Marked Men Set 2014

The Marked Men: Texas Über Alles

Pasada la resaca, tanto real como metafórica del show de The Marked Men del pasado viernes 5 de septiembre, voy a intentar esbozar una insuficientísima imagen, si es que el término existe, que sé que no. Insuficiente, injusta y corta, porque por muy bien que yo supiera escribir, jamás alcanzaría a transmitir lo que los que tuvimos la gran suerte de estar en la sala Moby Dick de Madrid, pudimos vivir. El ambiente era inmejorable, muchísimas caras conocidas entre el público, los que llenamos la sala llevábamos mucho tiempo esperándoles y por fin estaban aquí, era uno de esos shows en los que el público es más mítico que el grupo que actúa. Bueno, casi.

The Marked Men son una banda en cierto modo de “culto moderno”, en mi opinión, los mejores en lo que hacen. Y que hacen? Fabricar melodías de otra galaxia con un sonido gordo gordo y limpio limpio a la vez, pero con la fuerza que le falta a otras bandas de su estilo, piénsese en bandas de Dirtnap o No Idea por ejemplo, dónde la banda de Denton, Texas, ha publicado algunos de sus discos.

Sorprende que la banda consiga sacar su personalísimo sonido con un par de guitarras Danelectro y combos Fender, pero así es, consiguen peinarte el flequillo “patrás” a la vez que suenan cristalinos. Si le sumas el bajo-apisonadora de Joe Ayoub, la batería yunque de Mike Throneberry y las maravillosas voces de Mark Ryan, y Jeff Burke, tienes una banda MARAVILLOSA, con canciones de punk rock y power pop que ponen la piel de gallina, por bonitas, a la vez que son capaces de causar un pogo loco loco en la pista.

Basaron el repertorio sobretodo en Fix My Brain y On The Outside, sin olvidar por supuesto temas de Ghosts, su último LP hasta la fecha. Sonaron temas como A Little Lesson, Gone Away, Ditch, Wait Here Wait for You, Red Light Rumors, Right Here With You o la gigante Fix My Brain.

Tras acabar el show, aún nos regalaron un par de vises más, y de repente se acabó. Y todos nos fuimos a la calle con una enorme sonrisa, con esa sensación de que somos parte de una organización secreta, al margen de la sociedad que disfruta cosas que la gente “normal” no conoce ni entiende. Ni maldita la falta que hace. O sea, nos fuimos felices.

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