacautiva/)

La primera toma de contacto es algo desconcertante, una jam de ruidos abren casi todas sus canciones mientras su frontman Adriano Galante, se mantiene inerte, una posición casi dramática con los cuatro músicos midiendo hasta el más mínimo detalle. Y de pronto se hace la magia, aquello empieza a coger forma, ya casi parece una canción, tus ojos van abriéndose al compás para llegar a uno de esos puntos orgásmicos a los que pueden llegar sólo algunos grupos.

Tu bello está completamente de punta y te encuentras allí, en primera fila con los brazos bien apretados hasta que te das cuenta de que apenas dejas pasar sangre entre las venas. Su chelo, guitarras, banjo y batería conforman una  mezcla perfecta entre lo acústico y lo eléctrico, lo folklórico y lo jodidamente experimental que se repite en cada corte, en cada tema con un único denominador común. La clase y la pericia de unos músicos que además de sentirse diferentes lo tienen todo para serlo. El amor a primera vista existe, yo mismo he podido comprobarlo, hace que se gire tu estómago, que pierdas la noción del tiempo y el apetito, que te emociones con algunas notas al azar y sobretodo que en las distancias cortas casi puedas tocar lo intangible.

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