P E

ARCADE FIRE 

PINK ELEPHANT 

Columbia Records 

Nota: 3 

Comentario: 

Carlos Pumares solía referirse a algunas películas que no habían sido de su agrado como “feas”. A uno le ha quedado siempre la duda de a qué se refería exactamente (fotografía, actuaciones, encuadres...) y, por otro lado, si ese denostativo término se podría aplicar a otras artes, a otras disciplinas. Pues bien, oído el nuevo disco de la banda canadiense Arcade Fire, mi incertidumbre se ha disipado, es posible. Pink elephant es, efectivamente, feo, sonoramente abigarrado, chillón. En otras palabras, su escucha lacera los oídos. El uso desmedido de sintetizadores ecualizados con un gusto pésimo ahoga, incluso, lo poco rescatable de las escasas letras, pues la mayoría de canciones son instrumentales.  

El tema inicial y primer instrumental, Open your heart or die trying, combina sintetizadores reposados con otros más agresivos y varios efectos sonoros inquietantes. Pasamos, así, al corte homónimo, en el que se abordan cuestiones como la ansiedad, la evasión y la desconexión emocional, con una pareja que se está distanciando como protagonistas. Suena una guitarra acústica, un sintetizador y una batería con cantidades ingentes de reverb en la caja. Year of the snake, por su parte, consta de dos voces, la principal y otra susurrada, así como de un bajo, batería y varios teclados. La letra aboga por el cambio personal como método de crecimiento y superación.  

Circle of trust es, simple y llanamente, hortera. Tanto por la mencionada ecualización de los sintetizadores, el bajo -también sintético- y la batería programada. Incluso la poca voz de las armonías vocales es desagradable. Pero es que su sucesora, “Alienación”, de sílabas inteligentemente separadas para formar Alien nation, no es mucho mejor, ya que transcurre por los mismos desafortunados derroteros. El calco es enervante. Posteriormente, oímos el primero de dos interludios instrumentales, Beyond salvation. El tono de los teclados, de tan brillante resulta estridente.  

Ride or die versa sobre el amor como refugio y vía de escape, pero también sobre la nostalgia del narrador por compartir la cotidianeidad con su pareja. A la voz, guitarra, teclado y percusión se le añaden diversos arreglos electrónicos. I love her shadow, en otro orden, sólo tiene de bonito el título. De nuevo, lo hortera se hace presente de la mano de los sintetizadores, tanto del que hace las veces de bajo como del que se encarga de la armonía. She cries diamond rain (parece ser que el ingenio lo vertieron únicamente en los títulos) es el segundo –e insustancial – interludio al que me refería con anterioridad. Los sintetizadores, esta vez, son etéreos y mesurados, algo que, sin duda, se agradece. 

Llegamos al final con Stuck in my head, que se compone de un rasgueo de guitarra acústica, batería con reverb y voz. Algunas de las temáticas tratadas son el desorden mental, la obsesión emocional y el deseo de reinventarse. El interés, no obstante, se va diluyendo a lo largo de los siete monótonos y molestos que dura la canción. En conclusión, ignorando lo narcisista y autorreferencial de la lírica, se podría decir que ésta constituye, gracias a algunas socorridas metáforas y recursos estilísticos, lo poco destacable del irritante Pink elephant, cuya música sólo podría ser calificada de disfrutable por aquellos oyentes que se hallen bajo la influencia de ciertas sustancias estimulantes.  

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