Llegaba la primera de las dos noches de la edición de este año con un cartel cargado de estrellas y de reclamos para todos los gustos. Una de esas noches en que te podías quedar en cualquiera de los tres escenarios todo el rato y salir con la sensación de haber visto algo muy grande. Y es que así fue.
Foto: Guillermo Granell Rodríguez
El dúo francés Air abría la noche en el SònarClub con sus temas pop, un concierto relajado para anticipar lo que llegaría a posteriori. Intercalando temas de su último trabajo entre sus clásicos, destacaba Venus en los primeros compases de su concierto, aunque lo mejor quedaría reservado para el final, sobre todo con Sexy Boy casi para cerrar. Los franceses quizá pecaron de falta de gancho, dándole poca vida a su obra, ya de por si reposada.
Nada reposado fue, en cambio, el concierto de los británicos Hot Chip. En su segunda visita a España en mes y medio, siguieron la misma estrategia que en su anterior visita aunque variando por completo el orden de los temas. Cuando empiezas un concierto con uno de tus mejores temas como es Boy From School, dejas claras tus intenciones. Sin ningún tipo de concesión fueron disparando todos sus hits, dándole incluso una mayor importancia a la parte rítmica de sus temas, algo que por momentos te hacía pensar si estabas en Hot Chip o en una sesión de algún dj. Su pequeño retraso no empañó para nada un concierto intenso de principio a fin. Una vez más triunfales.
Otro británico, esta vez en el SònarLab, estaba demostrando porqué es una de las revelaciones de la temporada y porqué hay que tenerlo en cuenta a partir de ahora. Joy Orbison, con 22 años y con una sesión a medio camino entre el dubstep, el uk garage y todo este combinado de sonidos underground que se engloban en el hardcore continuum. Tenía poco rato, y bajo el amparo de la reina Mary Anne Hobbs, convenció con un excepcional gusto.
Foto: Guillermo Granell Rodríguez
Casi sin tiempo, en el SònarClub volvía la actividad, había llegado la hora de uno de los cabezas de cartel sin discusión, James Murphy y su máquina de hacer música, LCD Soundsystem, desembarcaban en Barcelona después de ofrecer un concierto apabullante la noche anterior en Sònar Galicia. No les afectó el cansancio, ya que podría decirse que salieron con las mismas intenciones que Hot Chip. Con un James Murphy más receptivo que nunca, muy hablador y dando las gracias al festival y el público en casi cada parón, la reacción no se hacía esperar. Público entregado en todos los temas y auténtica locura colectiva al final con Daft Punk Is Playing At My House y Tribulations. Lo de Losing My Edge mejor no lo comentamos.
Foto: Guillermo Granell Rodríguez
De nuevo en el SònarPub, donde Richie Hawtin volvía al festival tras su genial sesión el año pasado. Esta vez, pero, tocaba recuperar su alias Plastikman, con el que regresaba tras unos años de parón. Se presuponía un live audiovisual, todo un espectáculo que habría que matizar. La parte visual probablemente no estuviera a la altura de la musical, donde simple y llanamente arrolló. Para todos los escépcticos, entre los que me incluía, aquello fue un bofetón directo a la cara que nos despejó de dudas. Un live que fue subiendo de voltajes y de intensidad a menuda que iba avanzando y que nos dejó otro momento cumbre en este Sònar cuando empieza a sonar la percusión de Spastik. La gente se emociona. Silencio… y bombo a toda leche, retumbando todo tu cuerpo y la locura colectiva vuelve a hacer acto de presencia. Con un sonido impecable, el canadiense volvió a demostrar por qué es uno de los nombres claves de la música electrónica.
Siguiendo en el SònarPub, el alemán Dixon, acostumbrado a ofrecer sets de deep house más bien de pocas revoluciones, entró a cuchillo con temas infecciosos y con más revoluciones. Declaración de intenciones para todos aquellos que pretendían irse del escenario una vez terminado Plastikman.
Foto: Guillermo Granell Rodríguez
Y claro, a las 4 de la noche, otra de las dolorosísimas solapaciones. Mientras Hudson Mohawke se disponía a darlo todo en el SònarLab, el SònarClub se llenaba hasta los topes para ver a los hermanos Dewaele, más conocidos como 2manydj’s. Show sin sorpresas para decepción de quién escribe, pues pusieron en práctica más o menos la misma idea que ofrecieron en el FIB 09, tirando de casi los mismos ganchos para volver locos al público. Por supuesto que su sesión fue toda una fiesta, pero cuando uno llega con la etiqueta de cabeza de cartel espera siempre algo más. En el SònarPub estaba otro dúo, los alemanes Booka Shade, ofreciendo un live y presentando su nuevo trabajo. Muy habladores e irregulares en su final de concierto, justo lo opuesto a lo que los ahí presentes requerían.
Para cerrar tan triunfal noche, había tres opciones de altísimo nivel, de modo que a esas horas uno se deja llevar casi más por el cuerpo que por la mente. En el SònarPub estaba el proyecto de Mehdi y Riton, Carte Blanche. Fiesta. Es lo que venían a ofrecer y desde luego se la dieron a todos los que la pedían, mezclando nu disco, house (llegando a pinchar algunos temas realmente lamentables que por arte de magia, todo el mundo conoce y baila, no obstante). Por otro lado, Cora Novoa, la prometedora dj gallega, ofrecía un set hipnótico, a medio camino entre el techno y el trance y Claude VonStroke tiraba de techno en estado puro para satisfacer a la parroquia. La primera noche del Sònar concluía con un éxito rotundo.