Quentin Tarantino Oscar Win Gi

Un mínimo repaso a lo que no nos hubiera gustado ver.

Ya está todo claro. La 85ª entrega de los Oscars de la Academia de Cine de Hollywood tiene ya hecho público su veredicto. ARGO, de Ben Affleck, como estaba previsto, se ha convertido en la producción premiada con el Oscar a la Mejor Película. A continuación vamos a repasar los que consideramos los diez hechos puntuales que más decepción o enfado nos han deparado. Y es que uno, por ejemplo, no se queda toda la noche en vela para ver como la actriz que sube a recoger el Oscar a la Mejor Actriz se pega un porrazo en la escalera que la conduce a la gloria. 

10. ARGO NO ERA LA MEJOR PELÍCULA. Era la gran favorita, pero eso no significa que fuera la mejor de todas las nominadas. La Academia, primando ARGO sobre otros dos ejercicios historicistas como LA NOCHE MÁS OSCURA o LINCOLN,  avala la propuesta menos arriesgada e incómoda. Además… ¿nadie ha reparado en el hecho de que pueda ser tan laureada una  película protagonizada por Ben Affleck y las monolíticas circunstancias expresivas que le adornan el careto?

9. EL ESMOQUIN DE TARANTINO. El traje del hombre que debió haber subido a recoger la estatuilla de Mejor Director  a estas horas tiene que estar en un juzgado de guardia reclamándole a su portador daños y perjuicios por la zarrapastrosa forma que tuvo de ponerle percha. Cuando subió a recoger el ovacionadísimo premio al Mejor Guión Original, no sabíamos si venía de su butaca, si de pegarse con Spike Lee, si de pegarse un revolcón con Lucy Liu o de centrifugarse entero en la lavandería más cercana.

8. EL CANTECITO DE RUSSELL CROWE. Se le está quedando planta de Pavarotti, pero a GLADIATOR  hacer gorgoritos se le da tan bien como a Urdangarín hacerle amigos al suegro. Lo pusieron al final del todo, pero con su entrada el coro de LOS MISERABLES sólo ganó en peso específico y en morralla auditiva sin especificar.

7. EL BAILE DE HARRY POTTER.  Daniel Radcliffe quiso sacar la varita de Fred Asteire, pero se equivocó y atizó la de la gallina Caponata. Así le fue al dancing anarquista que se marcó con Joseph Gordon-Levitt. Cualquier amago de sincronismo resultó una utopía. Sus volantines tenían el estilismo de una palomita de maíz en plena erupción. Él lo intenta pero no puede. Aunque se ponga a dar pasos de claqué,  da la impresión de que va montado en una escoba.

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6. EL ENIGMA NICHOLSON. Jack Nicholson salió al escenario convencido de que lo habían hecho Papa. Aún debe estar preguntando si es su turno.

5. LAWRENCE ATERRIZADA. Además del de Spielberg, el batacazo de la noche se lo pegó Jennifer Lawrence al subir a recoger la estatuilla de la Mejor Actriz Protagonista. El traje, los tacones, el recuerdo del percance en la entrega de los premios del Sindicato de Actores y la venganza de la justicia artística se cebaron con ella. La excelente actriz no debió ser ayer la ganadora. Jessica Chastain, Naomie Watts y, sobre todo, Emmanuelle Riva lo merecían este año más que ella.

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4. TODOS MENOS PACO. No resulta de recibo que Paco Delgado, nuestro único representante ayer en la Gala, fuera privado de un premio por su Diseño de Vestuario en LOS MISERABLES, cuando esa misma película fue galardonada en los demás apartados técnicos a los que optaba. 

3. CREPÚSCULA. Kirsten Stewart confirmó que la vampiritis no es un esfuerzo interpretativo… Van con ella desde que vino al mundo. Su madre nunca dio a luz. Es un cuerpo, por lo tanto, negado a la chispa. Se le ha quedado cara de linterna sin pilas. Al final se va a descubrir que es hija putativa de Jack Nicholson. 

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2. LA FRENTE DE JOHN TRAVOLTA. El corte de pelo del protagonista de GREASE es en sí mismo un enigma de la arquitectura contemporánea. Su frente no era una frente sino que ha quedado reducida a boceto de rotonda.

1. EL PRESENTADOR DESPRESENTADO. Lo que más nos gustó de Seth MacFarlane es lo ágil que estuvo en germinarnos muy pronto la ganas que tenemos de que no vuelva. Otra decepción más. No llegó a ser tan malo como James Franco, porque no van al mismo estanco. Ni ladrador, ni mordedor, ni con capacidad para salirse del guión establecido. Opinamos que la opción de poner a profesionales del espectáculo empeñados en gracias de fronteras para adentro sigue yendo en contra de la gala. Hugh Jackman puso el nivel muy alto en el 2009. Su apuesta por el espectáculo fue inolvidable

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