Como un huracán, así irrumpieron Feeder en la madrileña sala Heineken. Su visita a la capital del reino fue un “vini, vidi, vinci” en toda regla.
Foto: Nieves Solano
Para abrir boca, los encargados de provocar los primeros bailes entre el público fueron los brasileños Turtle Giant. Escasa media hora tuvieron sobre el escenario, que supieron aprovechar bastante bien, con bastante afluencia de público interpretaron varios temas de su trabajo Feel to Believe. Uno de los más celebrados fue Sunlight, el cual sonó con más fuerza de la que posee en su versión de estudio.
Foto: Nieves Solano
Después de unos 40 minutos de espera, entre cambio de configuración del escenario y el cambio y afinación de instrumentos (3 guitarras y 3 bajos llegamos a ver), se desvanecieron las luces y comenzó a sonar el tema principal de la BSO de El Bueno, el Feo y el Malo, entre las tinieblas abriéndose paso Feeder, que con tan solo los primeros acordes de Barking Dogs, comenzaron a provocar la locura masiva en el público.
Y es que ya se les tenía ganas, 6 años (abriendo para Coldplay) han estado los galeses sin pisar la capital del reino. Después de posponer la fecha inicial propuesta para tal acontecimiento, planeado a finales de enero y un acertado cambio de sala. Si bien, sin llegar a completar la sala Heineken, la sala Caracol quizás no habría sido capaz de contener la juerga que montaron Grant Nicholas, Taka Hirose y su actual batería Damon Wilson, el cual parecía sentir mucho el calor de la sala, ya que directamente saltó a escena sin camiseta.
Foto: Nieves Solano
Sonaron, en mayor parte, temas de Renegades, el último trabajo de los de Newport, entre otras Sentimental, Down To The River, Renegades o White Lines. Aunque no dejaron huérfanos sus anteriores trabajos, entre las más celebradas Buck Rogers, Come Back Around y, cómo no, uno de sus temas más conocidos Feeling A Moment.
Sin mucha parafernalia, derrocharon buen rollo y una calidad de sonido espectacular, apoyándose en la pantalla posterior al escenario solo para proyectar el nombre del grupo. En contadas ocasiones paraban entre canción y canción, pero cada vez que lo hacían era para dar las gracias y comunicar lo contentos que estaban en Madrid. Para dejarnos sin aliento del todo cerraron la primera parte del concierto con Call Out.
Foto: Nieves Solano
Pero evidentemente, no les iban a dejar irse tan pronto, y el público que llenaba la sala Heineken pidió bises, y los tuvieron, tres temazos, entre ellos dos del largo Echo Park (Seven Days In The Sun y Just A Day) y como broche de oro una versión de Breed, tema original de Nirvana.
Una gran noche en Madrid, esperamos que no tarden otros seis años en volver por aquí.
