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Más vale tarde que nunca. El aclamadísimo productor californiano Steve Ellison aka Flying Lotus visitaba por primera vez la capital con motivo de la presentación de su último LP Cosmogramma (Warp Records, 2010) de la mano de la promotora Black Book Sessions y la marca Carhartt.

Para ello no pudo haber elegido un sitio mejor, la preciosa y céntrica sala Joy Eslava, sin duda una de las mejores salas de la ciudad en lo que ha acústica se refiere. Y no venía solo, sino acompañado por dos grandes artistas de la talla de Dorian Concept (Ninja Tunes) a los teclados y sintetizadores y Richard Spaven (4 Heros) a la batería. Una oportunidad inmejorable pues, para los que nos perdimos su actuación en el Sonar, para ver a uno de los productores de hiphop y electrónica experimental del momento.

 

Y es que corriendo sangre Coltrane por sus venas, el estilo de Flying Lotus es cuanto menos original, abarcando desde un hip hop abstracto a lo Dj Krush, pasando por todo tipo de breaks oscuros, 8bits, free jazz o incluso soul. Sonidos muy frescos y de altísima clase.

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Aforo completo, tanto en pista como en los palcos superiores, pese al alto precio de las entradas (25€ en taquilla). Sonido impecable en la zona alta de la sala, quizás algo suave, pero es que la sesión que ofreció Flying Lotus no fue ni mucho menos de bailable, salvo por momentos, sino para cerrar los ojos y perderse entre la avalancha de melodía envolventes, loops futuristas, texturas y ritmos rotos que surgían progresivamente a lo largo de la sesión. A destacar unas curradísimas visuales que acompañaron en todo momento a la música, delirantes, abstractas y psicodélicas y que enriquecieron el ambiente ya de por sí especial de la Joy Eslava.

 

El grueso de la sesión se compuso de temas de su último LP, como la sensual, compleja y cósmica ‘Do the Astral Plane’ o la pausada y jazzística, “MmmHmm”. Quizás la batería de Richard Spaven, no aportó todo lo que debiera, pecando de falta de contundencia y no llegando nunca a ensamblar del todo, mientras que Dorian Concept y su sintetizador completaron la amalgama sónica que Flying Lotus, que junto con su MAC y algunos efectos, proponían.

Al final de quizás algo más de 70 minutos de concierto y como preparación al after party del Charada con Chelis y compañía, la sesión fue subiendo poco a poco de ritmo y de graves hasta poner patas arriba la sala, y terminar por todo lo alto un concierto, cuyo único pero fueron para mí las a veces que el siempre simpático y cercano Steve Ellison cogió el micro para hacer de MC, soltar alguna parrafada y algunas rimas muy poco acertadas.

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Fotos: Gianfranco Tripodo

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