Viernes de Primavera Sound, segundo asalto y el día perfecto para nivelar las fuerzas, recuperarse del primer arreón festivalero y prepararse para el tercer día.
Foto: Daniel Villanueva Flickr
Los astros parecen alinearse en el firmamento con la mente de los programadores que preparan a conciencia un día perfecto. De menos a más, disfrutando de la parada anual obligada en el auditorio con la maravillosa Hope Sandoval y Low que nos esperan agazapados con su Great Destroyer para demostrar que como músicos muy pocos pueden llegar a su nivel. Emociones a flor de piel entre las penumbras del escenario más íntimo y también en los escenarios grandes, horarios que encajan a las mil maravillas para uno de esos días de cabezas de cartel que cuando lo repases con el tiempo, creerás que todo fue una ilusión. Ahorramos en carreras, en nervios, en horarios y en poder disfrutar tranquilamente hasta el final de los conciertos, porque el sábado se presentaba duro no, lo siguiente. Una vez más el PS se acerca a nuestra particular definición de perfección.
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Owen Pallet, fue el encargado de abrir el Auditorio violín en mano donde nos preparó una cascada de Loop infinitos que nos sumergió en su Heartland de una manera progresiva además se acompaño de un percusionista-guitarrista que acabó de hacer su actuación de una intensidad suficiente como para que el madrugón mereciera la pena, sobre todo al poder escuchar esa maravilla llamada “Lewis take action”, que dio paso a Hope Sandoval & The Warm Inventions, fueron la segunda apuesta del día dentro del escenario más especial. Con algo de restraso y sin demasiada cola para entrar la sensual voz de la americana que canta entre penumbras atravesó con un genial directo a todos aquellos que tenían claro a lo que iban a esas intempestivas horas. Repasando sobre todo su reciente "Through the Devil Softly" y acompañada a las mil maravillas por unas evocadoras videoproyecciones, con homenajes al Chien Andalou, naturaleza de océanos rabiosos y volcanes en plena erupción para acabar de dar forma a esos matices que tanto gustan a la caprichosa intérprete. Creadora de atmósferas únicas si a Hope Sandoval y su xilófono le añadimos en la misma equación el mágico auditori del fórum solo podemos obtener un múltiplo de gallina de piel. Una lástima que el trajín propio de quien está por estar allí donde nunca debió, ensuciase entre canción y canción una de las citas más especiales de este festival.
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La locura de colas interminables y los tickets para asegurar tu butaca tuvo un nombre propio en esta edición: Low, listos y preparados para acariciar de forma magistral su penúltimo disco Great Destroyer. Toda una obra de arte en forma de trece cortes que merecía este homenaje por parte del grupo de Alan Sparhawk. El trío para el que evidentemente tampoco pasa el tiempo en vano fue desgranando magistralmente una a una y por orden el disco que ya cumple media década en un estado de forma excepcional. Más de tres cuartos de auditorio para acompañar en el silencio a la banda en la que para servidor sería a la postre la mejor de todas las puestas en escena que pasaron por el PS 2010. Aparente sencillez que esconde en su directo, al igual que en el estudio, la profundidad de las composiciones de la banda de Minnesota. Sin artificios ni distracciones, tan sólo esa aparente sencillez a la que muy pocos pueden llegar y que toca la fibra sensible de aquellos que gustan de los músicos de verdad. Sublime es el adjetivo, uno no entiende como puede ser que tres músicos llenen tanto con tan poco mientras otros con propuestas grandilocuentes y un gentío sobre el escenario lleguen a aportar tan poco.
Mientras Low descargaba su great destroyer, The New Pornographers hacían lo propio en el escenario mayor, con sincronización suiza, una apuesta por el pop en estado puro a miles de voces a pesar de no contar con la gran Neko Case, que hizo lo que parecía imposible hasta el momento, que saliera el sol. Sol que también aprovecho Nueva Vulcano para aprovechar la gran oportunidad brindada por la organización de tocar en un slot ya importante, los catalanes dieron un recital apoyándose en su último largo “los peces de colores, “dulce y ácida” seguida de “te debo un baile” protagonizaron los momentos más emocionantes del bolo.
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El viernes no fue el mejor día para el escenario San Miguel, problemas de sonido que siendo el escenario de las propuestas más multitudinarias es un claro objeto de estudio para Iker Jiménez y su cuarto milenio. ¿Puede ser verdad que ni Spoon ni Wilco, paradigma del directo perfecto, fueran capaces de sacarle el máximo partido al sonido como lo hicieron el día anterior Pavement? Escapa a toda lógica, sobretodo viendo a lo lejos lo mal que lo pasaron los chicos del "Ga ga ga ga ga", que vale, no han sido nunca garantía de un gran concierto pero lo que ofrecieron el viernes queda muy lejos de algo a lo que podamos llegar a disfrutar. Pues eso, algo de su último largo "Transference" y otro poco de sus hits como "I turn my camera on" y el público con ganas de pasar a otra cosa.
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Corriendo pizza en mano para llegar al ATP y decir aquello de "presente" en el hipnótico directo de Beach House, nos topamos con una masa humana ingente que taponaba como pocas veces se ha visto el escenario de las propuestas arriesgadas. Uno de los fallos más sangrantes de esta excelente organización de viernes ya que la alternativa natural hubiese sido llevar hasta allí a las irregulares Cocorosie y dejar que los de Baltimore llenasen de forma espectacular el Ray ban. Tranquilos, son sólo tres, pero la Legrand se basta y se sobra para llevarte a un estado catatónico llenando con sensualidad natural el escenario que le pongan por delante. Desde Slithers lo adelantamos antes de que saliera a la venta su maravilloso "Teen Dream" y el tiempo nos da la razón, serán top 10 de todas las listas de lo mejor del año y al éxito de crítica les ha acompañado el de público. Aix Coco, hay que estar más pendiente de nuestras recomendaciones mensuales...
Si Spoon sonaron regular el comienzo de Wilco casi podría definirse como catastrófico en un evento de estas magnitudes. Y es que pocas veces he visto a un cabeza de cartel tocando mientras se cae totalmente el sonido de uno de los instrumentos. La cara de Tweedy fué un poema mientras miraba perplejo a sus técnicos y los demás miembros del grupo decidían estoicamente continuar tocando entre el inmenso "ohhh" del público. Sería interesante haber visto la del responsable de sonido en ese momento que sin tener bastante con el concierto anterior acababa de echarse la tierra que le quedaba encima, tierra trágalo. Por suerte éstos son de otro planeta y la segunda parte del concierto a partir de "Impossible germany" fue de escándalo, el problema es que de ellos esto ya no sorprenda. Potentísimo setlist con "Sky blue sky", "Kamera" o "Jeus, etc." y al que solo se le puede achacar que faltase a la fiesta "At least that's what you said", para que los fans pudiésemos cerrar los ojos y hacer aunque sea por unos minutos el ridículo con uno de esos “air guitars” marca de la casa Nels Cline, que a pesar de tomar el protagonismo demasiada veces lució y de qué manera en “Vía Chicago”
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Al acabar Wilco, el público solo tenía en mente una cosa, aglutinarse en el San Miguel para ver a Pixies, los de Frank Black estaban a punto de hacer historia. “Cecilia Ann” rompía el hielo y la expectación era máxima para escuchar la voz de un Frank Black, sacado de operación bikini, menudo tipito se gastaba el hombre, “Bone Machine” y “Wave of mutilation” fueron los primeros hitazos en salir, el sonido era insuperable, y solo era cuestión de tiempo que la gente se echara las manos a la cabeza, y eso pasó en dos momentos con el trío Tame + Hey + Velouria, menudo trío, la noche y el día entre ellos pero que mezclados removieron las almas de casi todo el fórum allí presente. El otro gran momento llegó con el cierre del bis de la mano de Gigantic + Where is my mind, que llevó el delirio a al público. Diez sobre diez, los Pixies demostraron que se encuentran en una forma suprema. Aquí os dejamos el set y en orden del concierto en el Primavera Sound.
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Los controvertidos Bloody Betroots fueron los encargados de cerrar el segundo escenario principal haciendo lo que mejor saben hacer, electrónica de brocha gorda para hacerte botar hasta la extenuación. La propuesta estaba clara desde un principio y cumplieron con creces, eso sí, absténganse sibaritas de la electrónica y personal sin un punto de elevada “perjudicación” etílica. Cumpliendo esas dos sencillas premisas los poco originales muchachos de la máscara de spiderman ofrecen zapatilla para parar un tren y sorprendieron con su puesta en escena instrumental y tanto movimiento sobre el escenario. Todavía me pregunto como pudieron sobrevivir a tanto meneo sin respirar con esas máscaras tan ceñidas. Pura sutileza y sofisticación para cerrar una noche espectacular de primavera en el Fórum