Título original The Twilight Saga: Breaking Dawn - Part 1
Año 2011
Duración 117 min.
País USA
Director Bill Condon
Guión Melissa Rosenberg (Novela: Stephenie Meyer)
Música Carter Burwell
Fotografía Guillermo Navarro
Reparto Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner, Anna Kendrick, Peter Facinelli, Dakota Fanning, Ashley Greene, Jackson Rathbone, Nikki Reed, Kellan Lutz, Peter Facinelli, Elizabeth Reaser, Christian Serratos, Billy Burke, Boo Boo Stewart, Sarah Clarke, Michael Welch, Julia Jones, Kiowa Gordon, Alex Meraz, Gil Birmingham
Productora Summit Entertainment / Temple Hill / Sunswept Entertainment
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Sorpresa de la jornada, parecía que era imposible, pero, contra todo pronóstico, se han perjudicado aún más de lo que estaban. AMANECER es, engendrativamente, peor de lo que se esperaba. La debacle alcanza en ella dimensión de prima de riesgo mediterránea.
Por lo tanto, no me vale el plan preconcebido para con el inflexible mandato superior de cumplir con su análisis: pensaba colársela al jefe poniendo el mismo texto que para ECLIPSE, pero cambiando un título por el otro cada vez que éste apareciera. Un “corta y pega” sencillito, pero que, dada la magnitud del empeoramiento, hubiera convertido en vampiro verdadero a mi conciencia. Y no están los tiempos para que a uno le chupen los principios.
Ahora bien, se me hace muy difícil engendrar el presente escrito, porque en el anterior ya me despaché a gusto con este grupito de castos profilácticos, que se han convertido en el fenómeno taquillero omnimundial y adolescente del último lustro. Por lo tanto, despacharme aún más exige esfuerzo y tragaderas profesionales de fontanero de urgencia, que acudiere a llamado de Club de Fútbol con repentinos servicios embozados, después del descanso del partido, en día de “derby” llenazo. Me las tengo que ver con mi bilis y los Crepusculitos me la ponen taconeando en posición Joaquín Cortés Farruquito Canales.
El vampiro enharinado con escrupulosa erección decente, el lobo anabólico forense, matándose a hipohuracaciones la represión, y la mustia flor del jardín, deseosa constante de “tolón” en el “tilín”, ya lo sabíamos, han ido dirimiendo un curioso capítulo dentro del “AntiKamasutra”: el “menage a trois” interruptus, esto es, una educada orgía virginada,en la que se mira pero no se toca, porque vale todo menos meter la colita en la colada. Así estábamos en la última, pero en ella se abría la matrimonial posibilidad de que la cosa acabara en sándwich integral de vampiro Philadelphia con humana brócoli de Bruselas.
Y bueno, pues uno, desde su pecaminosa esperanza, pensaba que, una vez la consumación se consumase, la cansina flacidez narrativa habría ya de, por fin, ereccionarse un poquito el interés. Claro, el precedente no era como para pensar en un posible Nacho Vidal, tras salir ganador de un Gran Hermano de seis meses con él solo de participante… Pero de ahí a esto hay una arrugante distancia.
En primer lugar, ya escuece que se torne aquí a imponer la misma operación sacaperras que en la última entrega Potter, esto es, a dividir en dos productos fílmicos el material argumental alojado en un solo libro. Esto obliga a un ralentizamiento brutal, maleducado, tramposo y extenuante de las acciones contadas. Estas, además de pocas, están embuchadas con esteroides para gorilas.
En AMANECER se han tomado la nupcialidad como elemento estructurador del asunto, porque todo se reduce a boda, banquete, luna de miel rimando con Albacete, a preñe y a parto. Ya no hay más. Sólo la espera a ver si la criatura es vampiro, humano, mono, todo junto, pavía, melocotón, Jose Manuel Parada o su pianista, silicona o Anita Obregón.
Fotonovelera, carca, reaccionaria, simple derrapando a nula, romaticoña, lela, paralela y tocomocho, AMANECER es pura negación cinematográfica rizando el rizo de su prepotente impotencia. Lo más malo que ha parido madre y lo más inútil que genitalizó padre. Por favor, que para la abuela!
