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 Calor y Rock en Villena

Agosto, 2014. Un año más de calor, secarral, polvo, cerveza recalentada, crestas de colores, cabezas rapadas y muy buen rollo. Un año más en Villena. Un año más, Aúpa Lumbreiras. Y yo, enfermo de anginas… Sin embargo, decidí saltarme el prospecto y las recetas médicas para volver por segundo año consecutivo a uno de los festivales más míticos de la península y al que personalmente estoy cogiendo bastante cariño, tanto por los grupos como por los momentos vividos.

El festival comenzó entre los restos y el ambiente caldeado de la noche del 13, que había acogido a Extremoduro en el mismo recinto, haciendo que muchos de los asistentes al festival, adelantasen su asentamiento en el ya mítico camping en frente del polideportivo de Villena. La gran novedad de este año era la instalación de toldos para combatir el sofocante calor que caracteriza al festival, aunque para sorpresa de muchos, apenas unas 30 tiendas cabían debajo de ellos, quedando una escena bastante ridícula dada la inmensidad de la zona de acampada. Un año más, asignatura pendiente para los de Sufriendo y Gozando.

Dada mi enfermedad, no pude llegar a ver a Aspencat y Gérmenes los dos primeros grupos que abrieron la veda en los dos escenarios principales, así que mi Lumbreiras comenzó con La Gossa Sorda, que por primera vez en su historia actuaban en territorio castellano-hablante del País Valencià. Durante el concierto, se pudieron escuchar tanto temas de su último trabajo, “La Polseguera”, como los ya conocidos “Quina Calitja” o “Camals Mullats”, coreados por un público que ya empezaba a llenar el recinto. La siguiente parada, fueron The Real Mckenzies. Sin duda, uno de los conciertos más divertidos del festival y una de mis grandes sorpresas. Nunca unos canadienses habían parecido tan escoceses. Un Punk-Rock “folkeado” con gaitas, kilts y melodías que incitan a abrazar a la persona más cercana y beber cerveza hasta el amanecer, como canta su aclamado “Drink some more”.

Eran las ocho de la tarde, y tras tanto movimiento e incitación a la bebida, no me quedó más remedio que salir a echar un trago y a llenar un poco el estómago de alimento sólido, pero no sin cruzarme con toda la gente que corría a ver a El Último Ke Zierre, para acto seguido dar calor a Poncho K, dejando claro que cuando el sol se pone en Villena, todas las criaturas de la noche salen en busca de su dosis de adrenalina, sudor y música. En cambio, yo seguía con mis antibióticos, paracetamoles y tragos de agua cada 10 minutos.  Pero ello no hizo retrasarme con la cita que teníamos con el señor Albert Plà, que acompañado de una banda brillante, destacando a un magistral Diego Cortés a la guitarra (con sólo de 10 minutos incluido), nos dejó satisfechos y con un sabor ácido en el paladar, como cuando te cuentan un chiste sobre paralíticos o como cuando te muestran una caricatura de ti mismo, de una realidad que nos rodea a todos. Gran regreso de Plà a los escenarios, demostrando que no ha dejado de ir por “El lado más bestia de la vida”.

Y después del primer plato fuerte de la noche, Rosendo Mercado dio comienzo a lo que iban a ser dos horas y media del más puro rock urbano nacional de la mano de él mismo, Reincidentes y los Porretas. El maestro de Carabanchel desplegó una buena ristra de temas de su último trabajo “Vergüenza Torera”, pero como bien dijo a viva voz: “También hay hueco para los recuerdos”, tocando así clásicos como “Agradecido” o “Maneras de vivir”. Temas que no necesitan presentación y que denotan que los viejos rockeros siguen dando guerra hoy en día y que pueden llenar festivales.

Rosendoau

Con Reincidentes no se enfrió la cosa, ya que con himnos como “Vicio” o “La Republicana” es imposible que esto ocurra, para deleite de los más “puretas”. Y para acabar con ésta “Trinidad” de Rock n Roll, los de Hortaleza montaron un despiporre de los buenos, pero tambien homenajeando como siempre al Rober, con temas como “Aún arde Madrid”, dedicado al difunto cantante de la banda. He de decir que poco me importaron mis anginas cuando las guitarras de “Marihuana” comenzaron a sonar. Si no te dan ganas de liarte un “cigarrito” con esa canción, no corre sangre por tus venas.

Y tras el guitarreo, un poco de bailoteo. Los italianos Talco, no necesitan presentación en nuestro país, y menos en festivales como éste. Actualmente se encuentran en una gira de celebración por sus 10 años como banda, y aunque mis sensaciones hacia este grupo oscilan entre el amor y el odio, he de reconocer que tienen un directo y una puesta en escena muy bruta y enérgica, cosa que se agradece en grupos a ciertas horas de la noche. De todas formas, no deja de ser, para mí, una versión italiana de Boikot, y eso en algunos momentos hace que “huela”. Pero bueno, para gustos colores.

Talco

Por último, para acabar una gran primera jornada, actuaron Sínkope y Envidia Kotxina. La gente que quedaba en el recinto a las cuatro de la mañana disfrutó de los dos conciertos, en cambio yo, con la gula apoderándose de mi subconsciente, opté por disfrutar de un buen plato de carne de Kebab con patatas fritas y salsas variadas, que cerró una madrugada marcada por la ausencia de raves, a causa de tensiones con la autoridad.

Que viva el fast food de Villena y sus currantes de barrio. 

Para más fotos del Aúpa Lumbreiras 2014: https://www.flickr.com/photos/xus_arcas/

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