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Tras varios años intentando asistir al festival veraniego más importante del país, este año era el definitivo. En cuanto salieron a la venta los primeros abonos, pusimos en marcha la organización para el que iba a ser el mejor verano de nuestros 20 años. ¡Y la verdad es que no nos podemos quejar! ¡Hemos tenido de todico! Rachas de viento a 80km/h, Incendios a 100m del Escenario Verde, un guiri con Gripe A rondando por el recinto como Pedro por su casa… pero sobre todo música, desfase, un ambiente genial y muy buen rollo. Festival Internacional de Benicasim  2009. Os cuento…

 

Foto: Archivo FIB/ David Herranz

JUEVES 16: DÍA 1.

Ya era una novedad: El jueves sería un día más de festival, ni “Fibstart” ni leches, a darlo todo desde el principio. Para una panda de veinteañeros con ganas de juerga, no era motivo de queja precisamente. Hoy, teniendo en cuenta las coincidencias horarias matadoras (The Walkmen VS Oasis VS Gang of Four)  se encontraban entre nuestros planes: The Bishops, La Bien Querida, Los Coronas, Fangoria, Oasis, Glasvegas, We Are Standard y Kevin Saunderson. El FIB de los récords da comienzo.

A cualquiera le extrañaría la presencia de The Bishops en el Verde, o The Walkmen en el FibClub (WTF!?), pero tras cobrarnos 7 euracos por una libretilla con los horarios, y poner las cañas a 2’5 eurelios, parece que todo vale en esta decimoquinta edición del festival.

Empezamos la jornada con The Bishops (Escenario Verde, 19:30h), grupo británico que por su sonido y estética podrían entrar dentro de la ola retro-rock de hace ya unos añitos. El resultado fue bastante bueno: sonaron juveniles y desenfadados en la mayoría de sus temas, pero sin acabar de calar al público del Verde, que a las 20h (y con mucha luz solar aún) pedían algo más. El escenario parecía algo vacío incluso en sus temas más conocidos (“The only place that I can look is down” o “Breakaway”), pero la euforia del primer día y las ganas de fiesta de la banda dieron un empujoncito muy afortunado y fresco al Fibstart 2009.

 

Ninguno conocíamos a The View, y lo poco que nos habían contado no era precisamente bueno. Todo lo contrario sucedía con No Reply: habían actuado de gratis por festivales universitarios de la capital y la opinión era unánime: “Ver para creer”. Sólo con acercarnos al Fiberfib (Al aire libre, con una iluminación de escándalo y una programación incluso mejor) ya se respiraba fiesta. Una banda madrileña de casi 20 músicos jovencísimos vestidos de media etiqueta tocando desde ska y reggae hasta swing y jazz, que no dejaron quieto ni al más carca del lugar. Como ellos mismos decían (tuvimos el placer de conocerlos al día siguiente; muy majos), fueron algo totalmente diferente a lo que se oiría en todo el festival. Juerguistas, gamberros, sorprendentemente bien coordinados y con el ritmo en las venas, fueron posiblemente la gran sorpresa del jueves. Una pena que, como el cantante dijo en el concierto, su disco “Drunkology ya no lo compra ni mi abuela”. Sobresaliente para estos chicos.

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Foto: Archivo FIB/ Óscar L. Tejeda

 

Era el turno de La Bien Querida (Escenario Fiberfib, 21:20h), que nos tragamos de pé a pá saliéndome así con la mía (aprovechando el semi-etílico estado de mis acompañantes, que no tragan a Ana y cía.). Fat: he hecho los deberes. Vestida como era de esperar, floripondio en la cabeza, y guitarra clásica, Ana consiguió una atmósfera íntima con ramalazos pop, flamencos e incluso techno. Nos regaló el momento más light  de la tarde desde una comodísima primera fila (cual groupy quinceañera). Público agradecido, conocedores de las sencillas letras de las canciones del Romancero como “De momento Abril” o “9.6” (versión de la maqueta, un detalle). Aunque el directo fuese bastante mejorable, sonó auténtica, cercana y muy “nuestra”.

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Foto: Archivo Fib/ Francois Ollivier

 

En este momento nos esperaba una auténtica maratón: Ver terminar a Los Coronas (escasos 15 minutos… ¡tendríamos que haber llegado antes!) y presenciar la entrada triunfal de Alaska en el Fiberfib (22:45h) a la cabeza de Fangoria, que abrieron con un tema que desconocíamos. Vestida “de cuero para matar” y con una puesta en escena extraordinaria, vimos convertido el segundo escenario del festival en una especie de mazmorra con un rollo sado sin desperdicio. Una pena que el deber nos llamase. Oasis eran los siguientes. Sigue la avalancha de guiri-gambas hasta el Verde y a ver qué pasa.

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Foto: Archivo FIB/ Francois Ollivier

 

 

Una masa humana se extendía delante del escenario principal del festival de Benicasim a eso de las 11 de la noche. Silbidos, gritos, aplausos, lanzamiento olímpico de vasos de “cerveza”… todo tipo de comportamiento hooligan para recibir a los siempre polémicos hermanos Gallagher. Durante un concierto protagonizado por los fallos técnicos y la chulería de Liam, Oasis no decepcionaron del todo en directo, incluso a nosotros, que nunca nos hemos considerado fans.

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Entre que los fans británicos cantaban hasta hacer inaudible el sonido del Verde, y que los ya mencionados fallos técnicos partieron literalmente por la mitad himnos como “Wonderwall” (básica para nosotros, semi-fans), era de esperar que Liam tomase una actitud desagradable y violenta en ocasiones. Sabíamos a lo que íbamos, y no fue demasiado grande la desilusión por tanto. Oasis gustan a los británicos lo hagan como lo hagan, y ellos son mayoría.

Conclusión: Concierto digno de ver desde la zona de descanso, birrita de doscincuenta en mano.

Con la batería del móvil a cero, y ni rastro del resto del grupo, ni Glasvegas ni Gang Of Four muy a nuestro pesar. Re-enganche con los provocativos y super-bailables We Are Standard en el Verde (02:45h), y cerrando la noche con Kevin Saunderson y su Inner City Live: techno de Detroit para la madrugada del jueves. Acompañado en las últimas horas por un par de extraordinarias vocalistas, pusieron el broche de oro al primer día del FIB con temazos mayúsculos como “Good Life” y “Big Fun”. Pelos como escarpias en el Fiberfib al ritmo de los beats enérgicos del Saunderson y las ondulantes voces negras de sus acompañantes. Hemos empezado muy bien. ¿Qué pasará mañana?

 

VIERNES 17: DÍA 2.

Tras escasas horas de sueño, el segundo día de festival daba comienzo. Había muchos grupos que ver, y no había tiempo que perder. Playa-comida-baño-mercadona-camping... todo parecía en orden.

No fue hasta aproximadamente las 20h, mientras Paul Weller daba su actuación en el Verde ante miles de fibers (con amigos menos capullos y vagos que los míos…) cuando el rumor se extendió: “Hay un incendio… en un puesto de comida… no, en la zona vip… en el escenario…” La imagen desde la zona 6G del Campfib era poco concisa, lo bastante como para alarmar: humo negro y llamas que daban repeluco del bueno. Los colegas guiris le echaban fotos y reían como si fuese parte del espectáculo mientras cantaban “This place is on fire” haciendo referencia a sus ídolos Kings of Leon. Nos desplazamos a la carpa del camping buscando información (mientras se recargaban los móviles), y el mensaje era tranquilizador: El fuego ya estaba controlado, y los conciertos seguían su curso.

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 Foto: Archivo FIB/Óscar L.Tejeda 

Pero de todos modos, ver como los contenedores salían volando, y las telas de la carpa eran arrancadas de cuajo por el viento, no molaba tanto. Minutos más tarde, la carpa del camping era desalojada, debido al viento que hacía mover las vigas de acero como palillos de dientes.

Rumbo al recinto, la noche pintaba muy mal. Kings of Leon estaban a punto de empezar, y los toldos del escenario verde ya no existían, los focos se sacudían como ropa tendida, y los mensajes de la organización desde el Verde se los llevaba el viento literalmente. Supimos gracias a una amiga con información de primera mano que Tom Tom Club, grupo consolidado encargado de cerrar el Verde el viernes, tocaría en lugar de Kings of Leon hasta que el tiempo mejorase. Un cambio tan repentino y un par de apagones en el recinto, quitaban las ganas de juerga hasta al guiri más hooligan del lugar. Sólo quedaba sitio para el cachondeo y el buen humor de los fibers, alegrando de algún modo la imagen desoladora del cierre del viernes.

 

Dos horas más tarde, en nuestras respectivas tiendas sacudidas salvajemente por el viento a 70 km/h, era imposible dormir. Uno evitaba abrir la cremallera de la Quechua, con miedo a encontrarse con el caminito de baldosas amarillas del país de Oz. Temiendo a que los soportes de los toldos se desplomasen sobre nosotros, la organización emprendió una evacuación “voluntaria” del camping, y fuimos trasladados al polideportivo de Benicasim (al lado del Consum), donde unos 1500 fibers parecíamos recién sacados de un cayuco naúfrago.

 

La gente permanecía callada. Un silencio que era el resultado de un poco de miedo, decepción, tristeza, y sobre todo incertidumbre. ¿Era este el final del FIB ’09? “¿No voy a ver a KOL?” “Con lo que molaría ver a The Horrors con este tiempo…” “¿Y la sesionaca de Boys Noize cuándo?” “Seguro que Jota todavía ni se ha enterado de que no toca…” “Ya te dije yo, que ni Maxïmo Park ni Maxïmo Pork” … ¡que llegue mañana ya, por favor!

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Foto: Guillermo Sánchez Villarta  http://www.flickr.com/photos/droptheneedle2/

Texto: FranzcoholiC

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