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Antony and the Johnsons

Cut the world

[Secretly Canadian; 2012]

8.5


“Su voz porta espiritualidad a cualquiera que la escucha, tanto que incluso empiezas a pensar en la mortalidad”. El día en que los ojos de Marina Abramovic se fijaron en Antony para representar su historia no fue una casualidad. Si había alguien que lo hiciera de tal modo que pudiese ver su propia muerte en vida, era él. ‘The Life and Death of Marina Abramovic’ solo era el inicio, la eclosión para lo nuevo que saldría bajo el nombre de su banda, aunque esta vez, habría un complemento que siempre había requerido.

‘Cut the World’ (2012, Secretly Canadian) es una amalgama de factores. La mezcla de necesidades, sensaciones, aspiraciones y virtudes más que un simple disco en sí. El lanzamiento del directo llevado a casa con un trasfondo de estudio poco usual donde el ensordecedor silencio de la audiencia hace aflorar emociones como si el no estar sentado frente al artista no fuera más que un insignificante detalle para dejarse atrapar una vez más; el respeto de unos pocos que se transforma en el placer de tantos que hemos podido, una vez más, adentrarnos en el mundo de Antony.

El hecho de que Hegarty sepa canalizar y hacer virar sus inquietudes a lo largo de sus canciones es algo que preside su discografía y en este caso, no hay excepción, sino que facilita el poder entender la inexistencia de un solo hilo conductor agrupando los que en cada trabajo ha ido focalizando. Sus quebraderos emocionales regresan y el acompañamiento de la Danish National Chamber Orchestra los hacen más penetrantes. Desde el amor doliente (‘Cripple and the Starfish’ o la inmensa ‘I Fell in Love With a Dead Boy’) hasta la preocupación medioambiental (‘Another World’) son plasmadas sin fisuras como fiel repaso de su carrera, su evolución y sobre todo, sus inquietantes pensamientos; pero ahora, vestidos en tela de seda orquestal que tanto reclamaban, dibujando casi desnudas a las que un día fueron grabadas en plenitud entre las paredes semivacías de un estudio. Las mismas paredes que han engendrado ‘Cut The World’, único corte producto de la unión con Abramovic y oda previa al matriarcado deseado en los aspectos que especialmente ahora le abordan.

Y no es solo como hecho de que su interior luche más por cómo se siente que por el modo en que, externamente, lo vemos. La feminidad para Antony viaja de lo personal a lo global y el monólogo ‘Future Feminism’ da cobijo a esta afirmación (“Mi noción del feminismo es probablemente una idea creativa más que una definición práctica (…) Los sistemas dominados por los estrógenos están de modo natural más dirigidos a conseguir un espacio seguro para que los niños sean criados, convirtiéndolos en menos agresivos y basándose en un círculo para la prosperidad familiar”), sirviendo de antesala a la exposición melodramática que nos depara de manera magnificada llegando al culmen en joyas como ‘Rapture’ o ‘You Are My Sister’ y el ostracismo en que sumerge ‘Swanlights’ embebido en un halo tétrico a la vez que plácido. Luces y sombras que, aún en directo, hace entrometernos en la introspección a la que se encuentra sometido y en que la ruptura del silencio final hace que despertemos del letargo en el que gustosamente nos hemos sumergido.

Ahora todo el mundo lo conoce, hay quien se adentra en el suyo propio y quienes solo lo toman como una parte más. Habrá quien añore esa canción que lo encumbró a la fama, pero su ausencia es solo un mensaje del que Marina Abramovic se hizo eco en su biografía bajo el deseo de que Antony cante en su funeral, señalando a quien espera que un día cuide de ella cuando muera. Quizás, ese día, podrá volver al mundo que quien le despedirá tanto añora.

Escúchalo en Spotify: Antony & The Johnsons – Cut The World

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