La legendaria banda británica Brand New Heavies, conocida por ser una de las pioneras del acid jazz en Europa desde principios de los 90, visitaba la capital después de unos años de inactividad con su formación original al completo en una soleada y calurosa tarde de miércoles 25 de mayo.
A pesar de que los aledaños de La Riviera, ahora denominados ‘La playa de Madrid’, se encontraban muy ambientados por familias y parejas tomando el sol o paseando a sus mascotas, las taquillas de la sala y la ausencia de colas en la entrada hacían presagiar una floja entrada. Y es que la temprana hora del concierto 20.00h y el para mi excesivo precio de taquilla (30e) seguro que echó para atrás a más de uno.
Efectivamente al entrar en la sala, con capacidad de 2000 personas, y comprobar el ambiente frío por el escaso público allí presente, uno se daba cuenta el lugar elegido no parecía el más adecuado para acoger este formidable y único evento.
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Y es que la extrema calidad y las tablas de esta banda, clara influencia de grupos como Jamiroquai (recordemos que el archiconocido Jay Kay fue rechazado como vocalista antes de fundar su propia banda) se hizo patente nada más comenzar la breve introducción instrumental con la que comenzó el concierto y en la que poco a poco fueron presentándose sus 8 miembros, formados por una sección de vientos, coros, un espectacular Andrew Levy al bajo, un genial Jam Kincaid a la batería y un maestro como Simon Bartholomew a la guitarra. No fue hasta que la frontwoman del grupo, N'Dea Davenport, entró en escena con el tema ‘ back to Love’ y ataviada con unas gigantescas gafas de sol que no se quitó durante todo el concierto, que el público empezó a entrar en calor y empezaron a verse los primeros bailes.
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A partir de ahí el la banda, el público y el concierto en general fue subiendo de temperatura y en el que la banda nos obsequió con auténticas joyas del soul-acid jazz como ‘Never Stop’, ‘World Keeps on Spinning’, ‘DayBreak’ o ‘Universe’ con la que se despedieron antes de realizar un bis con dos preciosos temas como el ‘Dream Como True’ con el que se despidieron del respetable.
En resumen un concierto que me dejó con un sabor agridulce. Dulce, por haber podido ver en primera persona a uno de los grupos más influyentes en la escena funk-soul europea, con una calidad exquisita en todas sus facetas, su vocalista, de las mejores voces que he visto encima de un escenario. Y amargo, por la quizás distante actitud del grupo, la escasa asistencia de público y sobre todo por el sonido de La Rivera, que otra vez más no estuvo a la altura de la calidad del evento.
