Rufus Valladolid 3ª

¿Se puede decir a final de febrero que el concierto que acabas de ver es el mejor del año? Yo lo afirmo rotundamente.

Sí, el concierto es el de Rufus Wainwright y la Orquesta de Castilla y León dirigida por Andrés Franco en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid lo ha sido por varias razones que intentaré explicar en esta crónica.

Lo primero para declarar que un concierto como el mejor del año es salir con la sensación de que lo que has visto no se va a repetir nunca más, que lo que pasó en Valladolid será único, aunque este concierto sea el inicio de la gira “Classico Rufus”  la orquesta, el director y la estrella, no tienen previsto coincidir otra vez, con lo cual lo que pasó en Valladolid se quedará solo en el recuerdo de los que estuvieron allí.

El concierto se dividió en dos partes; la primera fue una parte más clásica, donde la Orquesta de Castilla y León empezó con “Carnaval, Obertura op. 92” del checo Antonin Dvorak, una buena elección para estas fechas tan cercanas a la cita con Don Carnal.

Tras un breve discurso de Andrés Franco salió al escenario el esperado Rufus Wainwright vestido con un traje príncipe de Gales gris, con chaleco, camisa blanca y foulard anudado al cuello y rosa blanca en la solapa que resaltaba ese punto dandy que tanto busca.

Tras un largo aplauso de un público ya rendido desde el principio  era el momento de empezar su actuación con los 5 sonetos de Shakespeare elegidos para la ocasión que fueron: “When most I wink” “For shame” “Th´expense of spirit” y  “Farawell! Thou art too dear”  donde estuvo serio, contenido en las formas y demostrando todas las posibilidades que tiene su voz de tenor.

Tras una pausa, comenzaba la segunda parte, más relajada y cercana a la música popular, aunque sin olvidar lo clásico. Empezó con tres temas suyos “Vibrate” “Little sister” y “This love affair” que tuvo que comenzar dos veces, aunque supo solventarlo bromeando y diciendo que ahora el concierto estaba en el momento pop.

Rufus-Valladolid-2ª

Vaivenes de un estilo a otros y viraje hacia lo clásico con “Le spectre de la rose” “Absence” “L´ile onconnu” y fragmentos de la obra de Hector Berlioz “Les nuits d´eté”. Tras ellas otra vuelta de tuerca para continuar con “You go to my head” su maravillosa versión de “Somewhere over the rainbow” y acabar la segunda parte con “Oh What a World

Con el público extasiado y aplaudiendo la actuación de orquesta, director y Wainwright a rabiar, fue el momento de los bises empezando porl “Hallelujah” de Leonard Cohen, que una vez que la escuchas en directo, solo piensas que tienen en la cabeza el resto de músicos cuando destrozan esta canción y otras del viejo maestro Cohen con versiones totalmente prescindibles en el mejor de los casos. Acabó Rufus con un fragmento de su ópera “Prima Donna” para un final apoteósico con un público puesto en pie aplaudiendo durante un largo periodo de tiempo a todos los causantes de que esta hubiera sido una gran noche. 

Texto y Fotos: Toni Delong

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