Si te pidiese que cerrases los ojos e imaginaras que estás en verano y de conciertos en un festival casi con toda seguridad no te imaginarías en un marco como el del Faraday.
Foto: Mónica Parra Ráfols
Y no te lo imaginarías no porque no sea una buena opción, sino porque el festival de Vilanova es tan minoritario que entre tanta pose y sospechosos habituales de entre la masa festivalera , costaría encontrar a solo un puñado de ellos que conozca la existencia de uno de los mejores manjares del panorama nacional.
Y si, porque el Faraday se ha convertido un referente de buen gusto y de cómo hacer sentir a sus apenas mil asistentes que no son sólo un número, todo queda en familia. Una familia de gusto exquisito, porque si el cartel os parece apetecible a primera vista, disfrutarlo en los jardines que dan a la Playa del Faro se convierte en una experiencia sublime.
El escenario secundario Tic Tac abrió la veda el viernes con Fred i son, uno de esos grupos noveles que tanto gustan a los de la casa de la playa. Los barceloneses dieron comienzo bajo un sol de justicia con su pop luminoso cuando mientras la gente iba acomodándose en busca de una sombra. Mala hora para unos chicos que merecen más atención tras su explosión estatal y sus pequeñas grandes canciones de amor.
En el Faraday no hay problemas con los horarios, en cuanto acaba una actuación todos saben que solo hay que andar unos metros, y sentarse en la hierba con una cerveza en la mano a la espera del próximo concierto. A sólo unos metros y con la tranquilidad de quien está de vacaciones se presentaron Pájaro Sunrise quiénes se han convertido por méritos propios en otra de las perlas rescatadas por el Faraday. Un secreto a voces de estos chicos que con sus conciertos acústicos y sin necesidad de artificios fabrican un Folk de altura. Xilofón, acordeón y naturalidad, mucha naturalidad para transmitir ese “algo” que encierran las canciones de éstos pájaros, inexplicable que no estén aún en boca de todos, su “Done / Undone” no tiene desperdicio.
Foto: Mónica Parra Ráfols
De vuelta al Estrella Damm Abraham Boba mostró con su enorme banda por qué la comparación con los músicos perpetuamente atormentados de nuestro país, como Julio de la Rosa y el enorme Nacho Vegas no es exagerada. Presentando “La Educación” última joyita de Limbostarr pudimos disfrutar del último bocado del atardecer de viernes.
Y si los hasta ahora nombrados son nombres semi desconocidos para el público nacional, llegó Bigott a la noche del faro para dar la nota discordante. Discordante por su enorme tirón tras su último disco, pero sobretodo por su batería de excentricidades que tanto le gusta ofrecer al genio aragonés. No nos cansamos de sus ladridos y bailes estudiados, pero sobretodo no nos cansamos de ver como evolucionan los temas en directo del personaje por excelencia del panorama independiente español. Este año está hasta en la sopa, pero desde luego que no aburre, su actuación es sinónimo de sonrisa de oreja a oreja. No hay noticias de lo que se toma antes pero el tío se lo pasa en grade y tu te los pasas mejor con su repaso a lo mejor de los cuatro discos.
Foto: Mónica Parra Ráfols
Clem Snide y ese extraño experimento que vuelve a poner en la órbita de la actualidad al “Zuma” de Neil youg se dieron cita también en el escenario principal. Barzelay y los suyos que sin estar a la altura del disco saben solucionar su capricho youngiano correctamente. Lástima que el grupo no supiera conectar con el público en ningún momento, no llegaron y costaba incluso entender todo aquello con tanta gente hablando alrededor.Más de Veinte años han pasado ya desde que The Wedding Present estrenasen su Bizarro y lo celebraron con un directazo mirando al mar. Ese rasgueo eléctrico tan característico que sigue imperturbable en el tiempo y nos transportó durante casi hora y media a aquellos maravillosos finales de los noventa. Se echaron en falta algunos de sus hits más conocidos del resto de discos sobretodo del “George Best”, pero Gedge sigue con la muñeca suelta y esa potencia vocal que hace que lamentes no haberles visto hasta entonces. Jodidamente en forma.
Foto: Mónica Parra Ráfols
Sin despegarnos del escenario principal una de las revelaciones de la temporada, Mujeres, hicieron bailar por fin sin cadenas al respetable. Primera media hora de excelente para ir deshinchándose al final del bolo. Canciones demasiado lineales y previsibles que hacen que tras el desenfreno inicial acaben pidiendo la hora.
Is tropical fue sin duda la sorpresa del día y una de esas propuestas que hacen del Faraday un gran festival donde descubrir esos grupos por los que se pelearán en los próximos años festivales de mayor emvergadura. Su sonido cercano a los Midnight Juggernauts con mucha base electrónica cuajó a la perfección a esas horas de la noche para cerrar un viernes casi perfecto.
