La jornada más floja del festival aunque con puntos muy notables
El pasado jueves 31 de julio daba comienzo en la bonita localidad lucense de Viveiro, la novena edición del festival más extremo del país: Resurrection Fest. El festival se ha convertido en un auténtico referente europeo en estilos como hardcore, metal o punk rock, y si bien este año, para disgusto de muchos, el cartel contaba con ‘demasiada metalada’, la calidad del line-up formado por más de 70 bandas nacionales e internacionales estaba fuera de toda duda.
Algunas mejoras con respecto a la edición anterior, sobre todo en lo referente al recinto, más amplio y mejor distribuido, y en la zona de camping VIP, ubicado a escasos metros del recinto. Contaba además con una preciosa iniciativa, Resukids, una especie de guardería para los más peques del festival que incluía actividades como talleres de música, Cuentacuentos, deportes, visitas al recinto para conocer a los artistas y ver los conciertos encima del escenario, etc.
Prácticamente no tenemos ninguna queja organizativa, por decir algo, quizás la zona de WC masculina que en algún momento se vio desbordada, el sonido en conciertos puntuales del escenario cubierto, las colas para recoger la acreditación de prensa, y el lodo que se formó el sábado después de la tremenda tormenta, que abnegó varios escenarios y accesos. Nada realmente importante.
Nosotros llegamos a Viveiro el jueves por la mañana, con el cielo totalmente cubierto y una buena temperatura. El camping principal ya estaba prácticamente lleno y pudimos comprobar los estragos de la noche anterior en el centro del pueblo, donde se programaron varios conciertos gratuitos y los primeros asistentes aprovecharon para salir de jarana hasta altas horas. Como anécdota, pudimos conversar con algún camarero que nos aseguró que la noche estuvo muy movida y en algunos bares llegaron a agotarse las existencias de ‘Estrella de Galicia’, y eso que el festival ni siquiera había empezado.
En lo referente a lo musical, el jueves fue, quizás, el día más flojo de la historia desde que llevo asistiendo al Resurrection Fest. Si bien es cierto que por motivos organizativos, nos perdimos las actuaciones de Hummano, Rise Of The NorthStar, Atlas Losin Grip y Red Fang, a los que solo pudimos oír desde la cola para recoger entradas., y que teníamos muchas ganas de ver.
Backtrack: Lo mejor del jueves de largo. Estos jóvenes hardcoretas neoyorkinos tienen un sonido fresco y divertido. Pusieron el Chaos Stage patas arriba. Sonaron temas como ‘Welcome to the Point’, ‘Nailed to Track’ o ‘Darker Half’. Estamos deseando poder verles en sala.
Hacktivist. Único grupo de djent del festival (con permiso de Vildhjarta que nos apunta la organización). Tenía muchas ganas de verles en directo pero el sonido no les acompañó en el peor escenario de los 3, el Ritual Stage, que el jueves dejó bastantes carencias de sonido.
Crowbar: Particularmente una de las decepciones del festival. Y eso que a pesar de no dar un mal concierto, esperaba mucho más de una de las bandas más grandes de metal de todos los tiempos. Sonido insuficiente y saturado. Los de Nueva Orleans empezaron con ‘Conquering’ del mítico ‘Broken Glass’ (1996), y por supuesto tocaron muchos de sus temazos míticos como el ‘Cemetary Angel’ con el que pudimos empezamos a ejercitar nuestros respectivos cuellos. Kirk Windstein es el puto amo.
Authority Zero: Después de perdernos su concierto hace unos años, decidimos acudir a ver a los de Arizona, una banda de punk rock, que fusiona estilos como reggae, ska y skate punk. Con el vocalista Jason DeVor al frente, Authority Zero dio un concierto muy divertido, con mucho baile y movimiento en el público. Melodía en estado puro. Y es que esta banda tiene todos los ingredientes requeridos para hacer disfrutar a la peña en un festival. No faltaron temas como ‘No Regrets’, ‘Liberateducation’ o ‘Brick On The Wave’. Notables.
Amon Amarth: Alrededor de las 21.30H comenzaba la auténtica metalada en Viveiro. El escenario principal se llenaba de camisetas negras y melenas al viento. Y es que Amon Amarth es posiblemente una de las bandas más grandes del metal ‘Vikingo’ o Death Melódico. Los suecos son unos auténticos maestros del metal y nosotros, a pesar de no ser ni de lejos unos devotos de este género, pasamos un buen rato y nos echamos unas risas. La calidad de estos tipos se hizo patente desde los primeros acordes de ‘Father Of The Wolf’ y después una ristra de hachazos a base de punteos y riffs delirantes con temas como ‘Asator’ o ‘War Of The Gods’. Terminaron con ‘The Pursuit of Vikings’, después de un bis de dos temas.
The Ocean: Banda alemana de post-metal instrumental con toques Sludge que realmente poco pegaba en el Resurrection Fest. Su calidad es innegable, pero realmente ni el sonido, ni la hora programada para su actuación les acompañó. Riffs pesados, melodías épicas, voces limpias y guturales, pasar del cielo al infierno en un minuto. Para fans de Isis, Neurosis…buen concierto, pero quizás no era el lugar ni el momento para nosotros.
Megadeth: Poco se puede decir de una de las bandas más grandes de Thrash Metal de la historia, que llevan repartiendo cera sin parar desde la década de los 80, con el controvertido David Mustaine al frente, amado por muchos, odiado por la mayoría. El concierto a decir verdad fue bastante bueno en todos los aspectos, tanto sonido, buen ambiente, nivel técnico de todos sus componentes, setlist, etc. Pero a un servidor le aburrió de sobremanera. Empezaron con ‘Prince Of Darkness’ y terminaron con un cover de los Sex Pistols ‘My Way’, en algo más de una hora de concierto donde también sonaron ‘ Symphony of Destruction’, ‘She Wolf’… típico concierto que ves, sabiendo que tienes delante una parte de la historia viva de la música, pero que aún así no acabas de disfrutar. Quizás hace 15 años lo hubiera visto con otros ojos, pero realmente ver a Megadeth en el Resurrection me dejó igual.
High On Fire: Particularmente la banda del jueves que más ganas tenía de ver y fue un bajonazo. Había escuchado maravillas de esta banda en directo y por eso mis expectativas estaban por las nubes, pero no llegaron ni a la mitad de lo esperado. Sonido nefasto una vez más en el Ritual Stage, y eso que me encontraba estratégicamente situado. Los californianos son unas de esas bandas californianas que se salen un poco de la media, con toques sludge, punteos criminales y riff salvajes que no dejan títeres con cabeza, pero no consiguieron llegar a entusiasmarme salvo en algún momento puntual con temas como ‘Snakes For Devine’, increíble que no se escuchara bien la guitarra, o ‘Rumors of War’. Decepción máxima.
Ignite: De Ignite poco podemos decir ya que tuvimos que salir a los 20 minutos rumbo a Viveiro a preparar el after party de Critteria Rock Sessions. De lo poco que pudimos ver, con ‘Let It Burn’ o el cover de U2 ‘Sunday Bloody Sunday’, comprobamos que siguen en plena forma, y el público disfrutó al máximo de una banda que funciona realmente bien en directo.