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Muse

The 2nd Law

[Helium 3; 2012]

5


Como queda demostrado, ni los Lannister cagan oro ni hay grupo que se resista a llenarse los bolsillos siendo víctima de su propio personaje. Matt Bellamy lo consiguió en el pasado con aquel infame “The Resistance”, una grandilocuencia solo apta para ególatras de nivel avanzando que venía a confirmar los presagios del flojo aunque decente “Black Holes and Revelations” que supuso el inicio del ridículo de una banda que deslumbró con su segundo largo y sobretodo con “Absolution”, un disco que marcó el máximo matemático de la función Muse.

En este “The 2nd Law” hemos venido descubriendo a un Bellamy asombrado por el Dubstep de Skrillex que confirmó con un teaser bastante confuso donde mostraba parte de “The 2nd Law: Unsustainable” uno de los desvaríos colocados al final del disco, y claro, la desilusión se apoderó de buena parte de los fans más efímeros, nunca de los fieles que se cuentan por legiones.

Las primeras perlas en salir del disco fueron “Madness” y “Survival” (gracias a los JJOO de Londres) que además en el disco incluiría “Preludio” instrumental que tanto gusta. Y cierto es que tras esto los que tenían algo de Fe se vinieron abajo porque si bien “Madness” es una canción inofensiva, impropia de un grupo de rock de voltaje, “Survival” es todo lo que esperamos de Muse pero al colocar unos arreglos en los coros al más puro estilo “Queen” la digestión no podía ser más ridícula.

Pero ya lo explicó Aaron Sorkin en su “El ala Oeste de la Casa Blanca”, cuando quieras sorprender y no descalabrarte tira las expectativas al suelo y nunca parecerás más tonto de lo que eres, y esto es lo que ha hecho Muse, y les ha ido bien porque esta Segunda Ley es pobre, pero acaba por funcionar de manera natural, a pesar de la apertura de  la rimbombante “Supremacy” al más puro estilo banda sonora original orquestada James Bond.

Pero el que busque canciones que puedan agradar el disco las tiene, “Panic Station” dejando por enésima vez patente esa influencia ochentera que tanto parece haber marcado a la banda. Y también tiene momentos donde recuerdan a sí mismos, marcados por “Follow Me” aunque rompa los ritmos con arreglos dubstep y por supuesto “Animals” y “Explorers”, dos baladas eléctricas de factura muy notable, en las cuales Muse demuestran que no se les ha olvidado hacer buenas canciones, por eso es tan irritante este tipo de discos.

Discos pensados para llenar un estadio, discos en los que el afán creativo de un músico se ve lastrado por unos delirios de grandeza en una producción, donde el interés de meter una orquesta se sobrepone al talento de un trio sudando en un estudio,  donde el resultado final se ha convertido en nuevo trabajo de los que salen como churros solo para saciar las ansias de tus fans, que como buenos amantes buscarán el amor en bandas que estén a punto de sacar su “Absolution”. Aún así el disco mejora unas pésimas expectativas, a vender entradas que es lo que cuenta.

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