Mark Lanegan, “La Voz”
Dentro del ciclo de conciertos del Festival del Mil·leni y con una sala Barts llena hasta la bandera, no era difícil pensar que el exScreaming Trees lo conseguiría, Mark Lanegan venía a presentar por un lado su disco de versiones “Imitations” y por otro el trabajo editado algunos meses atrás,“Black Pudding”, en colaboración con su compañero de batallas y guitarrista Duke Garwood.
Antes que el de Washington saltará al escenario, pudimos disfrutar de las actuaciones de Lyenn y de Duke Garwood, que con su virtuosismo a las seis cuerdas empezó a hacernos olvidar la fría noche que hacía en la ciudad condal. Frío que pulverizo Mark Lanegan con los primeros aullidos de “When Your Number Isn't Up”, sólo bastaba escuchar esa voz superviviente del grunge de los 90, de noches y noches de canallería y excesos, para olvidarte que estabas sentado en un teatro y creerte en Nashville, con Tom Waits o Coehn silbándote al oído mientras el chisporroteo de una hoguera consume tu botella de bourbon. Y es que Lanegan te desafía con la mirada, se balancea mientras agarra el micro. Es denso, arisco como el pedregal de la desembocadura del Mississippi. Permanece impertérrito hasta la felicitación por su cumpleaños-efeméride del día del concierto-. Mark te destripa en directo con su voz embarrada, aunque a la salida del bolo firme autógrafos y venda una figura de él para pegar con ventosas en la luna de tu Cadillac. Y es por eso que el setlist y la manera de plantearlo es lo de menos.
EL chico rebelde reconvertido a crooner, estructuró el concierto en forma de bloques. En el primero repaso temas de anteriores trabajos con momentos cumbres en “The Gravedigger's Song” y “Phantasmagoria Blues” que provocaron inmensas ovaciones entre el público -la sección de cuerdas arropó de una manera sublime esas versiones previamente desnudadas-. Seguidamente Lanegan, con Duke garwood ya a la guitarra -antes encargado de los vientos-, procedió a desgranar los temas de “Black Pudding”. Este tramo del concierto fue quizás el que más frío recibió el público, aunque tuviera instantes sublimes en “Mescalito” o“Pentacostal”. Y por último interpretó los temas de su último disco, “Imitations”. “Pretty Colors” y “Satellite of Love” de Sinatra y Lou Redd elevaron la nota de la noche hasta el excelente. El colofón a la velada la pondría “Halo of Ashes” de sus Screaming Trees, que con un Lanegan sólo arropado por el virtuosismo del sonido de la guitarra, grabó en nuestras memorias ese momento a fuego.
Así pues, la puesta de largo de sus últimos trabajos, algo reguleros en estudio, adquirió un cariz de noche memorable. Mark Lanegan es un monstruo del directo, da igual que formación presente, da igual si es acústico, eléctrico, si hay vientos o sección de cuerdas. Da igual si se viste de riguroso negro o con americana. Mark siempre lleva puesta “La Voz”.