Tres días de la mejor música que llegaban a su fin con Nick Cave y My Bloody Valentine como grandes nombres
Cuando se acercaban las 16:00 las colas del Auditori empezaban a llenarse para disfrutar de Pantha Du Prince y su Laboratory Bell. Prácticamente a ciegas, sin haber saboreado apenas nada del disco pero con la sensación que confirmaba el ambiente, iba a pasar algo grande.
La primera vista del escenario no podía ser más prometedora, allí no cabía nada más, cencerros, campanas, ordenadores, batería y lo más espectacular de todo, al fondo, un piano de campanas, “pero qué cojones es esto” se llegó a escuchar allí. Silencio, se bajan las luces y cinco músicos toman el Auditori ataviados con una especie de mandil/bata y campanas en sus manos, un auténtico laboratorio. De repente con el sonido del martillo sobre el bronce y los protagonistas al frente del escenario con solo 10 campanas se generaron las primeras melodías en forma de canon, cada vez más complejas que dieron paso a la toma de sitio de los músicos, la mezcla había comenzado. Dosis de mística, techno de parqué y ritmo, un silencio sepulcral que poco a poco se iba convirtiendo en una fiesta silenciosa que rompía con algún grito de alguien que ya no podía estarse quieto en su asiento. Una conjugación de tempos, destreza que rozaba la perfección cuando los músicos se lanzaron al público a pasear de cerca el simple sonido de una campana hasta conseguir una de las grandes ovaciones de este festival. Hubo tiempo para un envite final con el Dj alemán absolutamente encantado, su droga funciona, la experiencia lo confirma. El auditori, una vez más, nos devolvía al exterior una vez vivido uno de los conciertos del festival, de otro planeta.
Con la emoción aún de lo vibrado en el Auditori, Guadalupe Plata y su rock del infierno se hacían con un numeroso público para disfrutar del trío de Úbeda. Estos zangalitrones (clásica palabra del vocabulario ubetense) derrochan electricidad y proponen una revisitación a músicas más antiguas en clave actual. Allí pudimos disfrutar de su “Lorena” y de un bis que llevó por nombre “Como una serpiente”, Guadalupe Plata habían vuelto a firmar una gran actuación en la casa que los catapultó donde están. Tras el viaje al rock cincuentero, Extraperlo llenaban el escenario Primavera con no demasiado público. Fiesta y baile a reaudales de la mano de ese fantástico “Delirio Específico”, imposible no moverse cuando suena “Bañadores”, fiesta analógica de la casa que coincidía con uno de las colaboraciones más interesantes del festival, Adam Green & Binki Shapiro.
Tras unas gafas de sol, ella, y bajo un sombrero y tras abundante barba, él, saltaron al escenario la pareja artística Adam Green & Binki Shapiro. Dispuestos a deleitarnos con un repertorio de canciones amorosas, románticas y sesenteras, los norteamericanos y su banda nos regalaron momentos preciosos con temas como “What's The Reward”,” If You Want Me To” y “Just To Make Feel Good”, que sonaron aún más inmensas, si cabe, bañadas por el tímido sol que lucía a esas horas. Un cielo que se volvió gris en el sentido metafórico cuando Chucho salió al Forum. No era fácil lidiar con un slot que originalmente pertenecía a uno de los hombres del año, Rodríguez. Con Fernando Alfaro al frente llegaban los primeros acordes de un concierto que a pesar de contener todas las grandes canciones de sus cuatro discos como “En La Mente del Monstruo”, “Ricardo Ardiendo”, “El Ángel Turbio” o “El Detonador” no fue hasta su parte final cuando con “Magic” el sonido se entonaba y el ladrido del perro negro estremecía con un final que volvía a dejarnos una gran mordisco, de menos a mucho más.
De camino al escenario mayor muchos se enteraban que Band Of Horses habían cancelado su actuación en el festival y Deerhunter los sustituían, puede que eso fuera lo que hiciera que el concierto no colmara de satisfacción a los allí presentes. La inercia de ser el escenario de “los cabezas de cartel” atrae a mucho público que literalmente suda de lo que allí esté pasando y además contagia. Ni el arranque de “Cryptograms” seguida de “Neon Junkyard” conseguía generar la atmófera adecuada, ni con el ciclo de punteos fuera de serie de “Desire Lines” bastó para que aquello fuera lo más parecido a un concierto de un grupo que necesita un ambiente idóneo para expandir su Rock Ambiental, el público no estuvimos a la altura. Tras los de Atlanta tiempo para pasear y ver como se las estaban gastando los potentísimos Thee Oh Sees en el ATP, tan potentes que tuvieron que parar el concierto por una pelea en las primeras filas. Pudimos ver de reojo el multitudinario show de Wu-Tang Clan y hasta llegamos a tiempo para bailar con “Calgary 88” de Antonia Font, suerte que fue la última. Un break que sirvió para soltar tensión ante lo que allí se avecinaba, Nick Cave & The Bad Seeds estaban a punto de dar el concierto del festival.
Nick Cave ejercía como claro cabeza de cartel y así se comportó, tardó “We No Who U R” en entonar el sonido y desempacar el bajo, para dar paso a “Jubilee Street” que como una ola inundaba la explanada del Heineken, atronadores e igualmente nítidos, rock en estado puro. Cave derrochó destreza sobre el piano y sobretodo actitud, menudo macho alfa, qué agresividad, que cabreo gastó en la westeriana “Tupelo”. Aunque el acabose tenía lugar con la esquizofrénica “Stagger Lee” para cerrar con la más calmada, “Push the Sky Away”. Nick Cave es uno de los artistas con más personalidad sobre un escenario y sus Bad Seeds son una, sino la mejor, banda de rock de la faz de la Tierra.
Solo para románticos, así se podría definir el concierto que Los Planetas iban a dar en el escenario Primavera. Un concierto que serviría para escuchar de un solo golpe y en orden el mágico “Una Semana en el motor de un autobús”. Un disco que es mucho más que un disco, para muchos de allí ha formado parte de la banda sonora vital de nuestra vida, nos ha acompañado en momentos tristes y buenos, normal que allí se palpara la ilusión en cada fila de asistentes. Y como buen concierto Planetario que se precie el arranque con “Segundo Premio” ,y a pesar de la canción, nos volvía a traer los peores presagios, poca entrega de la banda y un sonido totalmente deficiente, como siempre. Esto no es una crítica es el leitmotiv del grupo y lo aceptamos, la duda era cuando cambiaría esto.
Sin pena ni gloria pasó el verano de “La Playa” o la esperadísima “Desaparecer” suerte que Eric Jiménez salvó “Un Mundo de Gente Icompleta” y el público “Cumpleaños Total”. Pero llegaron los momentos más importantes del disco y como si hubiera servido de arenga ese “Laboratorio Mágico”, “Toxicosmos” sacaba las lágrimas entre el público y a un Jota que hinchaba su vena del cuello para cantar ese “Y rezamos para no volver jamás”. y tras el parón de “Linea 1” dar la puntilla final con la esperadísima “Copa De Europa”. Espectacular se me queda pequeño, por la mente de muchos pasaron las Tiendas Tipo, las destilerías, sus primeros cigarrillos, las litronas de los quince, el primer beso, la calle Navas y mil recuerdos, cajones que se abrían en nuestra mente mientras quedamos hipnotizados ante esta joya de canción y de interpretación, ahora sí, de un final extracorpóreo y planetario, y allí mismo volveríamos a empezar con los Planetas apáticos, portentosos.
De los alumnos, Los Planetas, a los maestros My Bloody Valentine que volvían al Primavera para presentar su nuevo disco “m b v”. Un disco que ha supuesto una continuación de su obra maestra “Loveless”. “I Only Said” traía al frente el clásico sonido de los irlandeses, un sonido que ellos inventaron pero que en directo miman muy poco puesto que la voz de Kevin Shields nos es que se ahogue es que apenas se escucha. Así da igual que “When You Sleep” u “Only Shadow” suenen, se hace difícil seguir el denso hilo del concierto. Lo mejor vino con la aparición de las bases de “Soon” que pareció arreglar algo la parte final para cerrar con la mayúscula “You Made Me Realise”. Siempre es emotivo ver a MVB pero uno casi siempre sale con la misma sensación, si hubieran empezado como acabaron, por algo son influencia planetaria.
El cierre, para nosotros, iba a llegar con Hot Chip y su Dance NERD. Los ingleses no fallan a su cita con el baile, ritmos y hits a partes iguales, con la sensación de dar un concierto corto el segundo escenario aparentaba la mejor entrada de todo el festival y es que había ganas de petardear con ellos. Faltaron algunas, pero estuvieron los buques insignias, “How Do You Do?” abrió la caja de Pandora por donde desfilaron temazos como “One Life Stand” y el engarce de “Over & Over” con “Ready for the Floor” traía el delirio al asfalto.
Sin apenas pistas pregrabadas, Hot Chip son guitarras, percusiones, baterías, efectos y coros al servicio del baile. “I Feel Better” no podía ser mejor cierre del llamado y confirmado #bestfestivalever , hasta el año que viene.