Suzume 1

Título: SUZUME

Año: 2022

Duración: 122 min.

País: Japón

Dirección: Makoto Shinkai

Guion: Makoto Shinkai

Música: Kazuma Jinnouchi, Radwimps

Sección: Oficial

Nota: 8.5

COMENTARIO CRÍTICO:

No debe ser fácil asimilar un éxito tan arrollador e inesperado como el que Makoto Shinkai obtuvo con ese, para muchos, clásico del cine de animación contemporáneo, titulado YOUR NAME. En esa soberbia obra, destacaba, en el apartado formal, la perfecta simbiosis entre la animación artesanal y la convocatoria de las posibilidades que prestan las últimas tecnologías a ese medio; y, a nivel narrativo, el sensible manejo por parte del autor de la inercia conflicto humano versus conflicto de ciencia ficción sobre la que basculaba el hilo argumental por él maquinado. Vista SUZUME, cabe decir que sus numerosos seguidores pueden suspirar tranquilos. Toda ella está orquestada con el mismo celo instigador que el calibrado para YOUR NAME. Vuelve a ser una deslumbrante demostración de un innegable talento escenográfico, sobre el que injustamente se está queriendo hacer recaer el peso no demandado de la herencia y el hueco dejados por el genio Hayao Miyazaki. SUZUME, como ya lo era YOUR NAME, vale como rotunda constatación de que, aunque compatibles, los intereses de Shinkai son muy distintos de los del autor de EL VIAJE DE CHIHIRO: el universo lírico-fantástico de este, aferrado de modo único a los ecos de una tradición cultural nipona, por él convertida en delicadeza pictórica en movimiento, dista del afán narrativo más aventurero, urbano y actualizador del autor de THE GARDEN OF WORDS. SUZUME es adecuadísima muestra de estos personales postulados. Las peripecias de una adolescente estudiante, Suzume, que se cruza de camino al colegio con un joven enigmático, al que, sin él pedírselo, acompañará en la misión de cerrar una puerta sita en una zona de la ciudad, abandonada, derruida, son el elemento estimulador de toda la trama principal. Dicha puerta puede ser el hueco de salida de unas fuerzas oscuras que quieren resquebrajar la superficie del planeta mediante súbitos movimientos sísmicos. El film, como ha quedado dicho, intercala con desinhibida fluidez los dos sustratos que emplaza. Por un lado, el apartado de ciencia ficción, sorpresivo, muy concreto, que no convoca ningún inmersión en el cine de mostruos, sino que saber ser facultado de una severa significación medioambiental: el horror del pueblo japonés al varapalo violento de la naturaleza recorre simbólicamente el relato. Por otro, la portentosa sensibilidad con la que es expuesta y abordada la particular peripecia dramática que sobrelleva Suzume: su orfandad, su irrupción al primer amor, sus pesadillas, su relación con la impagable criatura gatuna; todo ello va conformando un relato  que nunca deriva en delirio, ni se hunde en edulcoramiento degradador y que sabe extraer un halo prodigiosamente poético de ciertos objetos destacados: esa silla de tres patas, como trasunto de la lucha por el amado y el recuerdo de la madre, no puede sino ser calificada de exquisitez. Shinkai le ha cogido el punto ideal a su controlada pericia. SUZUME se mueve muy cerca de la perfección.

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