A Proposito De Elly Portada

 

 

 

Título original About Elly (Darbareye Elly)

Año 2009

Duración 119 min.

País Irán

Director Asghar Farhadi

Guión Asghar Farhadi

Música Varios

Fotografía Hossein Jafarian

Reparto Golshifteh Farahani, Taraneh Alidousti, Mani Haghighi, Saber Aba, Shahab Hosseini, Merila Zarei, Peyman Moadi, Rana Azadivar, Ahmad Mehranfar

Productora DreamLab Films

Valoración 9

 

Las noticias sobre la triste realidad iraní no dejan de alarmar nunca. No cesan de llegar noticias sobre las tremendas dificultades que acarrea ejercitar la libre expresión artística dentro de aquel país. Por eso, desde éste modesto emplazamiento, me veo en la obligación de aunar este escrito al vasto número de alertas, llamadas, manifiestos y adhesiones que, afortunadamente, persisten en la justa y necesaria actitud de condenar tan abyecto estado de las cosas. Espero que algún día el pensamiento y el arte iraníes puedan disfrutar de la misma gozosa disposición que yo calzo, visto y luzco en estás internaúticas páginas.

Para afirmar ese empeño solidario, nada mejor que hablar del excelente cine que se hace allí. Dentro de unas pocas semanas, podremos disfrutar de una obra maestra del gran Asghar Farhadi. Se titula NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN, la película que merecidísimamente se alzó con el Oso de Oro del último festival de Berlín. No puede haber excusa mejor para volver a reivindicar el visionado de su anterior producción. Se estrenó en nuestro país el año pasado, pero pasó completamente desapercibida. Su título es A PROPÓSITO DE ELLY. Lo dirige el veterano Asghar Farhadi. Junto con la magistral TWO LOVERS, de James Gray, y con la ya inolvidable TOY STORY 3, de Lee Unkrich, conformó la triada de los mejores estrenos del 2010 año.

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A PROPÓSITO DE ELLY es un arriesgado ejercicio de corte noblemente realista, que intenta –y consigue- el milimétrico, escrupuloso, directo relato de un angustioso suceso. Un grupo de amigos decide pasar un largo fin de semana en una población situada en el litoral iraní. Entre ellos, se encuentra Elly, una educadora de la guardería a la que acude la hija de uno de los matrimonios. Su presencia es comentada por el resto del grupo. La madre de la niña no ha avisado de su invitación. Todo transcurre con cierta normalidad, hasta que un accidente imprevisto hace estallar todos sus planes: Elly desaparece. Todos, en un primer momento, creen que se ha ahogado tratando de rescatar a uno de los pequeños con los que estaba jugando en la playa.

A PROPÓSITO DE ELLY logra la proeza dificilísima de la captación, casi documental, del pánico y la intranquilidad posteriores a una fatídica contingencia. El director apura hasta el máximo la escueta coordenada argumental de su relato. Su puesta en escena impone una desesperada nitidez a todos los movimientos que la cámara precisa para estar a la altura de la consternación colectiva que se impone apresar. Farhadi abomina cualquier tipo de impostura dramatizada, cualquier salida de tono que pudiera inocular atisbo de trampa a su reconstrucción directísima y pormenorizada.

Impresiona contemplar el altísimo grado de fidelidad para con la tragedia presentida, para con la inquietud ante lo irreparable, para con el trastorno de lo fatal, siempre agazapado esperando la oportunidad de su zarpazo. El director atiende a sus personajes en calidad de testigo silente, pegajoso, sorprendido y desbordado. Su implantación pasa casi inadvertida, pero no su meridiana omnipresencia. La solícita labor tras la cámara queda sometida a un solo imperativo formal: la aprehensión casi simultánea de todas las reacciones, dudas y esfuerzos de sus vapuleados protagonistas.

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Espectador, personajes y disposición realizativa manejan simultáneamente la concatenación de unos hechos que ninguno controla. La tensión no viene fundamentada por la gravedad del percance, sino porque tanto dentro como fuera de la ficción se está al albur de un destino tormentosamente imprevisible. El creador iraní se mueve con tortuosa pericia para que cada uno de sus planos sepa hacer estallar la contenida magnitud del contagioso sobresalto.

Farhadi, para enmarcar en la pantalla el grado de verdad que nos arroja, necesita de una implicación concentradísima de todo el equipo actoral. Hay que destacar que la posee. Puede hacer gala de ella. Sabe encuadrarla con presteza, sin despreciar ni un solo segundo de su energía. Todo el reparto descerraja una soltura y un naturalismo casi respirables. Todos los intérpretes prestan una concentración –y una verosimilitud en la muestra de la graduación intensiva de la misma- descomunal. Su esfuerzo se antoja casi no profesional, sino estremecidamente verídico.

Gracias a ello, la progresión ambiental del film, que va desde la frescura festiva y estival del inicio hasta las justificaciones y los reproches que van surgiendo tras la desaparición de Elly, cobra la autoridad manifiesta de un elemento narrativo cardinal. El director demuestra unas soberbias dotes escénicas al saber transformar la significación del espacio según avanza el desarrollo del infortunio central: la casa, en principio ámbito ideal para el objetivo festivo, pasa a ser espacio en el que cada uno de los moradores va a ir inflingiendo el desánimo atormentado de su desesperación: reproches, acusaciones, sospechas, puntuales estallidos de descontrol y furia, así lo colman; el mar, vasto acompañante de la celebración, queda sometido a la terrorífica desazón de lo amenazante fatal.

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Las secuencias posteriores a la desaparición de la joven acumulan una extrañeza angustiante poderosísima, una amarga estupefacción, que el realizador explota, admirablemente, mediante el controlado arbitraje de una cadencia creciente y encolerizada. La consternación define una sutil atmósfera irreal, enfermizamente claustrofóbica. Por A PROPÓSITO DE ELLY se cuela la vida y la magnitud de su propia inclemencia: el destino como instante siempre incierto. Sobresaliente. Y lo dicho, esperen a la siguiente, porque aún es mejor.

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